jueves, 29 de diciembre de 2022

LA OBSESIÓN DE LA PRENSA ALEMANA CON LA IGLESIA CATÓLICA

 Una vez comenté a mi amigo mallorquín Carles B., germanófilo como yo, lo sorprendente que me parecía el anticatolicismo de los periódicos alemanes. Recuerdo que me explicó esa tendencia típica de los diarios germanos (son sobre todo los diarios, apenas lo notas en radio o televisión) como una revancha o ajuste de cuentas por la Guerra de los Treinta Años. Pese a haber pasado 400 años, confieso que el argumento me convenció. Después de todo, fue una guerra entre católicos y protestantes y, del tercio de la población europea que murió de hambre, enfermedad o directamente en combate, la peor parte se la llevó una Alemania dividida, hasta el día de hoy, en dos partes iguales entre católicos y protestantes.

Otra cuestión sería averiguar por qué los diarios suelen linchar a la iglesia católica y no a la protestante, si ésta también infligió un año considerable a una parte de la población alemana. Pero es fácil argüir que el protestantismo nació en Alemania y que la Reforma posibilitó entre otras cosas que la Biblia fuera traducida al alemán, favoreciendo por tanto su acceso a las capas populares de la población para adoptar inmediatamente después un cariz ilustrador, misión que también se adjudican los diarios germanos de hoy. Por ello, el protestantismo es considerado aún hoy como algo selbstverständlich (incuestionable) en la cultura alemana, así que meterse con él sería como si la prensa norcoreana se metiera con Kim Jong-un. 

Ustedes leerán esto y pensarán, ''bueno, pero esto ya pasa en España con El País''. No, se equivocan. El País suele meter cizaña con la religión en general, dado su tradicional laicismo, pero si es en particular, entonces se ceba con la Iglesia a secas, que en España, además, es básicamente católica (el término católico significa 'universal'). No así la prensa alemana, que en sus artículos de opinión y en las noticias deja intacta a la iglesia anglicana o a la protestante (los alemanes la llaman Iglesia evangélica, no confundir con la secta de los evangelistas), respeta los fundamentos del Islam cuando trata asuntos de terrorismo islamista y apenas escribe sobre los supremacistas budistas de Birmania contra la minoría musulmana de los rohingya. 

Para entender la obsesión de la prensa alemana con la iglesia católica, lo mejor es comprar el Frankfurter Allgemeine Zeitung los seis días de la semana que se imprime, pero como no todo el mundo tiene el nivel de alemán necesario para hacerlo, voy a ofrecer varios ejemplos del número 297 del FAZ del 21 de diciembre de 2020. Varios ejemplos porque, efectivamente, uno puede encontrarse alusiones a la Iglesia católica en varias ocasiones leyendo un mismo número.

En la página 6 de este número nos encontramos con un artículo de opinión del teólogo Daniel Deckers a toda página (hablamos de un periódico de formato sábana, por lo que es una página de A3) titulado ''Dieses Kreuz'' (esta cruz), con lo que ya el título, un juego de palabras que tiene sentido incluso en su traducción al español, nos avisa del doble sentido de la cruz cristiana y la cruz (obstáculo o penitencia) que la Iglesia católica representa en el mundo maravilloso que es Alemania, que sería mucho más magnífico si toda ella hubiera sido conquistada por la Reforma de Lutero.

En este artículo en cuestión se trata el supuesto conflicto entre el arzobispo 'aperturista' Julius Kardinal Döpfner y el Papa Pablo VI a finales de los sesenta, con motivo de la publicación de la Encíclica Humanae Vitae. En esta Encíclica, cuya redacción contó con la contribución del futuro Papa Juan Pablo II, como nos hace saber Deckers, se quiso confirmar básicamente la oposición de la Iglesia católica a los métodos anticonceptivos en el matrimonio. ''Se dañaría la dignidad humana si el sexo no tuviera como fin la reproducción, porque la mujer se convertiría en objeto'', resume Deckers la posición de la Iglesia, recordando que Wojtyla ya consideraba ''sagrado'' que el ser humano fuera sagrado desde el momento de su concepción en el vientre de la madre. 

