Ya ha salido la autobiografía de Tony Blair. Bueno, él dice que la ha escrito él mismo, pero desde que todos hemos visto la película 'El Escritor', nos caben muchas dudas. En todo caso, de haber necesitado un negro, ahí habría estado Blair, contándole todo a su escriba a un alto precio. Por otra parte, teniendo en cuenta que el ex premier británico ha dicho que sus honorarios editoriales han acabado en una ONG, entonces no sé de dónde habrá sacado el dinero en caso de que haya tenido que pagar a un negro que le hiciera el trabajo, máxime cuando aún tiene que pagar la hipoteca de una nueva casa en el centro de Londres.
La prensa española no ha tardado en buscar citas pertinentes en el libro de Blair. Una que nos afecta muchísimo es una confesión del ex presidente español José María Aznar al político escocés, a quien le dijo que en España sólo el 4% de los ciudadanos apoyaba la guerra de Irak. Me pregunto si esto es relevante, o si es relevante considerar siempre la opinión de un pueblo para determinar la gobernanza. ¿A quién le apetece que Zapatero tome las medidas anticrisis que está tomando desde hace unos meses? A nadie. Pero tiene que hacerlo, sobre todo después de los destrozos a los que nos ha llevado en sus dos legislaturas. Y ningún español lo querrá, pero ya digo, tiene que hacerlo.
Tomar en cuenta siempre la opinión del pueblo para medidas que escapan al programa electoral iniciático significaría tener que pensar en una reforma de la Constitución, para que todo se decidiera en referendum, como en Suiza. La mejor manera de evaluar las acciones, decretos y difíciles decisiones de un gobernante llega en las elecciones, con las urnas. El verdadero desafío para cada uno de nosotros es garantizar que nuestros amigos, vecinos y conocidos se acuerden de sus quejas, de sus descontentos, a la hora de la verdad.
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