martes, 6 de julio de 2021

En Alemania hay siesta (por ley)

 Es un clásico. Cuando un alemán quiere burlarse de la cultura hispana, menciona la siesta. Tristemente, los alemanes asocian el cierre de tiendas al mediodía (sobre todo en el Sur de España) con esta siesta o rato para dormir. Y lo cierto es que no es, en absoluto, lo mismo. Es verdad que, en español, entendemos siesta como la acción de dormir brevemente al mediodía. Pero los españoles sabemos muy bien que esta 'siesta' es más propia de los pueblos, mucho más típica de nuestros abuelos, y a horas en las que el cuerpo pide echarse en el sofá o en la cama al no poder hacer otra cosa con las altas temperaturas. 

Además, no hay que olvidar que, si bien las tiendas en España vuelven a abrir a las 17:00, éstas continúan abiertas hasta más allá de las 21:00, y en el caso de El Corte Inglés hasta las 22:30. En Alemania, todas las tiendas (incluída la Galeria Kaufhof, el equivalente a  El Corte Inglés) cierran a las 20:00, y las librerías a las 19:30.

Sin embargo, lo que muchos no saben es que los alemanes, además de cerrar las tiendas mucho antes que los españoles, tienen su propia palabra para este sueñecito: 'Schläfchen', traducido más bien como 'duermecito'. Y vaya si lo echan. Concretamente, el Bundesgerichtshof o Tribunal Federal falló en 2019 que unos vecinos tenían derecho a tocar instrumentos de música al menos dos horas al día, a exceción de ''las horas de descanso (Ruhezeit) del mediodía y de la noche'' (Expediente: V ZB 11/98).


jueves, 3 de junio de 2021

Aufpassen: thailändische Münzen unterwegs

 
An einem Tag vor einigen Jahren warf mein Vater Münzen von 100 chilenischen Pesos im Parkautomaten vom Flughafen Sevilla ein. Diese Münzen sind identisch zu den 1 Euro Münzen aus Europa. Allerdings entsprachen 100 CP damals sowie heute ca. 10 Eurocent. Mein Papa machte das aus Protest vor den sehr teuren Tariffen am Flughafen. Ohne daran zu denken -ich glaube wirklich, dass er nicht daran gedacht hatte-, dass ein neuer Kunde (und nicht der Flughafenbetreiber) diese Münzen als Rückgeld erhalten könnte.

Das ist mir tatsächlich gestern passiert, als wir in einem Bauernhof auf Sylt Käse gekauft haben. Ich werde den Namen des Ladens nicht verraten, falls die nicht so freundliche Verkäuferin doch nicht die Absicht hatte, die Münze schnell loszuwerden, weil sie einfach kein Mensch ist, der auf die Münzen starrt. Ich schon. Ich liebe, mir die verschiedenen Motive der europäischen Münzen anzugucken. Aber nicht in dem Moment, in dem ich die Münzen von einer fremden Person bekomme. Da ist mir wichtiger, schnell zu zählen und dem nächsten Kunden Platz zu machen.

Als ich gestern auf diese Münze guckte, sah ich zuerst eine Pagoda. Ich dachte: bestimmt noch eine deutsche Münze mit irgend einem Palast von Potsdam darauf. Aber dann sah ich die komische Schrift, und sagte zu mir: Georgien ist noch nicht in der EU. Auch der Kopf auf der anderen Seite der Münze erinnerte mich weder an einen deutschen Kanzler noch einen europäischen König. Scheiße, 10 thailändische Baht! das entspricht 20 Eurocent!

Ich war natürlich sehr empört, muss aber gestehen, dass ich sofort angefangen habe, einen Plan zu machen. Wie werde ich diese Münze loswerden? Nicht im Käseladen, weil wir bis dorthin gewandert waren und ich nicht unbedingt mit dem Auto zurückfahren wollte; außerdem würde die Verkäuferin mein Gesicht erkennen und -falls ihr doch bewusst war, was für eine Münze sie mir gegeben hatte- würde bestimmt darauf gucken wollen und sie als Zahlungsmittel ablehnen.  