Deckers centra su crítica en la comunicación burocrática y decepcionante entre Döpfner y el Vaticano, que ignora las peticiones de reconsideración del arzobispo bávaro.  Pero lo verdaderamente chocante del artículo de Deckers, que a todas luces se ensaña con el supuesto retraso ideológico o humano de la Iglesia católica de entonces, es cómo se cierra. Teniendo en cuenta que los párrafos de un artículo a toda página del FAZ suelen contar de media con unas 22 líneas, Deckers concluye con un párrafo de tan sólo dos líneas, aunque casi habría cabido en uno solo: ''Die katholische Kirche lehrt dies bis heute'' (la Iglesia católica propaga esto hasta hoy). 

En la página 8 de este mismo número, el periodista Stefan Locke hablaba en un artículo titulado 'Die Folgen des Aderlasses' (Las consecuencias de la sangría) de la situación actual de los llamados 'nuevos' Länder, o sea los antiguos estados federados de la Alemania del Este, que desde la Reunificación han perdido un cuarto de su población, que en 1990 era de 16 millones. Las razones del ascenso fuerte del partido AfD (Alternativa para Alemania) serían esta emigración y, en concreto, el hecho de que los emigrantes fueran gente joven y, por tanto, progresista. Como el artículo se centraba en la extrema derecha, Locke no desaprovechó la ocasión de describir la tasa de natalidad de los nuevos Estados del este a principios de los años 90 como ''más baja que la del Vaticano''.

En la página 11 del mismo día, un artículo de Cultura a seis columnas y con el título 'Licht an für den Großinquisitor' (Enciendan las luces para el gran inquisidor), el periodista Simon Strauss reseña la obra de teatro 'Don Karlos', de Schiller, lanzada en streaming por el teatro Schauspiel de Colonia. Aquí el anticatolicismo se nota no tanto en el periódico como en la obra de teatro en sí (Don Karlos es una referencia al Rey español Carlos I, V de Alemania), aunque Strauss se ocupa muy bien de recordar el cierre de la escena entre el Rey Carlos y el gran inquisidor (católico, se entiende), una vez asesinado Posa: ''Quién sabe si no le habría sobrecogido a uno en sus oídos, sentado en una de esas sillas vacías, la frase fría del Rey dirigida al gran inquisidor: 'he hecho lo mío, ahora haga usted lo suyo'''.

Si hubiera coleccionado todos los artículos de periódico anticatólicos de mis 10 años en Alemania, podría haber publicado un libro con el grosor de El señor de los anillos.

domingo, 25 de diciembre de 2022

Querido Oliver (V): Los cibercuranderos

                                                                    Foto: The Guardian

Entre Francisco Gijón, autor de La leyenda del caballo turco, y Evgeny Morozov, creador de Syllabus, hay una gran similitud, pero también una gran diferencia. Ambos critican, cada uno a su manera, la manipulación de las masas por parte de los gigantes de Internet. Pero mientras el primero te acaba diciendo siempre en sus vídeos que no le creas tampoco a él, sino que busques por ti mismo para hacerte una opinión propia, el segundo ha creado su propio 'google' donde no hay logaritmos, sino un 'equipo' que te selecciona lo que en realidad podría -debería?- interesarte.

Cuando el Frakfurter Allgemeine Zeitung escribió sobre Morozov (Nr 295, 18/12/2020), lo encumbraba como un gurú valiente ante los gigantes como Facebook o Google. Decía que Morozov ya nos había avisado en 2010 sobre los riesgos de un Internet todopoderoso que, al contrario de lo que pensaba la 'naiv' sociedad occidental, no iba a solucionar los problemas del Mundo sino que los empeoraría. Morozov iba más allá y, siguiendo al pie de la letra ese refrán alemán de que 'se es más listo cuando se vuelve del ayuntamiento', tras cada revolución fallida -yo diría que inacabada-, veía justificada y normal la supuesta frustración de occidente por su relación venenosa con las redes sociales y, en general, Internet. La primavera árabe? nada. Las protestas de Hong Kong? nada. Irán? nada.

