miércoles, 24 de enero de 2024

DICEN QUE ALEMANIA ESTÁ INDIGNADA

 Escribo estas líneas mientras Deutsche Bahn (DB), la empresa pública de ferrocarriles alemana, comienza una huelga de seis días (seis!). No es la primera huelga de los últimos meses. En un año, creo que es la cuarta convocatoria, o la quinta. Pero sí es la más larga hasta la fecha. Gracias a Dios no me afecta, porque la línea que conecta mi pueblo con la ciudad en la que trabajo la opera una empresa privada, y hacen mucho menos huelga.

Me resulta curioso que escándalos así, como que una empresa casi monopolística del Estado niegue el derecho al transporte a los ciudadanos -muchos de ellos, como los estudiantes, sin opción de coche-, no lleven a la gente a manifestarse en la calle. En estos últimos días se han conocido dos grandes movilizaciones en Alemania: una de agricultores contra el recorte de subvenciones del gobierno y otra contra el ascenso de la AfD. 

Alemania, país se poetas y pensadores, como suelen decir humorísticamente aquí, parece muy confundida. No se manifiesta por una solución (pongamos por ejemplo la privatización de DB, que ya se ha dado en determinados trayectos) para tener un mejor servicio de trenes, como está demostrado con la empresa de trenes que opera la línea de mi pueblo; pero sí sale en masa a la calle para pedir solución a dos 'problemas' mucho más difíciles de resolver: volver a subvencionar a un colectivo cuando no hay dinero, y prohibir un partido al que las encuestas dan ahora mismo en torno a 10 millones de votos.

Pero quiénes se manifiestan en contra de la AfD? No puedo juzgar a todos, pero sí a los 3-4 conocidos que tengo que no suelen expresarse públicamente sobre política pero sí se han lanzado estos días a hacerlo. Evidentemente, voy a cambiar los nombres.

- Están Anne y Ralph, viejos amigos amabilísimos, la primera familia que conocí en Alemania, en el lejano 2007. Anne, hace un mes, me preguntó sorprendida -mejor dicho, con miedo- qué hacía en Pakistán. Es decir, ya podeis lapidarme por presumido o arrogante, pero el mismo desconocimiento ganado en los medios de comunicación mainstream sobre países como Pakistán es el que les lleva a manifestarse en la calle contra 'los nazis'.

- Está Lisa, una cliente esposa de un trabajador en Lidl. He enseñado español a ambos. Una cliente con poca paciencia y mal humor ya en la primera clase. Me esforcé sólo porque el marido sí era mucho más agradable. Llamadme sensible, pero una persona que es arisca y responde mal a una pregunta durante una clase no puede juzgar a toda la gente que vota a un partido, o a todos sus políticos.

- Luego está Laura, otra alumna mía de español. Entre sus lecturas estaba, según me dijo un día, las memorias de la multimillonaria Michelle Obama, 'Becoming'. Lo curioso es que un día me confesó que su marido era político de la CDU. Podrías decir, querido lector, que no deben de dormir en el mismo colchón por no ser de la misma condición, pero te equivocas. Hoy no hay nada más parecido que el partido político CDU y Michelle Obama. Pues bien, esta Laura es otra de las sorprendidas de que me fuera a Pakistán, y no solo eso: en 2022 me dijo que nunca salía fuera de Europa, por miedo a volar y porque no le interesaba el tercer mundo. Fuente primaria de información? la cadena pública de televisión ARD o libros como 'Becoming'. Sí, soy arrogante, lo sé, pero es lo que hay.

Hoy he leído también una estadística del 16 de enero de 2022 en el Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, según la cual el precio de los impuestos, tasas y tarifas de la luz se incrementó entre 1998 y 2021 en un 304%, mientras que los costes de producción sólo lo hicieron un 21%. Y estoy hablando de datos hasta 2021! sin contar con el sablazo que nos volvieron a dar el año pasado. Como suelo decirle a mi mujer, nosotros tenemos suerte porque nos va bien con el dinero. Pero qué hay de los alemanes de clase media baja? Qué ven más como riesgo, la llegada de la AfD o la factura de la luz?