Im kleinen Gehirnfach, in dem ich meine künftigen Rachen verwalte, dachte ich plötzlich an eine Penny Filiale in Heilbronn, in der ich einmal eine faule Avocado kaufte (warum ist Avocado auf Deutsch weiblich?). Ich war natürlich ein bisschen schuld, denn ich hatte die Avocado nicht so richtig angetastet. Aber ganz ehrlich, in Corona Zeiten ist es ein heikles Thema, Obst anzutasten. Ich denke da sehr oft, ein Spießer wird mir etwas über die Schulter vorwerfen. Außerdem kann eine Avocado, die im Prinzip eine schöne Konsistenz hat, trotzdem faul sein. Und das war glaube ich damals der Fall.

Soll ich die 10 Baht in dieser Penny Filiale loswerden? wäre das ethisch? ich gebe zu, dass Rache keine gute Sache ist. Das sollte nicht der Grund sein, für egal was. Trotzdem fällt mir gerade kein anderer Ort ein, in dem ich diese fake 2 Euro ausgeben könnte. Denn manchmal kommt die Innovation in den Firmen als Schutzmaßnahme gegen Betrug oder Ineffizienz: was wäre, wenn Penny -und andere Supermarktketten- aus Reaktion vor falschem Geld die Bezahlautomaten einführen würde, welche schon bei Edeka der Normalfall sind?

Aber nein, das werde ich nicht tun. Einmal wurde ich -ausgerechnet in Laos- von einer Reiseagentur betrogen (ich bekam eine Fahrkarte für das langsame Boot, wobei ich den Preis des Speed Boots bezahlt hatte), und ein mitreisender Spanier sagte zu mir, ''was das Leben Dir nimmt, gibt dir irgendwann zurück''. Ich werde nun irgendwann nach Thailand reisen, in der Hoffnung, 2 Euro als Rückgeld zu bekommen.

martes, 1 de junio de 2021

De amos infiltrados en diarios de izquierdas: Maxim Leo

 Leyendo a Maxim Leo en 'Ein fast leeres Nest' (un nido casi vacío), en el periódico progre Berliner Zeitung del 12/13 octubre de 2019, creo descubrir a otro progre más que, para defender sus privilegios, prefiere camuflarlos con el ideal de justicia o de protección de lo local, de la tribu. 

Y es que, en este artículo, el periodista berlinés critica duramente la nota de corte de las universidades berlinesas, que trae como consecuencia la emigración de sus hijas a otras ciudades para estudiar. Pero no lo hace precisamente con una crítica constructiva, sino que apoya su argumento en la denigración del 'empollón provincial del Sarre' que acude a Berlín en busca de mejores oportunidades.

Pero resulta que Maxim Leo no es progre. Sorpresón.

Es cierto que el Berliner Zeitung es indudablemente progre. Es la versión alemana del diario Público, con editoriales que dedican más tinta que otros al Mietendeckel o limitación de los alquileres en la capital. Pero lo cierto es que, tras una búsqueda rápida en Google de su biografía y anteriores contribuciones, el Sr. Leo no parece nada progre. Es más, se asemeja mucho más a un Sánchez Dragó teutón.

En una entrevista en Freitag, también en un periódico de izquierdas, leo que se declara sin duda 'capitalista', porque 'al ser mi padre anarquista y mi abuelo miembro de la Resistencia en la II Guerra Mundial, era la mejor manera de rebelarme'. En esta misma entrevista, Maxim Leo asegura que no podría ir a una manifestación de 1.000 personas, aunque estas reclamaran exactamente lo mismo que él desea. Y que hay que mirar más relajadamente a la AfD y escucharles. Otra frase que podría esperarse de un Sánchez-Dragó.

De lo que estoy convencido es de que hay lectores del Berliner Zeitung muy progres que compartirán la opinión de Maxim Leo sobre la nota de corte. Aunque tenga tufillo a elitismo y algo de xenofobia. La izquierda siempre tiene un cajón de sastre para defender los privilegios que ellos llaman 'derechos', 'conservación del medio ambiente' o 'justicia social'.

domingo, 23 de mayo de 2021

La utilidad del euskera en Madagascar

 

                                                     Foto: Rafael González García de Cosío

 

Para aquellos que tienen un B2 de francés oxidado, o sea en la práctica un B1, y que disfrutan usando una lengua extranjera mientras viajan, Madagascar es el destino ideal. En un viaje en julio de 2016 por la gran isla africana del Índico descubrí que la lengua francesa, al contrario que en Seychelles o en Mauricio (países que también visité en aquella gira), en Madagascar solo hacía las veces de lengua muleta, es decir, una lengua franca que los malgaches hablaban con fuerte acento, lentamente y con un vocabulario no tan rico. Al ser las islas Seychelles y Mauricio países mucho más ricos, extraje la conclusión de que, a más riqueza, más querencia por la lengua más internacional de Europa.

