miércoles, 24 de mayo de 2023

La reconquista reaprendida

 Desde que a finales de 2019 me traje la colección de Historia de España del periódico El Mundo de casa de mi padre a Alemania, he estado leyéndola, en paralelo a la Nueva Historia de España de Pío Moa y la Historia de Sevilla de José María de Mena. Ahora que estoy a punto de terminar el largo episodio de la Reconquista, no llego a entender cómo se nos explicó tan mal en el colegio y cómo el tema ni siquiera se tocó en la Universidad, pues en la Licenciatura de Periodismo solo se estudiaba la Historia de España a partir del siglo XIX.

Recuerdo muy bien la explicación de la Reconquista que se nos dio en el colegio: los godos vinieron a socorrer a los romanos (no es del todo cierto: invadieron directamente la península) y estos fueron invadidos a su vez por musulmanes, quienes se quedaron en el país hasta 1492, heroicamente combatidos por los cristianos.

Lo cierto es que la historia es mucho más complicada, y muchos de los entresijos recuerdan a la España de hoy. Casi medio milenio después no hemos cambiado mucho. Aquí dejo algunas razones:

1) ''Por qué no soy rey yo?'' me preguntaba un amigo republicano siendo yo un adolescente ignorante sin la respuesta apropiada. Hoy la sé: el título de Rey se hereda y los reyes se lo ganaron a pulso o perdiendo éste, pues la mayoría de las veces iban a la vanguardia de las tropas y morían en su intento de ganar territorio. Los duques, marqueses y condes de hoy en día son los descendientes de los generales y grandes militares de aquella época.

2) Castilla pasó de ser un simple condado a un reino, independizándose de León. Al estilo de 'León ens roba', los castellanos eran los hispanos que más cerca se encontraban de la frontera calentita con la España islámica, por lo que tenían otras inquietudes -básicamente, luchar- que los acomodados leoneses, que, cuando dejaron de tener ataques continuos del invasor musulmán, se dedicaron a la arquitectura, la expansión de las ciudades y la religión, y no a las artes marciales.

3) Con Aragón pasó tres cuartos de lo mismo. Siendo tan solo un condado más del Reino de Navarra, se convirtió en reino propio, por designación de Sancho III el Mayor (Rey de Navarra), que tuvo a un hijo, Fernando, como primer rey de Castilla, y a otro hijo, Ramiro, como primer Rey de Aragón. Para cuando hoy en día un fanático de Bildu, el PNV o Podemos le diga que Navarra o País Vasco tienen que independizarse, recuérdeles que España nace en gran medida en Navarra.

Puede que la Reconquista del siglo XXI acabe de empezar, y sea la de las mentes de nuestros jóvenes. Ojalá! 

domingo, 21 de mayo de 2023

Michael Jäger y Julia Hertäg en Sudáfrica

 Cualquiera que haya recorrido Sudáfrica, especialmente en coche de alquiler, conoce la escena: llega a una gasolinera y en cada surtidor le esperan tres o cuatro empleados negros preparados para servirle -a cambio de una propina al final, por supuesto. Lo mismo ocurre en muchos restaurantes: puede que el dueño sea blanco (en general, lo es), pero no es atípico ver a varios camareros negros ociosos en una esquina, decidiendo a quién le toca servir en una mesa.

Esta realidad se fundamenta en las medidas de ''affirmative action'', o discriminación positiva tal como se conoce en el mundo anglosajón, que buscan arreglar las injusticias históricas contra las minorías de un país. Aunque hay que apuntar aquí que en Sudáfrica los negros no fueron nunca una minoría. En el caso del Apartheid, fue una minoría blanca precisamente la que reprimió a una abrumadora mayoría negra. Detrás de la Broad Based Black Economic Empowerment Act 53 del año 2003 se busca promover la contratación de colectivos 'históricamente' marginados (pese a que el Apartheid acabó hace 30 años) con la recompensa a los negocios que participen. Aquellas empresas que contraten a población negra, incluso si es más de la que necesitan -y suele ser más- ganan puntos para las solicitudes de colaboración con la administración pública en forma de contratos gubernamentales. Esto, evidentemente, fomenta el canibalismo estatal, convirtiendo a Sudáfrica en imitadora colectivista de España, donde esta semana se presentaron 20.000 opositores a un examen para 500 plazas de Correos. Pero esto es para una historia aparte. El caso es que el propio presidente Ramaphosa consideró públicamente en 2021 la reforma de este sistema de discriminación positiva por puntos.