Yo no creo que Alemania tenga tantos problemas como la AfD dice que tenemos. Más que nada porque basta con compararse con alrededor. Sí es cierto que hay cosas estancadas y un riesgo considerable de que la productividad y la prosperidad de las últimas décadas de vaya a pique. Lo que sí tengo muy claro, y eso lo digo como alguien que siempre ha acusado a la AfD de apoyar al separatismo catalán, es que la AfD ahora mismo no es ni de lejos el mayor problema de Alemania.


jueves, 18 de enero de 2024

LA ABERRACIÓN DEL CAMBIO DE DISMINUIDO A DISCAPACITADO

 


 

 Que disminuído ofenda y discapacitado no, a mí me lo tiene que explicar un experto en gramática, porque no me vale un Jorge Javier Vázquez cualquiera. Por qué disminuido, de disminuir, de repente es un insulto, mientras que discapacitado -de no tener la capacidad- es correcto?

Peor aún es la explicación de ese diputado del PSOE que denuncia que en los 70 le llamaran 'subnormal'. Obviamente, su objetivo real no es denunciar el término, sino la era en la que le llamaban (supuestamente) así: el franquismo. Su estrategia es espléndida. Se refiere a 'subnormal' no como término recogido en una ley franquista, porque es mentira, sino a los insultos típicos de la sociedad que hoy siguen existiendo, aunque evolucionen. Además, el diputado olvida que, si los 70 eran años autoritarios de a pelo y sin complejos, eso no se daba sólo en la España franquista. En los Estados Unidos de Jimmy Carter y en la Alemania de Franz Josef Strauß también se atizaba a los niños con una regla en el colegio.

Es decir, tenemos a un diputado argumentando el cambio de un concepto en la Constitución con un insulto oral de hace cinco décadas. 

Voy a intentar decir esto con humildad, porque no viví los 70, aunque sí los 90, en los que 'subnormal', en el colegio, era un insulto perfectamente homologable a 'capullo', que hoy sigue sin estar mal visto entre amigos: los que hoy aplauden en el Congreso (incluído el PP) son lo suficientemente soberbios para creer que saben identificar la línea temporal invisible en la que una palabra deja de ser aceptable y consensuable para convertirse en malsonante y ofensiva. Qué digo, para convertirse en inconstitucional.

Y esto que yo escribo no se han atrevido a comentarlo mis estimados Alsina, De la Torre o Herrera porque, al haberlo aprobado también el PP, no pasa el filtro para ser criticable. De locos.

jueves, 11 de enero de 2024

Dios nos libre del qué hay de lo mío sin límite de velocidad

 Mi admirado profesor Juan Francisco Fuentes dice que es muy sano tener una mezcla de ideologías y no ceñirse siempre a los elementos típicos de una tendencia política. Estoy de acuerdo, porque además la mayoría de la gente es así. Casi la totalidad de gente que conozco de 'derechas' tiene ciertos elementos progres, y la casi totalidad de gente progresista que conozco desea también ciertos elementos conservadores y relativos al orden en su entorno.

Más interesante aún me resulta la gente que, coincidiendo en la mayoría de sus postulados, me repele enormemente. Cómo es posible que una persona comparta todos mis postulados para una vida justa, y sin embargo su manera de exponerlos, metiendo de por medio una sola opinión, eche todo a perder?