Así que a mi llegada a Morondava, a unos 400 kilómetros de Antananarivo que hice en 12 horas de duro viaje en minibús, me puse a negociar -en francés, naturalmente- con el amigo conductor de un entrenador de fútbol que había conocido esa misma mañana en la playa, para que me llevaran a la 'Avenida de los Baobabs', a pocos kilómetros de esta ciudad costera. Tengo una memoria malísima, especialmente para los nombres, pero sé que acordamos la cantidad exacta de 18 euros.

Una vez en el parque de los baobabs, mientras me sacudía la insistencia de los niños que querían cobrarme por fotografiar los camaleones que -esto lo aprendí luego- ellos mismos habían posado sobre las ramas de los arbustos, oí a varios metros detrás de mí el voceo típico de una calle de España. Tres ciclistas hablaban en una lengua incomprensible, pero tenían aspecto de españoles e, insisto, esas voces me teletransportaban a una verbena de pueblo conocida. Joder, tres vascos!

Hacía años que no saludaba ya a los españoles que veía en mis viajes, porque, simplemente, cada vez eran más, y hoy en día te los encuentras a trompicones por todos lados. En el parque de los baobabs no hice una excepción. Di un último paseo atravesando una tienda-manta con macetas de jóvenes baobabs, apenas unas ramitas hincadas en la tierra que eran promesas de un sueño imposible; eran el perfecto regalo para un tataranieto que quizá llegaría a ver un baobab de un metro en una casa que, a lo mejor, también llegaría a pagar su tataranieto. Después de eso, me volví a mi bungalow de Morondava.

Es preciso recordar que en Madagascar, casi todos los inversores son franceses mayores de 50 años buscando una vida y mujer nueva. El dueño de la estancia con bungalows en la que me quedaba era un francés con el que también me comunicaba en la lengua de Montaigne; si hubiera estado en Francia probablemente no habría tenido la paciencia de hablar conmigo en francés, pero esto era Madagascar, y el hombre estaba acostumbrado al francés del tebeo de los malgaches. Así que me comunicaba perfectamente con él cuando, por ejemplo, me quería decir que el agua corriente funcionaba solo de 5 a 7 de la tarde.

Y a todo esto, qué puñetera casualidad, llegan los tres vascos con sus bicicletas al recinto de los bungalows, buscando cobijo y alimento. Digo casualidad porque Morondava, aunque en número de turistas no es Bali o Ko Tao (pero lo será antes de 2030 por su magia, la calidad de sus restaurantes y sus precios bajos), cuenta con bastantes hoteles en los que quedarse.

Antes de revelar mi origen, me apeteció escuchar lo que decían, aunque no entendiera ni papa, por estar hablando todo el rato en euskera. Esta es la magia de viajar: entender a personas cerca de ti que no saben que eres español, para saber qué dicen. Aunque no entendiera a estos tres, me interesaba especialmente saber cómo iban a hablar con el dueño de la estancia. Uno de los tres se dirigió a éste y le preguntó en inglés:

- Du yu jav a rum for uan nait?

Llamadme repelente niño Vicente, pero yo estaba entre descojonándome y llorando de tristeza. No por el inglés -por otra parte típicamente españolizado- que se gastaban como muchos otros, sino porque, siendo vascos, se estaban entendiendo entre ellos en euskera (lo cual es totalmente legítimo, oye!) y luego, con un francés, probaban con el inglés.  

Cuando se sentaron en el pequeño bar que había, me dirigí a los tres, aunque dos de ellos jamás llegaron a cruzar una palabra conmigo. Qué, sois vascos, no? Y el huésped que se había dirigido al dueño me respondió: sí, de Irún, y tú? Al decirle que era de Sevilla, se sorprendió, aunque tampoco se le vio una emoción inmensa en la cara ni saltó de alegría. No sé si porque quería tocar un poco las narices o porque de verdad lo sentía (quiero inclinarme por esto), le dije que me alegraba de ver a gente por el mundo con la que tenía cosas en común. Y su respuesta fue: si, hablamos la misma lengua. Así, super seco. A continuación, le dije que ojalá en España se enseñara el euskera en todos lados, para tener aún más cosas en común. Y su respuesta, que tampoco olvidaré jamás, como la cantidad de 18€ del conductor, fue: ''pues como te oigan algunos...''. Y esto me chirrió, aunque no dije nada más.

