miércoles, 20 de octubre de 2010

EL ICONO POLÍTICO

La sociedad humana ha ido evolucionando fabulosamente a lo largo de los siglos desde la Antigüedad. Tanto que aunque las personas sigamos cometiendo errores -como el mío redundante al hablar de ''sociedad humana'' al comienzo de este párrafo-, unos errores heredados desde los tiempos en que nos guarecíamos del frío en Altamira o Atapuerca, hemos adquirido sutiles mecanismos para el perdón y la rectificación.

La sofisticación humana ha sido tal que ya no hace falta, casi, dar voces ni picar unas instrucciones sobre una piedra. Ni siquiera rellenar un papel, puesto que Internet, soporte del que me sirvo ahora, ha agilizado tremendamente las gestiones burocráticas. En el ambiente micropolítico, o si lo prefieren hablando en plata, en casa, estas mejoras también se notan. Hoy las lavadoras no traen demasiados caracteres, sino más bien iconos, que en seguida relacionamos con la función que queremos programar.

Diera la impresión de que en la política española todo fuera, sin embargo, involución. Cada vez hay peores políticos, peor formados y peor oradores. Más sañudos, eso sí, y más tramposos. Aún así, resulta gracioso, al menos para mí, notar que los políticos se erigen hoy día en verdaderos iconos. Miren atentamente a la mujer de arriba y no me digan que no es un auténtico icono, de esos que, en forma de palmera, sugieren una playa; o en forma de maniquí con falda, un lavabo de señoras...

¿Qué es exactamente un icono político? Es aquello que representa el momento que vive un país. España, actualmente, y al margen de las dificultades económicas (que son siempre relativas para un pueblo acostumbrado a pedir y a la subvención), sufre una gravísima crisis social y moral, empeorada por las consecuencias de un nacionalismo inclemente que divide y por el pasotismo del personal, derivado sin duda de las distracciones en favor del buen clima, la excelente comida y, según algunos autores destacados, la propia geología de la península, que nos ha incomunicado con los avances del resto del continente durante siglos.

La entrada de Leire Pajín en el Gobierno de España la convierte en un doble icono político. Por un lado, simboliza a la perfección la enfermedad social que padece nuestro país, y por el otro refleja la insistencia de un presidente del Gobierno en mantener al menos a un inválido en la bancada azul del Congreso.

La crispación y el mal genio, embarazos muy característicos de la sociedad española para el progreso, derivan directamente de la provocación política. Y que Leire Pajín sea de un día para otro, contra todas las encuestas, ministrable, es una provocación. La alta crispación en España durará lo que dure Zapatero.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente la foto, no se de dónde la has sacado, F.
La mujer de arriba es una consecuencia de la abulia y el desinterés de nuestro gobierno....
Le falta cultura,discreción, saber estar y educación, si por ella fuera y visto lo visto, ahora que parece tener un o una asesora de imagen y muestra sin ocultarlo una gran autocomplacencia en si misma, (pienso que seguramente disfrute en silencio pasandose, una y otra vez a sí misma, las grabaciones en donde ella sale en los telediarios), pues creo que esta mujer pediría otra vez al equipo de Vogue otra portada actualizada con las ministras de la ultima hornada...Leyre en la foto no es que esté mona,¡ es que parece una MONA, Con ese bostezo tan involutivo o regresivo tan común a todos de todos los que forman su sociedad humana!

Falete dijo...

Fíjate, X,si es pésima y cursi, miedo me da, que en la jura de su cargo de ayer dirigió su mirada al Rey con una sonrisa cuando pronunció su nombre... creo que todavía no se ha dado cuenta que va a dejar los mítines a un lado

Mercedes Pajarón dijo...

Cuando ahora quiera insultar gravemente a alguien, le diré que es un icono político.

Besos de fin de semana!

PD.-La foto me ha quitado las ganas de desayunar; me la voy a poner en la puerta de la nevera.

Falete dijo...

Oye oye, Merceditas, que aquí no ha insultado nadie a nadie... sólo reclamo mis derechos de contribuyente, o al menos de futuro contribuyente!
Muamua