Es el caso de una carta al director del Heilbronner Stimme, en diciembre de 2021, del ciudadano Josef Csantis de Weinsberg. Traduzco la carta -inédita en español hasta ahora:

Futuro sombrío

Sobre las ayudas estatales a empresas

Empresas más pequeñas y autónomos tienen que devolver las ayudas. Nuestra democracia está siendo desguazada. Aun los ciudadanos tienen la oportunidad de frenar esto en las elecciones, pero quién sabe por cuánto tiempo. Qué nos amenaza? Confinamiento, obligación de vacunarse, límites a la velocidad, prohibición de conducir a los 60, trabajar más allá de los 70, aumento de precio sin fin, escasez de alimentos y materiales industriales, vivienda impagable  y mucho más. Mientras ancianos y sintecho duerman en la calle y tengan que recoger botellas para sobrevivir [en Alemania el reciclaje de botellas devuelve dinero al consumidor], nuestro futuro es muy sombrío. Estos ancianos han hecho posible nuestro bienestar con su duro trabajo, y hoy los dejamos caer. Algunos son daños colaterales que se van aceptando. Un cómico dijo una vez: ''Tengo miedo de la actualidad. No necesito futuro''.

Dejando a un margen comentarios sobre la demagogia de la recogida de botellas, pues el que recoge botellas también tiene manos para recoger los millones de espárragos que Alemania deja pudrirse en el suelo cuando no vienen suficientes rumanos a trabajar el campo, el señor Csantis y yo coincidimos especialmente en el miedo a la imposición de límites de velocidad. Es una medida en el debate público de Alemania, un país que se precia por ser el único del mundo aún con tramos de autopista sin límites de velocidad. Y cualquiera con dos dedos de frente entiende que las muertes en accidentes de tráfico, en su mayoría, suceden en carreteras comarcales. En la autopista, el gran problema es el abuso del carril de en medio, algo que no está lo suficientemente perseguido o penado en Alemania.

Csantis demuestra ser un prototipo de votante derechista germánico con demasiados tintes para hacerse pasar por peronista nacionalista si viviera en Argentina y no en Europa central. Primero, por la crítica a la devolución de ayudas al Estado. En la misma edición del progresista Heilbronner Stimme donde apareció la carta, las noticias informaban de que esas ayudas tenían que devolverlas aquellas empresas o autónomos que las habían recibido sin justificación o de manera ilegal. Por ejemplo, un restaurante que hubiera despedido a trabajadores y que hubiera empleado en negro a familiares. Mientras leía esa noticia, me acordé también de un caso personal. En febrero y marzo de 2020 yo estuve por primera vez en mi vida apuntado al paro. La empresa para la que había planeado un par de cursos que fueron cancelados por los confinamientos me ofreció una ayuda estatal bastante generosa, cubriendo los honorarios de los que tuve que prescindir por cobrar el paro. Mi respuesta a la empresa fue de gratitud, pero rechazando esas ayudas, porque sabía que tarde o temprano detectarían el fraude de cobrar el paro y, paralelamente, unos honorarios o la ayuda correspondiente por no recibirlos. No se da cuenta Josef Csantis de que, con esos millones de ayuda que el Estado habría perdido, habría menos recursos para ayudar a esos ancianos de los que habla?

Pero permítanme que dude de que este Csantis se preocupe de verdad por los ancianos. En realidad es un argumento emocional para que gente que en circumstancias normales no estaría de acuerdo con su artículo acabe convencido de que tiene razón. Quién no piensa con ira en el horror de ser viejo y pobre?

Otra cosa sorprendente es hablar de la escasez de alimentos mientras se habla de lo caros que son. Yo le aseguro a Csantis que si el papel higiénico hubiera visto triplicado su precio por decreto ministerial en abril de 2020, habría habido de todo menos escasez.

Y es que, por favor, no vean odio en este comentario, pero soy un fan de las autopistas sin límites de velocidad. Lo que no me gusta es imaginarme a este ciudadano ocupando el carril de en medio, con pegatinas detrás de su coche pidiendo jubilación a los 60, ayudas sin límite del Estado y espárragos made in Germany a precio de papel higiénico.


sábado, 23 de diciembre de 2023

Janan Ganesh niega ser infantil y no quiere hijos

 Hace pocas semanas escribía sobre el movimiento antinatalista. Hoy voy a escribir sobre una parte de la sociedad con muchos más seguidores que los antinatalistas: la de aquellos que no quieren tener hijos, pero no por razones colectivas, decrecionistas o mundialistas, sino individuales.