Ese ''pues como te oigan algunos'' podría interpretarse de muchas maneras. Como me oiga quién, los fascistas españoles entre los que seguro que me incluirían a mí a poco que hubiésemos hablado 5 minutos más? o se refería a los batasunos que preferirían que el euskera fuera cosa solo de País Vasco y Navarra, porque si se enseñara en otros territorios -como se hace en Suiza- el hecho diferencial perdería su mojo?

En todo caso, aquella tarde-noche de verano en unos bungalows de Morondava no paraba de darle vueltas al hecho de que tres vascos de Irún, desde donde pueden lanzarse piedras a Francia, se comunicaran en inglés básico con un francés, mientras viajaban en bici hablando la lengua local de su tribu. Lo cual es legítimo, como dije antes. Sin embargo no puedo evitar rememorar de nuevo el buen nivel de francés (e inglés) de países ricos como Seychelles y Mauricio, que también tienen lenguas indígenas, mientras en otro país rico que va camino de ser pobre se relega una lengua internacional (o dos, contando con el francés del país vecino) al ostracismo.

 

lunes, 19 de abril de 2021

LAS SUBNOTICIAS

 

Vaya, pues va a ser que el Gobierno de España, o sea, de Pedro Sánchez, va a privatizar las autopistas. Y no estamos hablando de cualquier autopista, o de reintroducir uno de los dos peajes de Sevilla a Cádiz que recuerdo que pasábamos durante mi niñez, y que tanto le costó quitar a la Junta socialista. La noticia ha sido un bombazo, en mi opinión, aunque no haya tenido la repercusión que sin duda habría tenido en un país como Alemania, donde también este debate -el de peajes para extranjeros o para todos los alemanes- ocupó portadas y columnas de opinión varios años, en concreto desde 2013 hasta 2018. Pero claro, en España existe una especie de suprapolítica, que en este caso son las elecciones de Madrid; y hablamos de los políticos todo el rato, sin hablar verdaderamente de política.

Lo que es noticia en Alemania, en otros países es subnoticia. Si esta subnoticia de los peajes fuese a estar en todos los debates, emisoras, periódicos y debates de las redes sociales hasta el 4 de mayo, Gabilondo no sacaría ni 20 diputados. De todas formas, este problema no es único de España. Ocurre también en naciones como Estados Unidos. Un ejemplo: en el artículo ''El poder del ejército, contestado en Birmania'', de Le Monde el 21 de julio de 2019, justo en el primer párrafo se anunciaban las sanciones que Estados Unidos había impuesto al comandante en jefe, el general Min Aung Hhlaing, además de otros tres responsables gubernamentales, por sus acciones contra la minoría musulmana de los Rohingya en 2017.

Esta subnoticia no trascendió aquel día de verano en el que los periodistas de todo el hemisferio norte ya estaban de playa y piscina. Cómo es posible que aquel majadero autócrata, Donald Trump, impusiera sanciones a los fachas de la dictadura militar de Birmania, si Trump era el que imponía sanciones ''no sólo'' a los jefes de las dictaduras progresistas como la venezolana, sino a ''toda su población''? Esto es lo que se habrían preguntado los despistados que aquel día compraron el periódico.

Hay algo peor que las fake news, y es definitivamente la existencia de las subnoticias, o sub news. Estas hacen mucho más daño, porque ni siquiera consiguen la oportunidad de que el público las contraste. No les conviene aparecer más allá de un tórrido día de verano. 

miércoles, 14 de abril de 2021

Ayuso tiene visión política y capacidad de narrarla

 


 Para aprender italiano, cojo un número de la revista L'Espresso del verano de 2019 en la que un tal Maurizio Cattola manda una carta al director respondiendo a un artículo de Mario Ricciardi (Non sara il teatro a sconfingere la farsa). En este artículo, Ricciardi pedía a la izquierda italiana que no respondiera a la teatralidad de la derecha con teatralidad, sino que se centrara en propuestas y 'reformismo radical'.