Curiosamente el FAZ no mencionó nada de Bielorrusia, que casualmente es el país de origen de Morozov, pero el gurú ya podría haberlo mencionado también. Porque, al igual que en el mundo árabe, en Hong Kong e Irán, en Bielorrusia también han pasado cosas en los últimos dos años. Incluso en otros países democráticos -el ejemplo más claro es Chile. Y, aunque Morozov vea estas revoluciones como fracasos, hay dos elementos indiscutibles: que sin Internet no habrían llegado tan lejos como han llegado, y que las consecuencias las vemos aún hoy en día, aunque sea a cámara lenta.

Cojamos el ejemplo de Chile. No seré yo quien apoye el gobierno filocomunista de Boric, pero es un hecho que sin Internet, sea por Tic Tok o Twitter, esas protestas lideradas entonces por Boric no habrían llegado a colocarlo como jefe de Estado hoy. 

En Hong Kong, un Internet censurado se enfrenta a la gigantesca China, por lo que, si bien no hay igualdad de condiciones entre los activistas y el régimen, los ciudadanos de la antigua colonia británica sí han logrado apoyo de la casi totalidad de la comunidad internacional por la causa de la independencia. Aunque solo sea por el cursillo de Historia y legalidad chinas que hemos aprendido en occidente, con todo lo que ello significa para comprender nuestra propia realidad, Internet ya ha merecido la pena en ese caso.

Las autoridades iraníes anunciaron en noviembre de 2022 que serían flexibles a la hora de aplicar la Constitución, mientras que la fiscalía general del país anunciaba un debate sobre la abolición de la denominada 'policía de la moral', todo tras las tremendas protestas que, sin duda, también surgieron y se reprodujeron gracias a Internet. Por cierto, aún recuerdo a la recepcionista de mi hotel en Teherán en el verano de 2015, cuando me enseñaba fotos de Facebook de amigas en su casa, ninguna de las cuales llevaba pañuelo en la cabeza.

En Túnez sí ha habido un cambio relevante, si bien no sucedió lo mismo en Egipto. Pero estos son cambios, como dije antes, a cámara lenta.

Morozov denominó ''ciber-utopismo'' a la creencia de occidente en la capacidad del todopoderoso Internet de salvar el Mundo. Pero esta es una crítica que pasa por alto un hecho incontestable: que todas las revoluciones -e Internet fue una revolución- conllevan siempre aspectos positivos y negativos. En este punto cabe preguntarse qué soluciones o alternativas nos ofrece Morozov, y con su proyecto 'Syllabus' descubrimos la madre del cordero.


Syllabus es una especie de Newsletter y es posible, evidentemente, con Internet. En su página principal vemos cómo la crítica a los 'algoritmos' (de Google, se entiende) encabeza un texto que invita a abonarse. Ofrecen indexar (ellos mismos), dar rango y revisar ''decenas de miles'' de artículos de todo el mundo y en todas las lenguas (el FAZ daba como ejemplo blogs peruanos o podcasts de Hong Kong), para poder ofrecer 'el mejor' material de lectura, escucha o vídeo. Cabe preguntarse aquí qué entiende Morozov por 'lo mejor'.

Yo me quedo con Internet y sus algoritmos. Mi casa está llena de ediciones de El País, libros de Cebrián, Chomsky y Henry Kamen, y todo porque hubo una vez que di el paso de comprar contenidos que una persona con mis ideas en general no compraría, pero ni ahora ni antes de que surgiera el Internet. Y eso llevó a que los algoritmos que me recomiendan material hoy en día me recomienden cosas de todo tipo de ideologías y tendencias. Hay que domar a esos algoritmos, y no proponer un paraíso libre de algoritmos malévolos, porque eso no existe.


sábado, 24 de diciembre de 2022

Querido Oliver (IV): es la caza de izquierdas o de derechas?

 Depende de a quién le preguntes. Si te imaginas al típico cazador español, probablemente te vendría a la cabeza un agricultor o propietario de fincas de Vox fumándose un puro. 