Y es que el columnista del Financial Times Janan Ganesh, de distinguido vocabulario y con espacio reservado en la contraportada del diario, se explayó una vez con argumentos a favor de la soltería y contra la crianza de niños. Me ocurre que ante cada uno de los argumentos que enumera Ganesh se precipita un pensamiento mo, un hecho, que lo niega.

1) ''Las conversaciones más adultas que tengo es con aquellos sin hijos; leen más, atienden más, viajan más y se dan cuenta de más cosas''. La gente lee poco, y basta con subirse a un tren por la mañana para corroborarlo. Algunos serán padres y otros no, pero, admitiendo que alguien sin hijos tiene más tiempo que otro con hijos, ello no significa que llene su tiempo libre con lecturas. Más bien tiendo a pensar que Ganesh se rodea de colegas columnistas y redactores que son estrellitas en potencia y sin tiempo que perder con una baja maternal o paternal para no desperdiciar su turno en el muy enclenque y menguante negocio del periodismo. Dentro de 30 años, quizá Ganesh se dé cuenta de que tendrá conversaciones adultas tanto con adultos que hayan vivido a la mitad, o sea, sin hijos, como con adultos cuyos hijos ya se han emancipado y que vuelven a tener tiempo para leer más, atender más, viajar más y darse cuenta de las cosas.

2) ''Entre los adultos hay decoro, casi una formalidad, nacida de la aversión a los olores, manchas y estrés general de una casa con niños''. Este tío no ha estado en casa de mi suegro con su novia, ambos sin hijos a cargo desde hace más de 20 años, y donde apesta a pedo cada vez que los visitamos.

3) ''Los adultos tienen la promesa de control máximo sobre sus vidas''. Hombre, el control máximo nunca lo vas a alcanzar, porque como apunta Jesús G. Maestro, ya el solo hecho de trabajar implica vender parte de tu libertad por dinero. Ahora bien, la diferencia está en si al volver del trabajo te encuentras en casa con un gin tonic o con un niño y un gin tonic. Los primeros creerán tener el control máximo sobre sus vidas, pero que me escriban cuando alcancen la edad de jubilación y nadie los visite ni los cuiden cuando no puedan moverse. Ahí el control de sus vidas pasará a estar en manos de desconocidos.

4) ''Tengo una lista de ciudades en la que pasar el resto de esta década. Nadie con [hijos] dependientes podría ser tan móvil de mudarse de ciudad en ciudad''. Hombre, Janan, y tú hablabas de infantilismo. La clave está en vivir en esas ciudades en tus 20, no ahora que tienes 41. La mudanza constante como nuevo sueño burgués del siglo XXI. Y el tío lo primero que inspeccionará en cada una de esas ciudades será las discotecas con chicas de 18, seguro.

viernes, 20 de octubre de 2023

De gatos y fascistas

 Cuando mi hijo empezó a hablar hace algunos meses, llamaba a todos los animales 'atze' (gato), porque tenemos dos gatos en casa. El caballo de mi mujer? gato. Un perro por la calle? gato. Un alien en alguna película? gato. Tan solo hace poco empezó a discernir, y ya sólo llama 'atze' a los gatos. De hecho, a la gata ya la llama por su nombre propio: Mancha.

Hay adultos que se pasan toda la vida poniéndole un nombre erróneo a lo desconocido o a lo odiado. Hoy en día, los más fanáticos denominan como 'fascista' a aquel que no le sigue la corriente progresista o woke; y aquellos de los que se espera una cierta intelectualidad -por ejemplo en la prensa- no dudan en denominar como 'conspiranoico' al que cuestiona, por ejemplo, el origen del coronavirus, incluso ahora que contamos con artículos y reportajes de periódicos liberales y/o progresistas como el Financial Times, Cicero o Time que ponen en duda la tesis del murciélago y apuntan al centro virológico de Wuhan, basándose por supuesto en datos fidedignos.