En los últimos años, medios e intelectuales de derechas han solido criticar a la izquierda mundial por olvidar la lucha de clases y sumergirse en debates innecesarios y ridículos en torno al identitarismo. Sin embargo, en un artículo de 2021 del semanario comunista alemán Der Freitag, Michael Jäger afirmaba que ya el programa del Partido Socialdemócrata alemán pedía en 1891 combatir ''no sólo la explotación y represión de los trabajadores, sino cualquier tipo de explotación y represión, sea esta contra una clase, un partido, un sexo o una raza''. La verdad es que no conocía yo esta premisa y tampoco la voy a poner en entredicho. Digamos que confío en el señor Jäger. Y admito que la cita ha supuesto para mí una revelación.

El problema fundamental es que la izquierda, desde la caída del muro de Berlín y el fracaso de sus propuestas económicas, ha 'eyectado' su faceta económica y material, por lo que se agarra cada vez más fuertemente a su vertiente identitaria. El mismo Der Freitag cita en el mismo número de abril de 2021 al exvicecanciller socialdemócrata Sigmar Gabriel (2013-2017), cuando en 2020 dijo que su partido ''encuentra hoy la política identitaria para las minorías más importante que la material, social y cultural de sus seguidores clásicos''. Un ejemplo palmario de esta tendencia, más clara aún en la extrema izquierda, fue una recensión de Julia Hertäg también en este número de Der Freitag en la que comentaba que ''un blanco fue director de Nothing But a Man, una película que contaba la vida de afroamericanos'', para continuar diciendo que ''esto en 1964 no era un problema'', es decir, asegurando indirectamente que hoy es o al menos deberíamos considerarlo como un problema.

En el segundo párrafo de ese artículo de Hertäg, Das Leben mit anderen (La vida con otros), leemos a la autora revelando que el director de la película en realidad era judío, y no cualquier judío, sino un huído del Holocausto. Ver para creer! El identitarismo de la ultraizquierda, en 2021, ha conseguido fusionar al blanco caucásico con el judío. Y se niega a ambos (aunque son, aparentemente, lo mismo) rodar películas sobre negros.

Lo cual nos devuelve al tema de Sudáfrica. Único país del mundo con una política de discriminación positiva para una 'minoría' que en realidad resulta ser el grupo racial claramente dominante. Y esto sólo puede denunciarlo alguien como Ramaphosa, porque si a un blanco se le ocurre no ya ganar las elecciones sino presentarse como candidato o rodar una película sobre política y economía en Sudáfrica, más vale que no hable demasiado.

miércoles, 17 de mayo de 2023

La vacuna de Charlotte Simmons

 Estoy arrastrando de mala manera la lectura de La Catedral del Mar y me da vergüenza decirlo, porque es un bestseller y sé que le gustó a mucha gente, aunque precisamente por eso mismo deba decirlo: me parece un bodrio; y me da vergüenza admitir que, en mi fiebre por adquirir libros de segunda mano a buen precio, compré la continuación, Los herederos de la Tierra, sin haberme acabado el primero.

Yo hace bastantes años, tendría entonces 15 o 16 años, era un enamorado de la novela histórica. El primer libro que me encandiló de verdad fue El médico, de Noah Gordon, pero ni siquiera entonces pude acabarlo. Me faltaba aun dar con los profesores de carrera y con aquel artículo de Pedro J. Ramírez que mi padre me enseñó en su oficina para interesarme de verdad por la lectura. Para cuando esta inculcación por leer tuvo su efecto, casi solo me interesaban los libros de ensayo o las novelas realistas.

Porque ése es el problema de las novelas históricas: que no son realistas. Hay personajes muy buenos (el judío) y personajes muy malos (Torquemada, en El Médico). En La Catedral del Mar pasa lo mismo, solo que es peor, porque hay mucha menos aventura y suspense que en El Médico

Curiosamente, no descubrí la novela realista con uno de los nuestros, Galdós (aunque hace pocos meses me terminé su primer episodio, Trafalgar), sino con el estadounidense Tom Wolfe. Fue con su novela Soy Charlotte Simmons, estando yo en segundo o tercero de carrera, que es la época perfecta para leer este tocho. No se considera a Wolfe en los círculos literarios como un escritor realista, sino como un modelo del New Journalism, cuya traducción al español bien podría acercarse al realismo. Este estilo de escritura permite crear una novela hecha no por un novelista, sino al estilo de un columnista. Por ello, Soy Charlotte Simmons, obra en la que todos los personajes, incluida la protagonista que da nombre al libro, muestran constantemente sus vicios y defectos, es para mí una vacuna antibestellers. Fue leer el libro de Wolfe y ya no hay apenas novelas que me interesen. Lo siento mucho, Falcones.

