La conocí tarde, ya en primero de bachillerato, y dos años después, cuando me fui a Canadá, desapareció de mi agenda de contactos asiduos; pero nunca dejó de ser mi amiga. Ahora que nos deja, siento como si me lo hubiera robado todo. Pero en su tiempo ya me lo dio todo, de modo que quién puede combatirle a la vida que todo lo que nace, o sea lo que nos dan, muere, o sea nos lo quitan.
Paula me dio la mejor feria de mi vida, la de 2004. Me dio también la Nochevieja más increíble de mi existencia, la de 2004/2005, la de la licencia especial de Ramón García, ya saben, ''feliz 2005, premio''. Me dio, cómo no, los mejores cambios de clase en el colegio, y me ofreció los más ricos besos que un hombre de mi edad pudiera recibir. Paula me dio los mejores regalos, y las lágrimas más sinceras. Me dio los tirones de brazo más elocuentes, sin necesidad de abrir la boca para dirigirme. Me dio ánimos, me dio ilusión y me ofreció cada día su amistad. Creo que es lo único que no he conseguido perder.
Para todo esto que me dio hizo falta dar el primer paso. Pero el primer paso a los 17 años siempre es un paso fácil, porque no hay preocupaciones, tabúes ni matices: en el amor, todo es blanco o negro, no hace falta pensar porque no hay nada que pensar. Y los amigos actúan como mediadores, algo que desaparece totalmente al entrar en la universidad. La autopista al éxito tiene cuatro carriles.
No sé si ha tomado la decisión correcta, eso el tiempo lo dirá, como siempre. Pero es su decisión, y se ha ganado mi apoyo.
1 comentario:
Y yo, aquí, con la baba caída ante un texto tan bonito.
Buen fin de semana y un beso!
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