Amando de Miguel cuenta en sus memorias que una vez sus padres, ya un poco viejos, fueron a visitar a su hija -hermana del escritor- a Australia, donde se estaba formando. Los primogénitos, como todos los de su generación en España, sólo conocían la lengua vernácula, y cuando hicieron escala en Kuala Lumpur, una vez en el aeropuerto, a la hora de buscar la puerta de embarque que les conduciría a Oceanía, se habían perdido. El padre comenzó a gritar desesperado: ''¿Alguien habla español?'' Y, según De Miguel, en pocos minutos había alrededor varias personas que hablaban español dispuestas a ayudarlos.
Nada menos que en Kuala Lumpur. Hoy me doy un rodeo en Facebook y observo que, con esa nueva herramienta en la que uno selecciona las lenguas que habla, casi todo el mundo tiene, además del omnipresente inglés, la lengua española en su bagaje. Pero es que en la ciudad en la que vivo, Bamberg, el español es claramente mucho más popular que el inglés. Casi todos hablan inglés, sí, pero yo diría que uno de cada dos estudiantes saben un español decente.
Esto me resulta sorprendente, pero mucho más atractiva se me presenta la interpretación de este hecho. ¿Está ganando importancia el español? ¿Tiene influencia la oleada de canciones latinas que entran en Europa? ¿El Mundial de España en Sudáfrica? Incluso... ¿El hecho de que los españoles sean nefastos en idiomas y por eso, a falta de que nosotros nos lancemos a aprender otros idiomas, sea el resto de la población mundial la que emerja en nuestro rescate?
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