LA ÚLTIMA ZANCADA

Por fin he acabado. Eso es lo que podría haber utilizado como preámbulo a un largo y completo verano, pero no es así, pues tras haber acabado todos los exámenes, miro mi carta de pago y observo que sólo tengo que presentarme a recuperar dos asignaturas anuales: Lengua, del primer semestre, y teoría, del segundo. Espero que Dios me ayude a aprobar algunas de las dos, muy probable estadísticamente, pero siendo realistas espero sacarlas las dos adelante pues ninguna de las dos las suspendí con muy mala nota en su día.

La gran alegría de la semana es sin duda tecnología de los medios audiovisuales, por dos razones: primero, porque es una de las 3 anuales que tenía que haber aprobado para pasar tranquilamente este verano, y lo he hecho, pudiendo así dormir tranquilo estos días, y segundo, que me quito así de encima la asignatura más científica de mi carrera, cuyo primer semestre fue especialmente desgarrador, refiriéndome cómo no a la desesperación de tener a un profesor tan inepto como Rafael Jover. Menos mal que al menos aprobé, con mucha coña, eso sí.

Ahora afronto mis dos últimos exámenes (ok, inglés la he dejado para septiembre... pero fue por imposibilidad física) este lunes y martes. Me imagino que la tarde del martes será grandiosa, porque me habré quitado un peso de encima que ya me estaba pudriendo la médula. Por fin podré preocuparme sobre qué llevar en la maleta a El Espino o a Alemania, y no de cómo pasar estos examenes tan infernales.

De todas formas, aunque esté un poco hasta el gorro de estas dos asignaturas, tengo que echarle ganas porque además es materia que ya he visto. Por eso mismo espero que me resulte más fácil de preparar. Este fin de semana tiene el precio de todos los que vienen ahora.