Hay pocas excepciones, como los libros de John Grisham. Ello se debe sin duda a que en las novelas policíacas y de suspense siempre hay algo de realismo, y los protagonistas de Grisham también se impregnan a menudo de imperfecciones y vicios. Reflejan muy bien la miseria y preocupación cotidianas del lector.

viernes, 12 de mayo de 2023

El federalismo

 Allá por el 2005, teniendo yo 17 años, un profesor de inglés de Canadá con padres ucranianos fue preguntado por la cuestión de Quebec, y respondió que él se consideraba ''un federalista'', enfatizando que para él era importante la unidad de Canadá. Por aquel entonces me chocó su autodefinición, porque federalista me sonaba en aquellos tiempos de Rovira, Maragall y Zapatero exactamente a lo contrario: más independencia, desigualdad y autodeterminación.

La clave de mi error nos la dio, cómo no, unos años más tarde el gran Juan Francisco Fuentes en las clases de Historia de la Complutense. Fuentes matizó que el federalismo podía significar unión o desunión dependiendo de si era centrífugo o centrípeto. En el caso de Canadá o Alemania, por ejemplo, el federalismo suponía unir, a lo largo de los siglos, pequeños trozos de puzzle para crear hoy una nación o unidad política. En el caso de España, el movimiento federalista (empezando por la I República, continuándolo en la II República y hasta hoy en Democracia) supondría el despedezamiento de una unidad política creada oficialmente en 1492, con la conquista de Granada, o incluso antes, en torno a 415, con la fundación de la Hispania visigoda -es decir, podría decirse que el 1492 español, como muy tarde, fue el 1871 alemán, año de la fundación del II Imperio (segundo Reich de Bismarck, el primero fue de Carlomagno y el tercero, de Hitler).

Los alemanes, para referirse al fenómeno que nosotros conocemos en España como ''estado autonómico'', utilizan precisamente el término ''Föderalismus''. En los tiempos del coronavirus, este término ha tenido una connotación más bien negativa. La mala prensa se ha debido sobre todo a la descoordinación entre el gobierno nacional (federal) y los 'países' federados (Bundesländer) en la estrategia de contención del virus. El periodista Martin Knobbe, de la revista progresista Der Spiegel, explicaba que las Oficinas de Sanidad encargadas de registrar las infecciones y hacer un seguimiento de los ciudadanos en cuarentena dependían de las comunas (algo así como diputaciones provinciales), lo que dificultaba una unidad de acción de la política alemana.

Knobbe, sin embargo, hacía una defensa general del federalismo en su artículo. La descoordinación durante el coronavirus, para él, sería comparable a la avería de un coche que es, aun así, un coche de calidad. Lo interesante son sus dos ejemplos para defender la legitimidad del federalismo. Primero menciona un viaje de Montesquieu a la admirada 'República federativa de Alemania' en 1728. Pero qué francés no admiraría un poco de variedad en leyes, derechos, deberes y libertades, viniendo de un estado que, antes que centralista, era absolutista? En 1728, después de todo, Alemania ni existía, sino más bien el Sacro Imperio Romano Germánico, un conjunto de países por federar. Lo que Montesquieu estaba visitando, en definitiva, era un conjunto de principados y republiquitas comerciales muy chiquitas como para hacer daño.

El segundo ejemplo era el de los fundadores de la República Federal actual, quienes en 1948, por orden de Estados Unidos, se habrían dado una constitución muy federal para quitarle poder al gobierno nacional y así evitar futuras dictaduras al estilo del III Reich. Puede que la idea fuera esa, no soy yo nadie para discutirla, pero sería de una ignorancia destacable negar que la paz que vivimos (Ucrania no es UE ni OTAN) y la luz y taquígrafos a las democracias europeas actuales no vienen de un sistema o modelo de gobierno determinado, sino de la existencia de la Unión Europea y la OTAN, cuyos inicios se establecen poco después de ese año fundador de 1948.

