miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL PROBLEMA DEL CINE ESPAÑOL

El cine español tiene muy mala imagen, y hoy día mentarlo es mentar un fracaso, una mesa con tres sillas. Es una de esas cosas de las que nos avergonzamos en España, a veces de las que nos burlamos, pero el motivo de estas reacciones no es tan simple.

En tercero de Periodismo aprendí algo interesante de José Carlos Rueda Laffond, en su clase de Historia de la Comunicación Social. Se trata de los ''modos de representación primitivos'', aquellas técnicas cinematográficas que se desarrollaron junto con los primeros gateos del celuloide. El problema del cine español es, a mi modo de ver, un problema de adaptación, no de calidad en sí. Para explicarlo mejor: nuestro cine tiene muy buena calidad, pero no es real, ni su lenguaje nos pertenece. Hemos adoptado desde hace décadas los modos de representación de Hollywood, y España no se parece en nada a Estados Unidos.

Los diálogos de las películas españolas son idílicos, muy bien hechos, aunque desafortunadamente son muy poco creíbles. Los actores se escuchan, se emocionan con cada palabra de una manera que yo, al menos, nunca he visto en la vida real en mi país. Por el contrario, el cine americano se adapta sobremanera a la vida real; y es una extrapolación perfecta de la sociedad. De hecho, hay una relación tan buena entre ambos mundos, que en muchas tragedias (Huracán Katrina, Nueva Orleans; 11-S, Nueva York), un turista no habría sabido dilucidar si el panorama que se le presentaba sería verdad o ficción.

sábado, 18 de diciembre de 2010

IZQUIERDA, DERECHA Y AVE

Cansado estoy de repetir que hoy es estúpido iniciar un debate político con la premisa de la izquierda y la derecha. Me decepcionan sociólogos a los que admiro como Amando de Miguel, que aun con su inteligencia se califican de uno u otro bando. Hoy lo único que existe es la buena o la mala gestión; y por cierto, el viajecito de esta mañana de Madrid a Valencia no es más que otro tañido de violines en presencia de un hundimiento: el de España.

Está muy bien ser el primer país de Europa en kilómetros de velocidad. El presidente del Gobierno tiene todo el derecho a fanfarronear por ello, como tiene el derecho -pero no la credibilidad- de echar balones a Europa y Estados Unidos cuando se le pregunta por el mayor paro de la Eurozona.

Pero lo que está de verdad bien es escuchar a los sindicalistas de la CNT reunidos hoy en torno a la estación Joaquín Sorolla de Valencia, reclamando ''más regionales y menos AVE''. Efectivamente, si bien la izquierda y la derecha no tienen nada que ver con la gestión, sí tienen algo con las preferencias. No me creo que 11 millones de votantes socialistas prefieran la construcción de caras y elitistas infraestructuras a la de vías de cercanías. Aquí, como digo, sí hay más derecho a hablar de políticas de derechas y de izquierdas. Pero José Blanco lo tiene claro: tiran más dos patos que dos carromatos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

LOS MALDITOS CABLES DE WIKILEAKS

Mientras sigo investigando el significado de ''cable'' para el caso de las filtraciones masivas de Wikileaks, o en todo caso el motivo por el que se les ha dado ese nombre a los cientos de miles de folios que han salido a la luz, quisiera aportar un poco de cordura entre tantos litros y litros de tinta de locura.

Veo ahora en la edición online de El País un artículo sobre la habitación que se ha dispuesto en la redacción del periódico exclusivamente para lo que ellos llaman ''el cablegate'', en referencia al Watergate de hace 30 años. Este hecho permite sacar varias conclusiones. Primero, que el diario de Prisa cumple ya su tercera semana arrogándose una exclusiva que no es tal, sino que ha saltado a todos los medios del mundo el mismo día y a la misma hora, el domingo 28 de noviembre, día del hundimiento del PSC en Cataluña y de la certificación de la caída en picado del PSOE en toda España. En segundo lugar, con un nombre tan rimbombante, la presunta noticiabilidad de las filtraciones de Wikileaks cobra cada vez más una importancia que no merece.

Desde la primera noche -el 28 de noviembre- en la que saltó la cadena de bombazos, supe que el tema no merecía ser titular ni por un día. ¿Acaso el periodismo no se ha basado en la filtración en el último cuarto de siglo? ¿Hay algo en lo desvelado que no conociéramos antes o no hubiéramos podido imaginar? Y sobre todo: ¿es rentable dedicar los análisis de opinión a la validez de estas filtraciones, y no a las consecuencias de lo desmantelado?

viernes, 3 de diciembre de 2010

LA PROPIEDAD

Juan Pablo, David y María están en Facebook, ese gran fenómeno social. Un día, Juan Pablo publica en su tablón: ''Me lo voy a pasar de puta madre en la playa''. David, que está muy jodido porque tiene que quedarse en la ciudad para trabajar todo el verano, contesta a esta entrada: ''Pues esperemos que no te roben el bañador y te quedes en pelotas, como pasó el año anterior''. María no sólo ríe la gracia a David, sino que hace click en ''me gusta''. Juan Pablo se enrojece, y en menos que canta un gallo elimina el comentario de David como medida preventiva ante una temida cadena de humillaciones. Tiene suerte, porque como es una entrada de Juan Pablo, le pertenece, y por ende, también le pertenecen las opiniones subsiguientes. Han entrado en su 'casa' y él tiene capacidad para borrar. Ni David ni María, sin embargo, pueden borrar las entradas que Juan Pablo libremente publica.

Hete aquí la importancia de la propiedad. La propiedad garantiza el derecho de honor. Pero también otras muchas cosas. En una entrevista que hice a Carlos Alberto Montaner en septiembre de 2009 con motivo del reportaje de Intereconomía sobre el 50 aniversario de la revolución cubana, el periodista exiliado me contó que las revueltas estudiantiles de los 60 y 70 en España se fraguaron gracias a que Franco había concedido a la universidad el rango de institución privada. Añadió que es algo que se diferencia de las ''dictaduras de corte marxista'', donde todo está totalitarizado, estatalizado.

La libertad, la propiedad, engrandecen al hombre. Le dan libertad. Lo demás es todo ruido de cadenas.

jueves, 2 de diciembre de 2010

PUBLICIDAD ESCURRIDIZA

Estoy harto de meterme en una página de Internet, especialmente de noticias, y que la habitual cortina de publicidad que financia nuestra curiosidad desaparezca y vuelva a aparecer cual intermitente. Acepto y comprendo que en un servicio gratuito tenga que haber invasión de reclamos; pero estos reclamos a veces parecen tan agresivos que incluso a veces no te dejan en paz hasta que no has accedido al sitio que anuncian.

Sí, sí. Hasta que no has accedido. La nueva estrategia publicitaria es que el lector, buscando desesperadamente la X, pinche justo en la superficie de la publicidad para llevarse el gato al agua. La intermitencia está ajustada a la impaciencia del lector. Los momentos están calculados. La cortina desaparece justo cuando el lector va a hacer click en la X, y entonces, siempre hay un banner preparado del mismo anunciante.