En 2002 Zapatero se vestía de Largo Caballero y llevó al Congreso, en los prolegómenos del verano, las intenciones y amenazas de los sindicatos ante la inminente aprobación de la reforma laboral de Aznar, una reforma que incluía acabar con el chiringuito del PER en Andalucía, entre otros ''derechos'' reconocidos por los todopoderosos sindicatos verticales.
El Gobierno de entonces, con 182 diputados (mayoría absoluta), no pudo llevar a cabo la reforma porque la tumbaron las babas sindicalistas y la mano firme del Tribunal Constitucional, por lo que dos instituciones con mucha protección y mención en la Constitución pesaron más que la soberanía popular.
Hoy, Rodríguez Zapatero ha probado de su propia medicina con el anuncio de los sindicatos de una huelga general, que, como es lógico, debería realizarse en septiembre. Cuanto antes mejor, habrán pensado Cándido y Toxo, porque a lo mejor para diciembre ya no hay subvenciones suficientes para costearla.
La reforma laboral que plantea el Gobierno y que aún desconocemos por completo es lo que pide cualquier hogar con más pérdidas que ingresos y sin mano cualificada para sacar a la familia adelante. Es lo que pide un Estado con cinco millones de parados que no son víctimas del capitalismo salvaje, como apuntan los paniaguados de CCOO o UGT, porque el capitalismo se ahoga en un sistema con 17 gobiernos autonómicos y tres millones de funcionarios, con un sistema ferroviario monopolizado, una red de aeropuertos monopolizada, un sistema de salud que según la taifa sufraga cambios de sexo o rechaza el coste de un trasplante.
Cuando se acaban los bocatas de chorizo surge la huelga, y cuando surge la huelga se acaban los bocatas de chorizo. Y cuando hay tanto chorizo... ¿qué pasa cuando hay tanto chorizo?
1 comentario:
F: Que tendrán sed y beberán gaseosa hasta que se acabe ...y si no hay La Casera La Casera ...¡se irán!!!
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