Pero Karl Jetter nos recordó una vez la dificultad de las autoridades francesas de restringir la caza, sagrada entre las clases populares de Francia porque el pueblo se había encargado de arrancársela a los nobles durante la Revolución Francesa.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Querido Oliver (III): El sueño argentino

 

 

Justo después de que acabara la gran final del Mundial entre Argentina y Francia, unos periodistas entrevistaron al portero de la albiceleste, Emiliano Martínez, mientras el narrador alemán traducía las preguntas y respuestas. Todo el planeta Tierra estaba pendiente de lo que dijera uno de los héroes del conjunto de Argentina, para la que no sólo Messi había sido determinante, pues el mismo Martínez paró un penalti a Francia, y en el partido anterior otros dos ante Holanda. Tras la segunda o tercera pregunta, el cancerbero argentino dijo entre lágrimas que provenía de una familia de clase baja, y que por eso mismo esta victoria suponía un gran triunfo para él. No tengo claro si esta entrevista fue antes o después de llevarse un guante al pene y simular una erección, acompañada de una cara de... quiero suponer que satisfacción, aunque parezca más bien de subnormal.

Es cierto que había gente en España contraria a que ganara Messi. Por dos motivos. La mayoría de los contrarios a Argentina en realidad deseaban que Messi, antaño jugador del FC Barcelona, se fuera con manos vacías. Otra parte de españoles, si hacemos caso al Follonero y a Rosa Villacastín, eran contrarios a Argentina por razones históricas (según el Follonero, por razones de raza). Después de todo, Argentina es el país de Latinoamérica que probablemente con más intensidad ha celebrado siempre la independencia de España. Yo, al contrario, y como muchos otros españoles, me declaré fiel hincha de los argentinos desde el momento en que España cayó en octavos. Siempre que haya un equipo hispano en un evento de esta magnitud, aunque sea por razones pragmáticas (fama acrecentada de un país hispanohablante), hay que apoyarlo. Dicho quede, por tanto, que me sigo alegrando mucho de la victoria de Argentina.

Pero es que ayer, dos días después de la final, vi en el perfil de Instagram de un buen amigo mío argentino, aunque muy peronista, un vídeo de Messi con 10 o 12 años, respondiendo a las preguntas de un reportero. ''Cuál es tu sueño, Leo?'', preguntó el periodista. ''Jugar en la selección argentina'', respondió Messi. No quiero negar para nada que esto, en caliente, sea algo emocionante de ver, pero tras oír a Emiliano Martínez y ver ese vídeo de Messi en tan poco espacio de tiempo me parece preciso puntualizar que algo falla en el concepto de ''llegar alto'' en un país que fue tanto y que ha caído tan bajo en las últimas décadas, económica y políticamente hablando.

Es fascinante ver cómo en Estados Unidos, hasta el día de hoy, el sueño americano sigue consistiendo en prosperar con un negocio, con la familia, en política o con la vida en general habiendo empezado desde cero. No hay duda alguna de que esto nunca dejó de ser un sueño, y que allí prosperas sólo endeudándote a lo grande con los estudios o con el seguro médico. Pero al menos, como leyenda popular e incluso cinematográfica sigue rigiendo.  En Argentina, al parecer, el sueño se ciñe sobre todo al deporte, y en concreto al fútbol. Qué puntazo lo de Jorge Lanata vistiéndose de futbolista en 2013 cuando Fernández de Kirchner situó los partidos importantes de fútbol a la misma hora que su emisión política.

Mis buenos amigos kirchneristas deberían hacerse la siguiente pregunta, que es clave para entender el error fundamental de tomar a un personaje como Messi como ejemplo a seguir: cuántos jugadores como Messi está dispuesta a integrar una selección de fútbol en una generación entera (pongamos 3 o 4 mundiales de fútbol seguidos?). Yo no llego a más de 30 o como mucho 40 jugadores. Significa eso que la apuesta de un país es de hacer prosperar a 40 personas de 40 millones -en el caso de Argentina- durante 16 años? entonces tocamos a menos de cuatro personas al año! 

Argentina sólo saldrá del atolladero en el que se encuentra si hace brillar a empresarios como los de Mercado Libre, una de las empresas privadas más prósperas de Latinoamérica. Hay recursos, espacio y ganas. Sólo hay que ganarle el partido a los populistas.

sábado, 17 de diciembre de 2022

MIEDO DEL QUÉ SE DIRÁN

 Sí, han leído bien el titular. Qué se dirán, y no 'qué dirán', muleta famosa de Cruz y Raya. Y es que yo aprendí en Derecho hace años, mucho antes del 1-O de 2017, allá por tercero o cuarto de carrera, que el término de 'sedición' venía de 'se dice'; o sea, el sedicioso es delincuente porque, ostentando un cargo público determinado se asigna -se dice-, por la cara, un cargo distinto, creyéndose, por ejemplo, presidente de un país independiente sin serlo.

