Se llevan tres meses sin informar demasiado del caso, tan sólo los primeros días, con los políticos mareando la perdiz, que si hoy están en Mali, mañana en una zona más segura o insegura, todos saben mucho pero nadie sabe nada, y de repente hoy, por la mañana, los periódicos, unánimes, anuncian que Zapatero ''espera la liberación pronta de la cooperante española''... Pocas horas después, es liberada: ''La cooperante es liberada''. ''La cooperante viaja a Ouagadudu''. ''La cooperante ya viaja a Barcelona''. Y esta tarde, la foto en El Prat, abrazando a sus familiares. Y mañana, nadie se acuerda de Alicia Gámez, porque el público estará haciendo hueco en su hipotálamo para la próxima chorrada mientras el país se va a la ruina económica, moral, social y ética. Pero seguirán corriendo ríos de tinta en los periódicos de papel sobre la solidaria colaboración de españolitos en los desiertos de África, a caballo (o camello) entre un safari y una novela de Paulo Coelho.
De modo que menuda desproporción: desinformación casi absoluta en un trimestre, y ahora de repente, ya una filtración, ya el buenismo repentino de unos secuestradores por lo demás taciturnos, bombardeo de información. Saturación cerebral de los lectores, señores periodistas.
Para relajar la mente, un jeroglífico de la revista La Flaca, del siglo XIX:
SOL-DADOS-ALAS-ARMAS-ASTA-LA-MUERTE
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