MI VIAJE A DINAMARCA

Efectivamente, la semana pasada volví de mi viaje por tierras bálticas, incluyendo Suecia, de donde solo traje un par de jerseys preciosos de 2 euros cada uno y una concha de molusco recogida a orillas del Mar Báltico. No me hicieron falta más recuerdos de esta nueva experiencia. La concha la tengo colgada del retrovisor del coche, y el jersey -uno de ellos- lo tengo puesto ahora mismo.











El motivo del viaje, visitar a mi primo Eugenio. O al menos éste era el precedente. Tanto mi padre, mis dos hermanos y yo nos adentramos en la aventura de volar a Copenhage (Ciudad del Puerto). El viaje fue un poco cansino, pero mereció la pena aunque fuera por el mero hecho de visitar también a mi hermanito, estudiante en Madrid, ciudad en la que puede que me mude el año que viene para continuar con mis estudios de Periodismo. Y es que ha vuelto a entrarme el afán de la aventura e independencia, y ahora estoy más convencido que nunca: Voy a irme a Madrid.









Mi primo Eugenio es otro de los que prefieren estudiar fuera. Ayer me mandó por correo una grabación de SFC radio, en la que le invitaban a charlar con ellos, en el programa de Sevillistas por el mundo. Antes que nada decir que mi primo tuvo el enorme detalle de mandar un saludo a sus primos en el final de la transmisión, y me gustaría hacer especial eco en esto, pues nunca pensé, hasta el momento de oírlo al final de la entrevista, que un saludo a familiares cercanos e una radio de considerable audiencia reconfortara tanto.









Bueno, como decía, éste es mi primo, el estudiante de intercambio, que se pega la vida fuera de casa. En este programa radiofónico citó una bella y cierta frase, por boca de San Agustín: ''El mundo es como un libro, y quien no viaja por él se ha quedado en la primera página''.