viernes, 11 de septiembre de 2020

El abuelito gélido


El 'abuelito gélido' era durante el tiempo que duraron las dictaduras soviéticas (hasta 1991) el sustituto de Papá Noel, ese icono cruel del capitalismo feroz. El primer ministro comunista de Checoslovaquia lo explicó así en 1952: ''El pequeño niño Jesús es un símbolo de la vieja Navidad, un cuento de ricos y poderosos. Pero los tiempos han cambiado. Ahora tenemos al abuelito gélido''. Uno lee este anuncio y parece que está oyendo a Pablo Iglesias Turrión en 2020.

O a Sánchez. Aunque en el caso del presidente español con gélido no nos estaríamos refiriendo a las temperturas siberianas, sino a la cara y corazón de piedra -el nombre de Pedro no le puede venir mejor- que este político obseso con el poder, mucho más agarrado a él que todos sus predecesores juntos, demuestra tener para cada acción o declaración. 

Ahora lamenta el presidente del Fraude, y lo lamenta profundamente, el suicidio de un etarra en una cárcel. No me puedo imaginar cuántos minutos tendríamos que esperar para ver cualquier avenida de España con hogueras y disturbios si hubiese sido un presidente conservador el que hubiera lamentado la muerte de un terrorista de... esperen, lo olvidaba. En España no existe ni ha existido ningún terrorismo o movimiento derechista que secuestre, extorsione o mate por la espalda. Con razón no me lo puedo imaginar.

 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Los españoles no te han hecho nada, Can Dündar

 Can Dündar es un periodista turco, exdirector del periódico progresista Cumhuriyet que, tras ser acusado por la corrupta justicia de Erdogan en 2015 y pasar un tiempo en prisión provisional, abandonó su país y se estableció en Alemania en 2016.

No creo que haga falta explicar aquí nada sobre la política turca ni los acontecimientos de los últimos años en este país tan europeo como asiático, tan occidental como oriental, ejemplo en el siglo XX de una lograda secularización y modernización sin parangón. Y al mismo tiempo rehén del despótico sultán Erdogan desde la segunda década de este siglo.

Foto cortesía de Euronews


Lo que sí puedo decir es que el Sr Dündar era para mí hasta hace poco un buen ejemplo de intelectual comprometido con los derechos, la legalidad y la libertad de su país quien, si bien era reconocido como hombre 'de izquierdas' en Turquía, para mí era comparable -por los valores antes descritos- a cualquier líder opositor de, pongamos, Venezuela, y por tanto fácilmente catalogable 'de derechas' si su causa se hubiera dado en este otro país. En definitiva, Dündar era claramente un disidente admirable, cuya lucha escapaba al interés de atribuirle una determinada ideología.

Pero claro, cuál es la manía favorita de un pensador famoso en todo el mundo para ganar los apoyos a su causa? Hacerse amigo de movimientos y personas que, en apariencia, están perseguidos por los mismos sátrapas y luchan con los mismos fines, cuando en realidad no es así.

Y es que Dündar escribe en el periódico liberal Die Zeit desde que llegó a Alemania, casi siempre centrado en relatar los atropellos de la dictadura otomana de Erdogan; pero de vez en cuando, echa mano de causas extranjeras, en busca quizá de la legitimación que no encuentra en Turquía o su nuevo país de acogida, Alemania.

El año pasado, por ejemplo, Dündar escribió un artículo titulado Gefängnisbesuch in Katalonien (Visita a prisión en Cataluña), en el que vino a usar la emotividad y lágrimas del hijo de un político preso por el golpe de Estado de octubre de 2017, y a criticar las supuestas similitudes entre la dictadura blanda de Erdogan y la España democrática, arguyendo el falso argumento de que 'también en España existe la prisión provisional sin acusación'. Se le olvidó mencionar la fuga de Puigdemont tras ser llamado éste a declarar, y mira que le daban espacio en el texto. Toda la página 44, en un periódico de formato sábana.

Antisistema demencial

 Desde entonces, y tras otros delirios en su cuenta de Twitter, Dündar pasó a ser para mí lo que llamo un antisistema demencial. Es decir, una persona que, si bien podría ser legítimamente antisistema en su país por contar con un régimen de sistema dictatorial, no tiene reparos en mostrarse también como antisistema ante un país como España, que en 2018 fue incluido en la lista de The Economist de 20 países más democráticos del mundo.

En este blog, y tras una pausa de cuatro a
ños, seguiré comentando noticias y columnas de la prensa internacional que me ayuden a desarrollar mis reflexiones.