Conectarte. Ver si está conectada ella. Averiguar cuáles son sus planes para esta tarde, y con quién ha quedado. Saber qué amigo o amiga está más próximo a ella en tal momento. Ver cuánto hace desde la última vez que se conectó. Hacer cuentas... Esto no pasaba con el Messenger.
Acabas controlando su vida, y te crees que su vida te pertenece. También crees que son tuyas sus fotos, su perfil, las páginas a las que se adscribe, sus amigos y sus frases, su estado, sus nicks y sus poses. De repente crees que tienes mucho en común, pero te das cuenta de que el ritmo es diferente. Ella es vivaz, alegre, carpe diémica, sociable, triunfadora, guapa, exigente, dura, cruel, maravillosa. Tú en cambio te conviertes en una rata hurgadora, y devienes en aquello contra lo que tu profesor favorito, tu consejero, te advirtió: un fofo que pierde el tiempo frente al ordenador.
1 comentario:
Esto da para una entrada...y divertida,por cierto! Me la guardo en el bolsillo,porque se me ha ocurrido algo y algún día la sacaré! Bonito color,parece que se va madurando, je,je!...
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