sábado, 29 de julio de 2023

De vueltas con el andalucismo

 Un día antes de las elecciones generales, un viejo amigo de Sevilla, antiguamente de izquierdas y ahora votante en blanco, me dijo que volvería a votar a un partido si fuera un partido verdaderamente andalucista. Para defender, dice, los intereses de Andalucía de verdad.

Hoy mismo, en Twitter, un usuario con varios miles de seguidores hablaba de la misma tesis, y mi querido primo Alfonsito, que es un conocido equidistante del que, por otra parte, no conocía su cara andalucista, le ha dado a like, aprobando la propuesta.

Parece obvio que Pedro Sánchez ha conseguido que algunos ciudadanos despistados entiendan que las investiduras del bien entrado siglo XXI van a depender de los partidos provinciales, se llamen estos regionalistas -como los cántabros o Teruel existe en 2019- o nacionalistas tirando a prófugos -como Bildu y Puigdemont. 

Y así se lo decía yo a mi viejo amigo: ''prefiero un país unido a que 15 autonomías intenten imitar a sociedades catetas como las de País Vasco y Cataluña''. O es que ustedes han oído hablar de algún país en el top 10 con gobiernos apoyados en partidos regionales? Partido Nacionalista de Dakota del Norte? Liga Regionalista de Laponia? Esquerra Republicana de Hokkaido? No. Todos los países avanzados del mundo se apoyan en partidos sólidos a nivel nacional.

Si se quiere una Andalucía fuerte, habrá que votar concentrados en las elecciones andaluzas. La última vez que Andalucía tuvo un partido político nacionalista fue con el Partido Andalucista, que se fue desintegrando a medida que se acercaba a un PSOE mucho más andalucista y cleptómano. Que Moreno Bonilla haya nacido en Barcelona, Griñán en Madrid o Chaves en Ceuta no los convierte en poco andaluces. 

Del mismo modo, que Andalucía mande diputados a Madrid por medio del voto de los andaluces no significa que se sienten en la Carrera de San Jerónimo a dar la brasa a los demás sobre Andalucía todos los días.

Hace falta una barrera del 5% para entrar en el Parlamento, como ya hace Alemania.

lunes, 24 de julio de 2023

Ronda de elefantes

 Conversación imaginaria con Kurt, el amigo alemán que nunca tuve.

Kurt: Estarás contento, no, Rafa? el PP de Feijóo es el partido más votado.

Rafa: Sí, pero no va a poder gobernar.

Kurt: Cómo?

Rafa: No le dan los escaños. Hubo un tiempo en que España era como Alemania, y se dejaba gobernar a aquél partido que más había crecido, a pesar de que la alternativa también habría sumado. En 1996, Aznar ganó las elecciones, pero el PSOE de González podría haber formado un nuevo gobierno con CiU e IU. Fíjate, un gobierno con apoyo de tres partidos, y no siete como harían falta ahora.

Kurt: Y cómo se ha dado ese cambio? Quiero decir... el PP ha ganado 47 escaños, y el PSOE sólo dos.

Rafa: Porque tenemos a Pedro Sánchez como líder del PSOE. Probablemente el animal político más hábil y ambicioso de toda la Historia de España. Aunque eso implique que esté dispuesto a pactar con cualquiera con tal de seguir en el machito.

Kurt: Bueno, pero tendrá que declarar con quién quiere gobernar en la Ronda de Elefantes, no?

Rafa: La ronda de qué?

Kurt: Ah, no teneis esto en España? La Elefantenrunde de Alemania consiste en un programa de debate político, la noche en que se dan los resultados electorales, en la que todos los cabezas de lista de las elecciones comparecen y aclaran las posiciones de cada partido, para que la ciudadanía sepa quién va a gobernar en las siguientes semanas.

Rafa: No. España no es un país normal. No hay ronda de elefantes, y ayer celebraron todos los partidos, como si hubieran ganado todos.

Kurt: Pero si el PSOE ha perdido y es segundo, con 16 escaños de diferencia con el primero, mucho más que la diferencia de 1996!

Rafa: Ya, pero como te decía al principio, los números sí le dan a Sánchez con los demás partidos.

Kurt: Pero cómo han entrado en el parlamento los demás partidos como BNG, ERC o Bildu? Es que no tenéis la 5% Hürde que tenemos en Alemania?

Rafa: No, no tenemos la barrera del 5%.

Kurt: Sois Weimar! tendréis algún artículo en la Constitución española al menos, como el artículo 21 de la alemana, que prohiba los partidos políticos que amenacen la existencia de vuestro país, no?

Rafa: No, no. De hecho, la Constitución española favorece y blinda la posibilidad de expansión del autonomismo.

Kurt: Estáis en una situación más difícil de lo que pensaba.

Rafa: Así es, pero es el país en el que me ha tocado nacer y criarme.

miércoles, 19 de julio de 2023

La prensa provincial alemana y los censores autocensura

 Esta semana hay elecciones en España y ya me han escrito dos clientes alemanes con textos de periódicos que comentan la actualidad hispana. Lo hacen porque saben que me gusta trabajar con ellos leyendo la prensa y comentando la política mundial. 