Hace exactamente 14 años conocí a un periodista canario en los Cursos del Escorial. Él rondaba ya los 30 años y yo empezaba los 20. Tuvimos una conversación muy interesante y orteguiana en su habitación después de una conferencia de Raúl del Pozo, en la que yo le había impresionado por una pregunta muy filosófica, que Del Pozo, sin embargo, oyó mirando el reloj y soltando al micrófono sin querer ''bueno, a ver cuándo se acaba esto''. Qué mal está España, sí, desde luego, qué mal estamos los periodistas, sí, sí. Victimismo juvenil en su máxima potencia.

Tras mi vídeo viral de Intereconomía, este periodista, al que llamaré aquí Adán, me contactó -creo que por Facebook- muy indignado, comentándome lo mucho que se había equivocado buscando una amistad que, en realidad, no había llegado más lejos (no había vuelto a verlo después de los cursos de verano). Pero hasta ahora lo he tenido en Linkedin, y resulta que Adán ha publicado mucho últimamente, o al menos me aparece más de lo normal en mi feed. Así que hace un par de días decidí escribir un comentario a una entrada suya.

En su entrada, Adán, en la línea con aquella conversación del verano de 2009, se quejaba de que, aunque él no fuera un periodista o escritor del nivel de Borges, estaba un poco apenado por el estado del periodismo, porque le ofrecía poco dinero por su trabajo, ''menos que a una limpiadora'', en sus propias palabras, que sólo se puede permitir un progresista porque si lo dice un liberal, es clasista. Es decir, en la misma entrada, Adán denunciaba el estado precario de la profesión pero reconocía no ser especialmente bueno en esa profesión. Mi comentario resumía básicamente la realidad del periodismo actual: como cualquier servicio o producto del mercado, aquello que no está muy demandado cotiza poco. La gente, hoy en día, busca más bien la tecnología, la casa y el coche propio. Así, se benefician los ingenieros y los notarios, le puse. Adán le había contestado a todos menos a mí: sólo me dio un like.  

Esta mañana, Adán ha compartido un artículo de otra periodista independiente con el mensaje 'leedlo, es gratis para los primeros 10 lectores, así que daos prisa'. El artículo trataba de Javier Milei, que iba a cargarse ''los jalones que quedan de Argentina'', según Adán. Me meto en el artículo, que, dos horas después de haber sido compartido, está abierto, por lo que se confirma que no ha entrado suficiente gente. Va en la misma línea que el artículo de Christoph Gurk en Süddeutsche Zeitung hoy: Milei es un ''destructor'', es el ''hombre de la motosierra''. También El País calificaba a Milei ayer de ''extrema derecha''.

Entonces me acuerdo de mi niño, cuando, hace escasos meses, aún llamaba 'atze' a cualquier animal viviente, incluso a los aliens que veía en pantalla. Esa mezcla de falta de experiencia, autoengaño y disponibilidad las 24 horas a escribir y pensar lo que aquellos que sí tienen experiencia y medios quieren que escriban y piensen.  


lunes, 2 de octubre de 2023

Sánchez, la amnistía y las polillas venenosas

 Una noche de verano de 1966, un ejemplar de una de las polillas más bonitas de Norteamérica, la polilla ornamentada o, en su nombre científico, utethesia ornatrix, quedó atrapada en una telaraña. Tal como lo relata Thomas Eisner en su libro 'For love of insects', una polilla normal habría aleteado desesperadamente para huir del mordisco letal de la araña, pero esta polilla de alas rosas con puntos negros sobre círculos blancos se quedó inmóvil, pese a notar la cercanía del arácnido. Cuando la araña llegó, dudó por un instante, y decidió empezar a cortar todos los nudos de la seda que apresaba a la polilla, dejándola caer.

