jueves, 27 de diciembre de 2012

MIS PROFESORES FAVORITOS (III): ISMAEL

Porque los profesores no tienen siempre que ser de la universidad. Porque los hay también grandes que dan clases particulares en su casa. Por eso voy a hablar hoy de Ismael.

Era principios del año 2005. Van a ser ya ocho años y no me acuerdo muy bien de cómo llegué a él. Tampoco de su apellido (a lo mejor nunca me lo dijo). Pero alguien me recomendó, en todo caso, que acudiera a él. Sí me acuerdo muy bien del precio de sus clases: 22 euros la hora, lo cual, para el año del que hablamos, era bastante. Pero mereció la pena, vaya si mereció.

Era profesor de física, y aparentemente vivía solo, aunque lo único que conocía de su casa era el salón -muy acogedor- donde teníamos nuestras clases de refuerzo, así que nunca me adentré en su oscuro pasillo, que es lo mismo que adentrarme en su vida privada. Con el tiempo se fue convirtiendo en un amigo, o confidente al menos. A él le llegaba yo tan nervioso aquellos días de primavera con la selectividad, a la vuelta de la esquina, con las hormonas hirviendo o con los exámenes finales del colegio. Y tengo todavía grabada en el alma la única frase suya que rememoro: ''Rafa, no te preocupes. Los problemas que tendrás a partir de la universidad serán muchos más graves que los que tienes ahora''. Qué pragmático, pero cuánta razón.  

Física era la única asignatura para la que necesité apoyo ese año, porque fracasaba una y otra vez en el colegio. Pues bien, a Ismael le debo el haber sacado la mejor nota de la selectividad (8,5) si descontamos el inglés de broma (9,2) del que nos evaluaban.

Ahora, desde la otra parte del mundo, al finalizar el año 2012, me acuerdo de él, con una memoria súbita que me intriga y me lleva a preguntarme dónde habrá acabado Ismael, si sigue viviendo en el mismo piso de la calle Avión Cuatro Vientos de Sevilla, o si sigue afrontando grandes problemas, cada vez más grandes, varias décadas después de haber salido de su universidad.