Hoy, víspera de El Gordo, quería hablar de los excesos y el ahorro. Porque, en medio de tanta preocupación por que la cosa vaya a peor, solo basta mirar a los inmigrantes para saber hasta qué punto tienen mucho menos que temer que nosotros. A menudo, la única hipoteca que ellos conocen, y que nosotros ignoramos, es el haber huido de su país sin el permiso de la gobernanza; la única deuda que ellos tienen es con el banquero de la patera, con el colega de la frontera; la única amenaza de embargo se llama Viento y Marea, que no viene por muebles ni casas, viene por los hijos, que no saben nadar.
Porque pasados estos infortunios, no hay duda de que los únicos ahorradores en estos momentos son los inmigrantes, y muy en especial los sudamericanos. Me quedo perplejo de no haber visto en lo que llevamos de otoño ni un solo carrito de bebé español en el metro. Ni uno. Todos van con el padre y la madre a un lado, estorbando si hace falta en la mismísima hora punta. Quizá es eso, que los españoles, con su paupérrima tasa de natalidad a rastras, dejan al hijo en casa con los abuelos y cogen -todos sin excepción- el coche para llegar antes y mejor al trabajo. Triple error cada mañana. Me encanta la forma que tienen los latinos de entender la familia, como un todo unido, sea cual sea la situación. Y lo dice alguien a quien le fascina la soledad.
Pero íbamos a hablar de ahorro. Esas minicadenas, esas ropas, móviles, mp3, etc. Aunque es verdad que la crisis no es para todo el mundo, sino para los menos privilegiados, el consumo solo es apreciable en la sociedad inmigrante.La ilusión ahora la monopolizan los recién llegados a España. Ese 20% de inmigrantes que nos topamos en el metro se transforma en un 30% cuando llegas a IKEA. Y es que lo más parecido que han visto a un almacén de muebles es un campo de eucaliptos. Ya no toca eso de: ''Cariño, me pruebo este vestido, pero solo será un segundo. Además, yo te he esperado antes para lo tuyo'', entre veras y miradas amenazantes. Ahora toda la familia al completo mira con ilusión, escoge con ilusión, consensúa con ilusión, compra con vistas al futuro. Mientras tanto, los españoles, tan cortos de miras, seguimos hablando mucho, quejándonos mucho, impacientándonos, haciendo 'lo que nos sale de los cojones'.
6 comentarios:
La entrada...para pensar. La foto que la ilustra...¡preciosa,F., siglo XXI total!¿La has hecho tú en el metro?
ola X, pues no, es de Google, pero podría haberla hecho perfectamente! solo que no hubiera tenido lo que debiera tener...
bss
Me quedo con eso del español corto de miras, perfecta y rotunda descripción de la miopía reinante (y me temo que ancestral).
Bueno, Falete, no sé si crees en la Navidad, ni si prefieres a Papá Noel o a los Reyes Magos (por cierto, los Reyes Magos NO son los padres, ja, ja,ja), pero te deseo que pases unos días muy felices!
mercedes!
gracias por pasar, en efecto lo que reina es la miopía, y por cierto gobierna el tuerto (por aquello del refrán), por tanto la cosa es lógica.
la verdad es que no creo en la navidad, con mis 21 años estoy hecho un pureta y solo me gusta ver cómo disfrutan mis sobrinos (como yo hace 6, 7 años).
besotes y tranquila q los reyes magos son los vecinos, cosa del 'amigo invisible', jajaja
Oid los dos,Falete y Mercedes, si creéis con todas vuestras fuerzas que vienen esa noche...¡¡¡VIENEN!!!
¿Qué niño o niña del cole os han dicho que no existen?
ningun niño del cole me lo ha dicho, pero estoy harto de ver a tantisimo gordo de barba postiza por television, con un castellano tan castizo y rural que digo: si es español, papa noel no puede trabajar tanto en una noche!!!!
los reyes magos sí cuelan un poco más, porque somos muy 'daos' a repartirnos el trabajo entre 3...
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