Hoy, los dos principales escuderos de Rodríguez Zapatero, 'Cruela' De la Vega y José Blanco, han asegurado sin ningún ápice de duda que el presidente del Gobierno volverá ser candidato a la Moncloa en 2012.
En realidad, ni uno ni otro tenían muchas otras salidas. No cabía la posibilidad de duda porque la duda ofende y ambos portavoces son jefes de ministerios muy jugosos. Tampoco podía inducirse que no, que Zapatero revelaría un sucesor para 2012, porque ni el jefe del Ejecutivo hizo tal promesa ni tampoco le interesaría ahora dar la imagen de que es un incompetente ante la crisis económica y ha decidido abdicar en favor de otra persona. Y por último, porque en el PSOE no hay otro en quien se pueda pensar como sustituto de Zapatero.
Y De la Vega lo ha dicho muy bien, sonriente: ''No tenemos un candidato mejor''. Los socialistas no tienen en sus filas actualmente un personaje que cumpla con los requisitos que Zapatero aprueba holgadamente. Rubalcaba, perro guardián del Gobierno, no es capaz de abandonar su caseta porque no hay ninguna otra criatura con dientes y olfato tan afilados. De la Vega es la otra cara de la moneda del Ejecutivo, cara que ofrece todos los días para comerse los marrones de Zapatero. Chacón es simplemente demasiado pija y catalanista para un votante madrileño o castellano. Bono está más quemado que la escopeta de Garzón. Y olvídense de Madina, Hernando y compañía, que a su generación todavía le queda muchos años de integración en el Grupo Socialista del Congreso.
Así las cosas, queda claro que no hay mejor candidato. No se nos concederá el placer a los españoles -votantes de cualquier partido- de anhelar un cambio de figurín después de seis años de zapaterismo.
El agobiante, desesperante, extenuante, autoritario, especulativo y bigotudo Gobierno de José María Aznar cumplió al menos, entre otras promesas, la del cese de su presidente, que abandonó elegantemente el puesto aunque algunos le llenaran el asiento de sangre -quizá como venganza- después del 11-M. De manera que, tras el jaleo del Prestige, el decretazo, la guerra de Irak y todos esos escándalos que los votantes del PSOE se saben al dedillo, quedaba al menos la luz de la salida del túnel, y la esperanza de un candidato mejor, ya fuera Rajoy o Zapatero.
Pues el presidente actual no sólo nos niega la esperanza de salir cuanto antes de la crisis; nos niega la esperanza de ver una alternativa mejor, por culpa de unos dirigentes socialistas que cierran filas en torno a su líder, amén de las listas cerradas del día de votar cada cuatro años, por lo que esta democracia se me hace cada vez más pesada, no sé ustedes. Me empalaga como un bocata de polvorones.
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