A esto, con gran razón en mi opinión, Cattola contestaba que Ricciardi se equivocaba, y echaba mano del marketing para explicar que es un gran error oponer propuesta y narración, ya que estas dos se complementan y, es más, se necesitan. Para esclarecer esta opinión, Cattola daba el ejemplo de la venta de cualquier producto, en la que la calidad de tal producto es tan importante como 'el sucesivo marketing'. Es decir, a la teatralidad de Salvini había que responder con esas propuestas de las que hablaba Ricciardi, pero no necesariamente sin un poco de teatralidad, o, como diríamos en España, de postureo.

Cattola dio en el clavo con esta carta. Pero, además, confirmó una vez más mi teoría de que no en todos los países del mundo la izquierda o derecha tienen el mismo rol. En Italia, desde hace casi 30 años, el postureo y el circo político se reparten bastante bien entre todas las ideologías y partidos, pero muy especial y demostradamente entre la Forza Italia de Berlusconi y la derechista Liga de Matteo Salvini.

No es así en España, donde el show, política y mediáticamente hablando, está escorado a la izquierda (irónicamente la Telecinco de Mediaset-Berlusconi es una plataforma más de la izquierda de Jorge Javier Vazquez y demás autodeclarados bolcheviques). Comparto pues el diagnóstico de Cattola, dejando bien claro, como digo, que en cada país los buenos comunicadores no siempre abundan en una determinada ideología.

En este sentido, Isabel Díaz Ayuso es la mejor baza que tiene hoy la derecha. Sólo hay que ver la alegría y alborozo que causó al visitar Barcelona antes de las autonómicas catalanas; y de nuevo oímos su nombre ayer en boca de manifestantes que gritaban en Cantabria 'menos Revilla y más Ayuso'. El electorado de la derecha en España está desde hace años sediento de un buen comunicador, un líder que no esconda la cabeza bajo la arena, cual avestruz, sino que dé la batalla en las redes sociales y en los medios audiovisuales. Y esto lo saben hacer tanto Ayuso como el gran Toni Cantó. El hecho de que Ayuso haya intentado fichar -salga bien o no su entrada en la lista, el efecto de marketing está hecho- a Cantó, ya demuestra que la presidenta de Madrid no es sólo buena en marketing, no sólo en gestión de lo público, no sólo en el control de los tiempos, también en los golpes tácticos para crecer y hacerse querer.

Desde los 80, la derecha no ha tenido todavía un líder nacional con una carrera truncada antes de llegar a la presidencia del gobierno. El último fue Hernández Mancha. Mi apuesta es que el próximo será Pablo Casado. Qué vergüenza ajena el pasado fin de semana, cuando Casado, con voz quebrada y a 10 pasos delante de Ayuso, decía que las elecciones de Madrid eran un paso más para que él llegara a presidente. De repente, me dio por pensar que era el ambicioso Sánchez de la derecha. Qué peligro de gobernantes así, ansiosos por trepar cueste lo que cueste, sin contar con ningún otro tipo de activo en política.

Esperemos que Ayuso, con esta dominación sublime del duo acción-comunicación, conquiste ese liderazgo nacional del PP, quizá para las elecciones de 2023.

jueves, 1 de abril de 2021

Andalucía podría ser el nuevo Espírito Santo

 Hace unos días, conocíamos la noticia de que Andalucía había logrado un superávit en 2020 de 3.200 millones de euros. La noticia fue enormemente sorprendente por dos motivos. El primero, porque este superávit habría sido imposible en las últimas décadas: los andaluces estábamos acostumbrados a ver números rojos. El segundo motivo es que este superávit se daba con una pandemia que ha reducido el turismo exterior -primera gran fuente de ingresos en Andalucía- a casi cero.

Tengo que admitirles que nunca me ha gustado elogiar a ningún partido político. Como la inmensa mayoría de la gente, suelo votar al que creo que menos mal va a hacerlo, no al que va a hacerlo mejor. Pero creo que, con tan solo comparar el gobierno actual de PP y Cs con los anteriores gobiernos, siento unas ganas tremendas de celebrar que el PP esté gobernando con apoyo de Cs y Vox en Andalucía. Es lo peor que les podría estar pasando hoy a los andaluces.

UN ESTADO EN BRASIL DEL QUE SE HABLA POCO

La noticia del superávit me recordó en seguida una noticia de The Economist del verano de 2019 en la que se explicaba la buena evolución económica de Espirito Santo, un estado brasileño que siempre se había encontrado entre los más pobres del país.

