Fran, nuestro acompañante de grupo de edad en el Espino, nos pidió el último día de actividad hacer nuestra propia parábola, en relación a los temas que estábamos tratando.
Yo me eché una cabezadita en un banco, y a 5 minutos de presentarla me puse a elaborarla:
''En aquel tiempo, Rafa, hijo de Francisco, sembraba las tierras de Burgos. Tocaba recoger cosecha y volver a Sevilla. Entonces, una de las semillas, que ya había madurado y estaba lista para renacer en su destino, cayó en mitad del camino y maduró por su cuenta, dejando una amplia descendencia por aquél lugar. Pero aquella semilla disidente no dejó acciones diferentes a las otras, sino que se puso de nuevo en marcha, tirando de sus 100 primogénitos, anunciando la palabra de Dios de una forma distinta pero con la esencia de un mismo terreno para infinitas semillas.''
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