LOS REYES MAGOS DE LA JUSTICIA

Podemos considerar a Baltasar Gaspar Melchor María de Jove Llanos y Ramírez el primer ministro de Justicia del moderno Estado español. Además de Justicia, por aquel entonces el ministerio también lo era de Gracia. Nuestro actual ministro de Justicia lleva la gracia intrínseca, y aparentemente nos basta con que el ministerio que maneja sea ''de Justicia''.

Digo 'aparentemente' porque parece ser que el fantasmagórico ministerio de Igualdad con que Zapatero quiere tranquilizar a muchos españoles -por medio de la sensopropaganda lila- viene a ser un apoyo al departamento que dirige Mariano Fernández Bermejo, que por lo visto ha fracasado en la primera legislatura zapateril para mantener la igualdad de todos los españoles ante la Ley, y ante Dios, aunque de esta última haya un vacío legal enorme, en este país tan progre. Desde luego, bien le vendrían a la Administración de Justicia los 80 millones de euros destinados anualmente a Igualdad; con ellos nos pondríamos a la altura de Francia o Suiza a la hora de resolver los litigios de los españoles, que no son pocos.



De este personaje vengo a decir muy poco. Eso sí, aunque me resultaría más fácil poner a Bernat Soria o Elena Salgado como modelos a seguir en el ejercicio ministerial, voy a centrarme en su cacería. La de muflones, digo. Acabamos de conocer que Andalucía ha expedientado a Bermejo por la caza mayor que ha practicado en territorio andaluz, en el que no tiene licencia. Antes de que se me adelante Pepiño Blanco, déjenme que ponga verde a Bermejo y aplauda -¡por una vez en la vida!- una decisión de la Junta, ''la nuestra''.

¿Hay tanta cara detrás de esa barba? ¿Detrás de esos dientes de tiburón... hay corazón? Que sí, Rubalcaba, que es legal cazar, lo sabemos, pero ¿hay corazón (rojo) detrás de esa espesa capa de piedra para acabar con una especie, el muflón -desconocido por mí al menos hasta el momento- en territorio andaluz, donde siempre han dominado las perdices y los conejos?

¿Alguien puede tragarse, en su sano juicio, que el ministro ''creía'' que se encontraban en Castilla-La Mancha en el momento del macrocrimen? ¡Por favor! O sea, que de repente cruzan el Despeñaperros, que como su propio nombre indica despeña de todo menos muflones, ¿y creen que siguen en Castilla-La Mancha?

De Baltasar no digo nada; hoy me acabo de enterar que no hay nada más poderoso que un juez. A ver si me van a secuestrar el blog. El político también es poderoso, pero hace lo que le sale de los cojones de espaldas a la gente. Sin embargo un dedo jurista basta para que se acabe mi carrera.