Hoy he descubierto el siglo XXI. Todo es muy moderno, pero por otra parte ya no quedan excelsos. La mayoría de la gente es vulgar, y todos, incluso los príncipes, viven en hogares llamados ''pisos'', si bien para algunos privilegiados, bastante grandes. Madrid tiene cientos de pisos de gran altura, y ya no es lo que era. El trato con la gente es algo más incómodo que en el siglo XVIII, porque ahora se lavan a diario y raro es ver a alguien sin su perfume sintético. En resumen, que el olor no es natural y mi presagio es que su personalidad tampoco es natural.
Pero ninguno de estos obstáculos superficiales me preocupa más que una desventaja sustancial: Cuando pregunto a alguien si me conoce a mí, José Manuel de Vicálvaro y Gómez, marqués de Ponomeo, todos alzan la cabeza al cielo, y no precisamente en espera del divino castigo, que es lo que merecería gente tan inculta, sino para hacer como si pensaran, cuando en realidad no tienen ni santa idea. Unos pocos han acertado, pero para sorpresa mía, para ellos Marqués de Ponomeo no es más que una parada más en esa red subterránea, vasta y compleja que erróneamente llaman ''metro''.
En fin, que con estas palabras sólo me queda recordar, tristemente, las sabias palabras de Francisco de Quevedo: ''Terror y angustia más allá de la muerte''
J.M.V.G
1 comentario:
Genial!
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