Decir que un modelo federalista protege al ciudadano de dictaduras nacionales es ignorar que todas las leyes y decretos regionales en Alemania han estado basados en la Ley Nacional de Protección ante Infecciones (Infektionsschutzgesetz). Y quién es el último bastión que defendería a los alemanes de una hipotética futura Ley Nacional de Limpieza de la Raza? correcto: no serían las regiones de Sajonia o Sarre, sino la Unión Europea.

jueves, 11 de mayo de 2023

Las siete décadas del CSU en Baviera

 De los 16 estados alemanes (Länder), son tres los que tiran del carro: Baden-Württemberg (de donde son marcas como Porsche, Mercedes, Lidl o Bosch), Hesse (con la capital financiera europea Frankfurt) y Baviera (BMW, Audi, Oktoberfest o el castillo de Neuschwanstein). Cuando digo que tiran del carro me refiero a que en la financiación interestatal, son los tres únicos estados con contribución neta al resto de la república, y es así desde hace mucho tiempo.

Tiene que venir un andaluz a Alemania, aliviado por el cambio de gobierno en su tierra hace cinco años -que si bien, para muchas cosas, no se ha atrevido a reformas algunos asuntos, en general está demostrando más honradez y eficacia en el gobierno que las administraciones socialistas- para descubrir los problemas del primer mundo de muchos alemanes. Me refiero a esos alemanes progres como Dieter Otremba, un lector del diario progresista Süddeutsche Zeitung que, a raíz de los escándalos de mascarillas y conexiones con Azerbayán de diputados nacionales (!) del partido bávaro CSU, escribió una carta al director en abril de 2021 que más bien parecía un poema, titulándola (Schwarzes Amigo-Land) ''país negro de amigos''. Negro, en alemán, es un sinónimo de 'conservador', por los colores del principal partido de la derecha en el país, mientras que amigo fue escrito tal cual, en español: para el progresista centroeuropeo, muy nacionalista él en realidad, lo hispano es un sinónimo de desorden y tiranía. Y aunque en toda la carta no haya una sola mención a los Castro (única estirpe que supera en tiempo de gobierno en un país de Latinoamérica al CSU en Baviera), se nota la intención de comparar a los gobiernos populistas sudamericanos con el partido que ha gobernado el país blanquiazul de manera ininterrumpida desde los años cincuenta: el CSU, dirigido hoy por Markus Söder.

 Qué puedo contarles del político Söder, presidente de Baviera y ambicioso candidato futuro a la cancillería de Alemania? Para mí, Söder es el político más parecido a Pedro Sánchez en toda Alemania. Cuando en 2017 sacó mayoría relativa y tuvo que coaligarse para gobernar con los 'Votantes Libres' (partido al alza en Alemania), Söder le vio las orejas al lobo y se hizo ecologista porque veía que el siguiente partido al alza en su tierra no eran los antaño fuertes socialdemócratas, sino los Verdes. Durante la pandemia, Söder fue el cuñado que nos recordaba a los ciudadanos alemanes cada noche la importancia de prescindir de vida social, de reapertura de escuelas o la posibilidad de viajar. Hace un mes, con la desconexión total de las centrales europeas en el pais, Söder, oliendo el ascenso del CDU a nivel nacional y el buen mantenimiento de los liberales del FDP en las encuestas, fue el primero en declarar en televisión que el abandono de la energía nuclear es un error. Söder es, en definitiva, un oportunista ambicioso. Un político sin convicciones del que poco puede esperarse.

Sin embargo, y esto puedo decirlo tras haber vivido un año en Baviera, el cambio por el cambio es absurdo, y los votantes de esta región no son imbéciles. Si bien los lectores como el Sr. Otremba nos dicen que hay estados que no han visto otro gobierno en muchas décadas, también es cierto que hay votantes que no han visto otros países en esos mismos años. Porque comparar Baviera con dictaduras bananeras con motivo del enriquecimiento de algunos políticos en Berlín es de un cinismo considerable. Si Otremba conociera el caso de Andalucía, la comunidad más fértil de España, con el mayor número de olivares de todo el Mundo, con costa, con montaña y estaciones es esquí, con un patrimonio cultural que nada tiene que envidiar a Italia, y con un puerto como el de Algeciras y una capital económica como Málaga, no podría creer que, tras 40 años de PSOE, acabara entre las últimas tres de España. 

Al progre centroeuropeo siempre le queda el comodín del catolicismo como razón última del atraso del Sur de Europa. Pero resulta que Baviera es también católica. Y te meten una multa de 10 euros si te ven cruzando un semáforo en rojo a pie por la noche.