martes, 12 de abril de 2011

TÚ ME DAS, YO TE DOY

Hay pactos que no entiendo. Aplaudo acuerdos como, por ejemplo, los de Sarkozy, que logró entre otras hazañas miles de millones en China con la venta de varios Airbus. Hay otros, como el de Zapatero en Pekín hoy, que simplemente requieren mucha imaginación para pensar verdaderamente que España gana algo. Probablemente, lo que nuestro país y, por ende, nuestro presidente, ha ganado con las conversaciones de hoy es más tiempo. Aunque se va, Zapatero está empeñado en agotar la legislatura. Se considera no ya imprescindible para la ciudadanía, sino un violinista más de ese barco que se hunde poco a poco. Cree que necesita seguir deleitando al personal, antes de dejar la Moncloa como si se tratara de un empleado diligente que se limitase a cumplir un contrato de obra. Para todo ello, necesita más tiempo. Lo de hoy se resume en la compra de más deuda por parte de China a España, noticia teóricamente buena para nuestro país, con la contrapartida de un ''gran plan'' por parte de España para fomentar el turismo en China. Ambas proposiciones, por muy bonitas que parezcan, sólo pueden repercutir malamente en el bolsillo de los españoles, que son supuestamente el objetivo del 'contrato' de Zapatero. La deuda, porque algún día habrá que devolverla, a menos que queramos ser un protectorado de China. La promoción turística, porque simplemente no está la economía para invitar a una España empobrecida a descubrir mundo.

jueves, 7 de abril de 2011

PUERTO HURRACO EN BRASIL

De nuevo, una de esas masacres que ocurren dos o tres veces al año en alguna parte del mundo, generalmente en América, pero a veces, por imitación, en la vieja Europa o la exótica Asia. Ha sido en Brasil. Un niño que, por exigencias del guión, tras matar se ha suicidado, después de haber dejado una carta suicida con paradójicas referencias y loas a Dios. Este tipo de matanzas se asemeja a los tsunamis en tres cuestiones: arrasan, son impredecibles e inevitables. Me interesa este último calificativo, porque refuerza el dicho de que no somos nadie. Cualquiera puede entrar hoy en día en nuestra clase de portugués, a esa a la que no tenemos ganas de ir por la tarde, porque se está muy a gusto en casa, y mandarnos al otro barrio. La página web del Ministerio de Exteriores de España avisa, en el apartado ''Información de países'', de que ''ningún país está actualmente a salvo de atentados terroristas''. No sé si a esto se le podría calificar de atentado terrorista, pero yo, para mayor seguridad, o al menos humildad, añadiría ''ningún colegio''.

miércoles, 6 de abril de 2011

LAS GAFAS COSTARON CUATRO EUROS

Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Sobre todo si el objeto en cuestión te costó sólo cuatro euros. Trato de consolarme de cualquier manera posible para no llorar por unas gafas que compré en Cagliari el viernes por la noche y que me dejé olvidadas en un autobús de Fráncfort del Meno. Una de las autocompasiones es que lo pasamos bien a la hora de comprar los cinco pares de gafas en total (20 euros) a esos vendedores ambulantes de la Via Largo Carlo Felice que provenían del Sudeste Asiático. El regateo y las risotadas bien merecieron unos cuatro euros que hubiera pagado cualquier psicoterapeuta. Otro consuelo fue el hecho de que las llevé encima de la cabeza prácticamente hasta el domingo por la mañana -vamos, que las aproveché-, incluso por la noche, por lo que pude amortizarlas aunque las extraviara tan nuevas que estaban y con la etiqueta recién levantada. El problema vino cuando, ya en el autobús, el domingo por la tarde, las gafas me empezaron a incomodar al dormirme apoyado sobre el cristal. Y como nunca llevo gafas, ni siquiera para conducir, pues lo que no valoramos siempre lo dejamos tirado en el arcén. Pero aún así es una sensación muy desagradable, aún así, la de perder algo que te gusta, o que en algún momento de tu vida te gustó. Seguiré buscando consuelo en los próximos días.