Cuenta el artículo (titulado 'Spirited effort', acorde a los habituales juegos de palabras de la revista británica) que gracias al gobernador Paulo Hartung, que fue el presidente estatal de 2003 a 2010 y otra vez entre 2015 y 2018, logró impulsarse una estricta reducción del gasto burocrático que permitió luego a la región invertir por habitante mucho más de lo que otros estados (se compara con Río de Janeiro) invierten.

La reducción fiscal en este estado fue de un 14%, y esto dentro de un país, Brasil, en el que el gasto público en pensiones y empleados públicos supone el 80% del total del gasto nacional, comparado con un usual 50-60% de otros países. Bajo el lema 'el gasto público va en ascensor, mientras que los ingresos van por las escaleras', el carismático Hartung recortó también en el parlamento y en la judicatura, y se mantuvo firme pese a huelgas salvajes de, entre otros, la misma policía estatal. 

Podría decirse que Hartung allanó el camino a otros políticos como el mismo Bolsonaro, cuyo ministro de Hacienda, Mansueto Almeida, prometió flexibilizar la deuda de los estados siempre que se cumpliera con una ley de estabilidad presupuestaria de gasto en personal del año 2000, incumplida hasta entonces (saludos a Pedro Solbes).

Hartung no centró su política reformista en los recortes, sino que también sustituyó la red de profesores funcionarios para contar con un total de 60% de profesores con contratos temporales (comparado con la hiperendeudada Río de Janeiro, que sólo tiene un 3% de profesores con contrato temporal). Hay que destacar que, a pesar de este cambio en el sistema educativo, el rendimiento de los alumnos en este estado subió de tal forma que Espirito Santo pasó del puesto noveno al primero a nivel nacional. Algunos profesores lo achacaron a que los peores alumnos abandonaban la escuela y eso subía la media, pero lo cierto es que, como un director de colegio explicaba a The Economist, cuando los profesores tienen un contrato definido, tienden a esforzarse más ante el riesgo de ser despedidos.

Espirito Santo puede ser un modelo más -como Chile, como Madrid, como la Colombia del siglo XXI- de referencia para el mundo iberoamericano, y esperemos que Andalucía haya cogido ese rumbo para muchos años más.

sábado, 16 de enero de 2021

La derecha francesa y la descentralización

 Como he comentado en este blog en numerosas ocasiones, en Francia tienen la gran suerte, entre otras cosas por contar con más sentido común y honestidad intelectual que allende los Pirineos, de tener una izquierda jacobina que pelea por reforzar el centralismo del Estado y una derecha que busca favorecer la descentralización.

En realidad, este contraste con España no existiría si fuéramos, como digo, intelectualmente honestos y llamáramos a ERC más bien DRC, o sea, derecha republicana de Cataluña, por sus ataques constantes a los no catalanes y la exigenia de privilegios para una región concreta. Pero bueno, al menos sí cuenta nuestro país con un partido conservador y soberanista -aunque solo sea uno- y más bien nacionalista, no tanto soberanista- como es el PNV, que no oculta ni en discursos ni en festivales de partido su carácter derechista, tradicionalista y autonomista. 

Pero esta honestidad intelectual, que ya es escasa para poder cambiar la mentalidad de la mayoría hacia los partidos regionalistas -casi toda la sociedad española está convencida de que viven verdaderamente oprimidos por un estado nacionalista-, es claramente insuficiente para cambiar la manera de pensar del votante español en cuanto al imperativo moral de la izquierda española para defender la unidad de los territorios y la igualdad de todos los ciudadanos ante una misma Ley; y mucho menos para cambiar el rumbo actual del PSOE.

Da envidia ver cómo el primer ministro socialista de hace unos años, el desaparecido Manuel Valls, tomaba el encargo del presidente socialista Hollande de eliminar y fusionar departamentos franceses. Da envidia también oír las palabras de Gérard Larcher, presidente de los Republicanos (derecha de Sarkozy) en el Senado de Francia, afirmando en 2019 que ''los ciudadanos ya no entienden las decisiones; la descentralización es, en mi opinión, la vía casi única para salir de esta crisis de confianza''. Continuaba el senador diciendo que ''habida cuenta del estado de fragmentación del país, abordar la necesaria comunidad nacional, en lo singular, necesita tener una respuesta adaptada a cada territorio; por ello la diferenciación que propone el jefe del Estado [Macron] no me resulta problemática, pues no toca la unidad de la nación''. 

Es muy curioso cómo estas palabras recuerdan a un Pujol de los años 90, pero salidas de un jefe de filas de la derecha francesa!