Eisner estudió el fenómeno y aprendió que las larvas de esta polilla se alimentan de unas hojas venenosas del arbusto denominado crotalaria. Ese veneno, también llamado alcaloides, ahuyenta a los herbívoros, pero encanta a las larvas de la polilla ornamentada. Al alimentarse de alcaloides, parte del líquido tóxico queda en su sangre, con lo que se protegen en el futuro, tras pasar la metamorfosis, de sus depredadores potenciales.

Cuando empecé a escribir este artículo pensaba comparar a la araña con los separatistas, nacionalistas y proetarras españoles, ese grupo depredador atraído por un sujeto bello pero profundamente venenoso como Pedro Sánchez, que ha absorbido a otros depredadores de antaño como Susana Díaz, Pablo Iglesias o ERC; pero luego lo he reconsiderado y me pregunto si no podría ser también una alegoría del votante socialista. Después de todo, no hay que envilecer a la pobre araña, que es un ser vivo como cualquier otro con derecho a cazar, comer y sobrevivir. 

Después de todo, el votante socialista también caza (bueno, va a trabajar si no vive de la subvención), come y sobrevive. Se siente atraído por un líder guapo (el más guapo de todos los presidentes de toda la democracia!), que no se mueve ni para dar la réplica al primer candidato a la investidura, Feijoo, y aunque este líder le robe y lo arruine, y esté a dos telediarios de amnistiar a delincuentes no arrepentidos regalándoles la soberanía de una parte de su territorio a otros, el votante arácnido tiene la obligación de acercarse primero y luego perdonarle la vida al guapo.

Pero lo mismo me confundo, y Sánchez es la araña amnistiando al polilla Puigdemont. Qué lío. 

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Weltsichten - El Economist de los pobres

 Weltsichten -literalmente 'miradas del mundo'- es una revista especializada de Alemana centrada en noticias sobre la ayuda al desarrollo, la economía y política de países 'del sur global'. Con esta descripción, el lector perspicaz podría pensar que se trata de otra publicación del estilo de Greenpeace u otras revistas del progrerío woke universal, pero se equivoca.

Es cierto que Weltsichten cuenta con columnistas que, en general, se dedican a la ayuda al desarrollo y que por tanto pertenecen a una estirpe de personas que, llevadas acaso por la superioridad moral del occidental que se acostumbra a ayudar al pobre criticando al mismo occidente que le da los medios para ello, se declaran abiertamente de izquierdas. Puede observarse cuando, por ejemplo, el mismo redactor jefe de la revista, Bernd Ludermann, reduce su crítica a occidente al partido Republicano de Estados Unidos, a Polonia o a Hungría.

Sin embargo, los editores de la revista (la editorial independiente VFEP) o el mismo redactor jefe son lo suficientemente honrados como para no cercenar la libertad de expresión de sus reporteros ni manipular sus artículos de una manera que cabría esperar en Greenpeace o incluso Der Spiegel. Así, Weltsichten, que ofrece contenidos exclusivamente referidos a países del tercer mundo, sorprende con reportajes de corresponsales independientes que, sin echar mano del oligopolio mundial de agencias de prensa, te cuentan cómo en Benín un millonario de la industria del algodón está reforzando las exportaciones y el libre comercio de su país con el resto del mundo; o cómo los grupos islamistas de Cabo Delgado, en Mozambique, no salen de la nada, ni basan su lucha puramente en un fanatismo religioso (como los medios europeos nos suelen resumir sobre Al Qaeda o el Estado Islámico), sino que cuentan cómo en esa región de Mozambique los rebeldes islamistas no son más que pescadores pobres o pequeños comerciantes que se sienten olvidados por el Estado que en 2009 había descubierto grandes yacimientos de gas. También puede sorprenderte un reportaje sobre el malvado régimen de Venezuela, con datos y gráficos diferentes a los de medios europeos de derecha, pero igual de demoledores.

Weltsichten me parece la prueba irrefutable de que puede existir aún una izquierda periodística o mediática honrada y que da voz, sin arrebatársela y sin condescendencia, a los desfavorecidos.