Lo peor de los ignorantes no es que desconozcan instrumentos básicos para el entendimiento y la concordia; es que, siendo ignorantes, se agarren a un clavo ardiendo hasta el final creyéndose en posesión eterna de la verdad. Lo mismo con los estúpidos, que no cuestionan nada -a excepción de la ropa, el móvil y el coche, que suelen tener una vida más corta de lo que las marcas garantizan- de lo que hay, de lo que ocurre, sino que aceptan la sociedad tal como es y sus cambios 'progresistas' son precisamente los que menos nos hacen falta, materiales, en vez de mudar lo peor del espíritu.
¿Y qué pasa con los políticos y los periodistas? Uno siente impotencia cuando ve a diputados y diputadas como Mª Carmen Sánchez Díaz, con sus actas de 4 años de caducidad que les autorizan a aplaudir al líder cuando éste requiere la ovación de los procuradores. Pero, ¿cuando el diputado no es raso, sino de cierta importancia?
Ayer, Álvaro, mi cámara, madrileño, me daba un paseo por sitios desconocidos de Madrid. Me desveló el último afluente de la Plaza Mayor que me quedaba por ver: la calle de Cuchilleros. Esta calle está repleta de muros de siglos de antigüedad que albergan cavernas y mesones añejos, entre ellos el restaurante más antiguo del mundo: Casa Botín. Nada que ver con banqueros, este local tuvo como empleado nada más y nada menos que a Goya, que se dedicaba a fregar los platos. Más allá, en la esquina que se abría a una plaza casi renacentista, de cara a la pared, veraniego, con camisa sin mangas y leyendo Público encima de El País, nos encontramos a Eduardo Madina, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, que con una frialdad japonesa no despegaba la vista de las páginas del periódico, como tampoco su acompañante, que en igual situación se sentaba frente a él.
En ese instante resolví una de las dudas más importantes que he tenido hasta ahora. Realmente, la casta parasitaria de los políticos -sin incidir demasiado en Madina, que lleva una pierna ortopédica desde que fue objetivo de ETA- no tiene en cuenta ni siquiera la opinión de los demás. Es decir, se acuestan en el colchón de sus apoyos mediáticos sin siquiera darse un paseillo por las exposiciones de las camas de la pluralidad. No sólo engañan al ciudadano con datos interesados; es que esos datos interesados son los únicos con derecho a existir.
2 comentarios:
¿no será,Falete, que de "casta" hay pocos y "parásitos" muchos?
Falete, carissimo, allá va mi correo; ¿podrás eliminar luego este comentario, porfa? Es que no me gustaría que todos mis fans me escribieran al mismo tiempo. Imposible atenderlos a todos, jua!
mariadelasme@hotmail.com
Muchas gracias! Y lo dicho, que no tengo prisa. Sí, es para una novela... :-) Ya te contaré, si tienes curiosidad... ok?
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