Hoy mismo, una de estos clientes me ha pasado un recorte del Heilbronner Stimme -la voz de Heilbronn, cabecera de referencia regional del que es el distrito o provincia más rica de toda Alemania. La prensa regional alemana es la favorita en el país de Lutero, al contrario de lo que suele pasar en España, donde triunfan periódicos de tirada nacional con suplementos locales de pocas páginas. El problema de la prensa provincial alemana es que, sin excepción alguna, da un tratamiento progre y tergiversado y climatista (me acabo de inventar el término, pero suena bien) a la información nacional e internacional. 

Esta clienta, como digo, me ha pasado un recorte del Stimme en el que se advierte de la posibilidad de Pedro Sánchez de perder las elecciones. Y todo ello, citando el texto, pese al buen rumbo de la economía, que va ''wie geschmiert'' (como huntada, parafraseando mal al ''como una moto'' de Sánchez). El periodista se esmera en relatar al lector desprevenido que España tiene ''la inflación más baja de toda la Eurozona''.

Nada de la suelta de violadores, del caso del tito Berni, de los líos con Marruecos, de la mentira de los peajes o de los pactos con sediciosos y proetarras. Esto, a un periódico provincial alemán, no le interesa lo más mínimo, porque va contra sus genes socialdemócratas propensionistas.

El Stimme entrevistó una vez al fundador de un grupo de Facebook, ''Du bist aus Heilbronn wenn (unzensiert)'' (eres de Heilbronn si -no censurado-). En la entrevista se hacía hincapié en el carácter liberal y anticensor del fundador de la página, Dennis Decker. Al preguntársele por qué le pareció importante crear un grupo sin censura, Decker respondió que una vez accedió a otro grupo de Heilbronn en Facebook preguntando si ''alguien conocía a un peluquero que trabajara de forma privada'' (en alemán, decir trabajar privado es un eufemismo para trabajar en negro) y le borraron el comentario rápidamente, algo que dejó al pobre Decker desolado.

Eso llevó al heilbronnés a crear su propia página, en la que, según admitía en la entrevista, sí tuvieron que ''echar a algunos primeros miembros, por su pensamiento de derechas''. El censor anticensura. Qué es el pensamiento de derechas y, sobre todo, quién es el juez para determinar el límite entre un pensamiento de derechas y una leve discordancia con el mainstream verde y progre? aparentemente, el juez es Dennis Decker, al menos en su grupo.

 Huelga decir que el entrevistador del Stimme, Christoph Donauer, no cuestionó la hipocresía del entrevistado. En la burbuja progre y climatista en que vive Alemania, la burbuja provincial te da el azúcar informativo que quieres.

lunes, 17 de julio de 2023

La ley del embudo de Kübra Gümüsay

 Kübra Gümüsay es la versión germano-islámica del Follonero. Periodista feminista, silenciosa con la ilegalidad de políticos como Erdogan y, eso sí, muy crítica y sectaria hacia símbolos de la legalidad de la sociedad alemana, como por ejemplo la policía.

Confieso que no veo la televisión alemana, por lo que, pese a mis 10 años viviendo aquí, no habia oído hablar de la muy televisiva señora Gümüsay hasta 2022, cuando unos colegas progres de trabajo sopesaron su invitación a un evento académico sobre la democracia. Al final no vino, no sé si por la polémica que surgió en el entorno de uno de nuestros socios (en un e-mail, una colaboradora nuestra acusaba a Gümüsay de demasiado cercana al régimen turco) o porque en televisión, la periodista turcoalemana cobra más que en eventos de menor alcance.

El caso es que una vez entrevistaron a Gümüsay en Der Spiegel, la revista de referencia de la izquierda alemana, y la periodista turcoalemana demostró manejar la ley del embudo con una perfección similar a la de Jordi Évole. Fue cuando le pidieron un ejemplo de su afirmación de que el debate es necesario en una democracia siempre que sea ''objetivo''. Gümüsay respondió:

''Para mucha gente, la policía simboliza seguridad y confianza. Pero aquellos que tienen miedo de violencia racial de policí@s (en alemán, la revista declinó el sustantivo policía y otros en femenino a petición de Gümüsay) también son muchos. Ambas perspectivas son justas y reales. Pero mientras aquellos que se creen seguros no reconozcan la inseguridad de los otros, nos atascamos con la pregunta: cómo debería funcionar la policía de manera ideal en nuestra sociedad? y cómo funciona realmente? En vez de eso, gastamos energía en nuestras discusiones de si de verdadhay racismo en la policía. Creamos debates que no consideran el amplio espectro de las perspectivas''.

En esta respuesta, Kübra Gümüsay presupone varias realidades. Para empezar, está equiparando dos grupos de gente en cantidades iguales, como quien divide una ciudad de Sevilla entre béticos y sevillistas: con su declaración podríamos decir que en Alemania hay, pongamos, unos 40 millones de habitantes con respeto y confianza hacia la policía y otros 40 millones con miedo a la violencia racista de las fuerzas del orden. Seguramente, si Gümüsay leyera esto que estoy transcribiendo, lo rechazaría. Pero es exactamente así como lo ha descrito ella, solo que sin dar números exactos.

