La entrada de hoy iba de novedades e invenciones en el tiempo, pero justo después del primer párrafo se me ha olvidado lo que quería decir, porque cuando uno se siente mal, se queda absorto y sólo se acuerda de algunas cosas, así que he tenido que empezar de nuevo con este módico título.
Mañana tengo uno de esos ''exámenes de extreñimiento'', a los que uno se acerca con la válvula pilórica cerrada bloqueando todos los sistemas orgánicos menos el circulatorio, pero de los que sabe uno que va a escapar, justo en el momento de entregar el examen al profesor, esté en blanco, pasable o para diez. Es abrir la puerta de clase y todo importa un pimiento: resulta sumamente agradable comprobar que es imposible acordarse de nada de lo que ha caído en el examen, pocos segundos después de dejar la Facultad.
Lo llamo ''de extreñimiento'' porque hasta los últimos segundos el dolor de cabeza es incontrolable y a éste se le añade la sensación de que se va con pinzas al aula, pero ciertamente, en el momento de dar el folio al profesor, un servidor se plantea que toda la materia estudiada se la ha metido cual supositorio, para facilitar una salida airosa.
La mejor recompensa de estos exámenes es lo que viene en las horas posteriores de disfrute, como es mi caso, pero ahora... a 26 horas del examen, me encontraréis en mi botiquín particular, buscando el mejor supositorio.
2 comentarios:
¡Madre mía, no sé yo si sería capaz de volver a pasar por el suplicio de un examen! He de serte sincera: creo que NUNCA me presenté a un examen con la conciencia tranquila de haber estudiado lo que tenía que estudiar. Qué quieres, siempre fui de las que hacian los deberes el domingo por la noche...!
Espero que hayas tenido mucho éxito en la "evacuación"!! Besos de suerte!
¿Qué tal ha ido ese "extreñimiento",?
Espero que aún vivas y la cosa no haya terminado en una letal "oclusión examinal"!!
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