Tras las reformas golpistas del gobierno sanchista esta semana tengo miedo por primera vez en la vida del futuro de España. Porque con Zapatero, por ejemplo, se hicieron muchas barbaridades y se hicieron concesiones al separatismo. Pero lo de esta semana no han sido concesiones, han sido directamente cesiones. Se ha cedido el código penal y se han dado alas a la impunidad. Cojones le han echado, eso hay que admitírselo a los socialistas, porque es verdaderamente difícil de justificar ante el electorado eso de eliminar el delito de malversación. Con qué criterio van ahora los socialistas a protestar contra la malversación de un futuro gobierno del PP (casi simpre en beneficio de otros, como se vio en el caso Gürtel), si el PSOE acaba de legalizarla? 

Es por eso que se confirma mi teoría de que, cuando la izquierda relincha por 'barbaridades de la derecha' (pongamos por caso la instauración de la candena perpetua revisable), prácticamente siempre se trata de acciones que sólo molestan al ideario izquierdista, o sea al votante progresista, mientras que cuando es la izquierda la que se atreve a llevar adelante reformas brutales como las de esta semana, estamos ante algo que no sólo afecta a un 'ofendidito' votante de derechas, sino ante una cosa que impepinablemente destroza también al votante de izquierdas. 

Porque aunque, tristemente, el 80% de los votantes de izquierdas esta semana estén relajados en su sofá, consolándose con que, bueno, vale, esto de la sedición es un error, pero mejor ver al PSOE aguantando ahí que ver a PP y Vox llegando al gobierno, lo cierto es que la eliminación de la sedición a lo que lleva es a invitar a cualquier loco (hoy es un separatista catalán, mañana es un fan de la historia de Suazilandia llegando a presidente de Cantabria e instaurando harenes por doquier) a instaurar su propia ley y 'decirse' presidente de una república inexistente pero muy contraria a lo que hoy los progresistas entienden por progresismo. 

Miedo al qué se dirán, a partir de hoy. Y quien no lo tenga es que no se ha enterado de nada.

sábado, 10 de diciembre de 2022

LA CIENCIA RELIGIOSA

 En diciembre de 2020, la revista británica The Economist se hacía eco de un artículo de Science Advances en el que Randall Haas comunicaba el descubrimiento de la tumba de una mujer de 9.000 años junto a la que posaban herramientas de caza, como por ejemplo piedras afiladas.

En esta noticia de dos columnas y apenas nueve líneas, The Economist se esmera en hacernos saber dos veces que el hallazgo demuestra la 'obsoleta' noción de que sólo los hombres de la Antigüedad fueran cazadores. 

La lectura del texto me retrotrajo a mis tiempos en secundaria, cuando la cultura woke estaba sólo en período de gestación y no en pleno florecimiento como hoy en día. Retumba en mis oídos aún la voz grave de Francisco Miguel, el profesor de Conocimiento del Medio; y la de Encarnita, en Historia, cuando mencionaban la importancia de los egipcios de enterrar a sus faraones con sus tesoros y esclavos (si no recuerdo mal, vivos). Entonces se nos decía que era un mero trámite simbólico para mantener esa riqueza en el futuro, aunque acabara siendo una riqueza que acabase luego en los bolsillos de saqueadores europeos y no europeos durante los siglos XIX y XX.

La interpretación del descubrimiento de la tumba de Perú -las mujeres cazaban porque ''sus'' herramientas se enterraban junto a ellas- me parece un perfecto ejemplo de pseudociencia woke a la que tanto estamos acostumbrada hoy en día. O sea, esa ciencia substituta de la religión por la que sólo se puede interpretar un hecho histórico de manera que justifique o fomente el cambio de mentalidad o la reesctritura cómoda de la Historia.

Que a ninguno de esos científicos se le haya podido pasar por la cabeza que esas herramientas de caza o cocina por aquel entonces podrían haber tenido un valor monetario o al menos de simbología de clase, según el cual las damas merecerían el mejor homenaje de los hombres (propietarios de esas herramientas) en los entierros, demuestra el carácter religioso de la ciencia de nuestros días.