Luego presupone Gümüsay, por supuesto, que hay un problema de racismo en la policía alemana. Un problema, supone el lector, mucho más grave que el racismo que pueda existir en escuelas, taxis, cines o estaciones de bomberos. Lo cierto es que, si les digo la verdad, he visto en 10 años viviendo en Alemania muchos más policías (en periódicos, televisión o controles de seguridad del aeropuerto de Frankfurt) con rasgos asiáticos, negros o turcos que ataques o comentarios racistas a ciudadanos normales por parte de policías en directo (nunca) o en los medios (en muy pocos casos, por no decir raramente).

El último gran elemento que presupone Gümüsay es que existe un problema con los ciudadanos que creemos en la policía alemana si no reconocemos el supuesto problema racista (y aparentemente extendido) de la policía. Esto es una ley del embudo como la copa de un pino, que básicamente viene a decir que si no creemos los dos supuestos descritos anteriormente, es que somos tan racistas como la policía racista.

Decía al principio que ésta era la versión germano-islámica del Follonero, pero hay que agradecer que aún le hagan las entrevistas a ella y no que ella sea la encargada de hacerlas.

sábado, 8 de julio de 2023

Hasta siempre, Carlos Alberto Montaner

 Carlos Alberto Montaner es una de esas personas serias que se van sin que nadie se entere, porque no merecen mucha repercusión en los medios de hoy en día. También es verdad que padecía de una enfermedad mental y, en la sociedad actual, los que olvidan antes son los que tienen memoria y un cerebro sano.

El caso es que el Montaner era bien conocido en el mundo hispano, aunque yo no lo conocía cuando entré en su casa de Madrid en 2009. Me había enviado Javier Algarra, director de Informativos de Intereconomia, porque no le parecía bien que trajera un reportaje de Cuba (50 años revuelta) sin ninguna entrevista. Cuando Montaner abrió la puerta de su casa, demostró ser un hombre frío, pero educado y con una manera de hablar que recordaba a un militar. Yo estaba hipnotizado al oir ese deje cubano rodeado de estanterías y muebles caros en un piso cerca del Retiro, cuando pocas semanas antes, durante mi viaje de 20 días en Cuba, había interiorizado que el acento caribeño iba emparejado a la pobreza.

De la pobreza y de la desesperanza habló Montaner como si no hubiera una cámara detrás de mí. Se notaba cómo se le rasgaba la voz de pena con cada palabra que salía de su boca. Por eso, cuando el otro día murió, me dio una doble pena. La pena de la muerta de un defensor de los derechos humanos, crítico con el socialismo en general y con el régimen cubano en particular. Pero también la pena de una persona que era seria  y con críticas apenadas, aceradas e impotentes, como las de mi padre.

Sin embargo, son estas personas las que me reafirman en mis valores y las que me dan valentía para recoger su testigo. La lucha por la libertad sigue.

viernes, 7 de julio de 2023

Gabriel Rufián, tonto a la fuga

 Gabriel Rufián es ese diputado tonto que hace años, en una comparecencia del Congreso, dijo 'treceavo' cuando debería haber dicho 'decimotercero'. Por suerte, una Esperanza Aguirre siempre espléndida le corrigió con tono de abuela tocapelotas, y el catalán hijo de andaluces, sin levantar la mirada, respondió con un 'bueno', como ese hijo o nieto que juega a la play y al que le tiran de las orejas brevemente.

Si la izquierda española tuviera el mismo celo corrector con los nacionalistas o progresistas que con la derecha cup of café con leche, que por cierto fue muy criticado a Ana Botella pese a que Café au lait se ve en menús de muchos países extranjeros no francófonos, a Rufián lo conocerían hoy como el diputado treceavo. Pero todos se han olvidado ya. No pasa nada, porque cada semana suelta una burrada que demuestra su incapacidad no ya para sentarse en el Congreso, sino para sacarse un graduado en cinco años.

Esta semana ha dicho que 'fugado' no es un adjetivo correcto para Puigdemont, porque fugado implica estar escondido, cuando en realidad todos saben dónde vive el expresidente delincuente. Sin embargo, cuando Juan Ramón Jiménez hablaba de la fugacidad de la vida, no se refería a que la vida se nos escondiera, sino que se nos va, y además más rápido de lo que creemos. También en alemán, en concreto el diario NZZ de Zürich, se escribió una vez sobre la 'Flüchtigkeit des Lebens', o sea la fugacidad de la vida, para referirse a la pandemia del coronavirus que nos recordó a todos la proximidad de la muerte como fenómeno individual y colectivo.

Por cierto: al igual que los términos fugaz y refugiado están relacionados, también lo están en alemán Flüchtling y flüchten. Los refugiados no están a la fuga por esconderse (algunos sí necesitan esconderse, pero no todos), sino porque se van. Como el gas que se va de la tubería por una fuga... de gas.

No son honestos, pero es que tampoco están bien formados.