Leo en el periódico que el catalán Luis Eduardo Aute, que vivió en Filipinas durante su infancia, se llevó un gran sopapo a su llegada a España en 1954. Acostumbrado a vivir en libertad, a hablar cuatro lenguas -castellano, catalán, tagalo e inglés-, su apertura de miras no conocía topes. Cuenta que al llegar a este país ''todo era pecado'', la situación era ''casi de posguerra'' y la sociedad estaba llena de tullidos por los tres años de enfrentamiento. El panorama no es difícil de imaginar con esta descripción, y menos con el contraste palpalble entre la piel de toro y una ex colonia española tan sensual y recién independizada como Filipinas.
De 1954 a 2010 ha llovido mucho, sobre todo en Galicia, pero pocas cosas han cambiado tanto como la presencia de la religión entre la gente. Sigue habiendo los mismos pelotazos, la misma pobreza material e intelectual, la misma picardía, la envidia, el gusto por mandar y la falta de transparencia en casi todo. Pero la religión no es la misma. Hay una nueva religión, y mucho me temo que ésta, lejos de extinguirse, aún no ha conocido el apogeo.
Es la religión de vivir el presente al máximo, de no parar el tren ni para recargar vapor o leña. A veces envidio a quienes así viven, pero, volviendo a Aute, la amplia perspectiva que tengo de la realidad, la capacidad de ponerme en la piel de otras personas que he conocido que están mal, me frenan en seco y me hacen preguntarme: ¿no nos estaremos despistando? ¿en vez de matar el tiempo, no lo estaremos torturando poco a poco?
''Y para qué tanto relleno, si la va a palmar igual'', me decía Misa ayer, viendo en las noticias cómo pese a la crisis la gente encuentra alternativas baratas a la cirujía estética. Pues eso.
2 comentarios:
¿Crees que serviría de algo regalar brújulas para que la gente vuelva a encontrar el norte?
Besos pesimistas!
PD.-Alternativa barata a la cirugía estética: sala de despiece de un matadero.
"¿en vez de matar el tiempo, no lo estaremos torturando poco a poco?"
Que gran frase illo!
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