lunes, 16 de mayo de 2011

ROBAR POR ROBAR

Hace algunas semanas ocurre algo en mi residencia de Bamberg que nunca esperé de Alemania. Durante la madrugada, un personaje viene al aparcamiento de las bicicletas y se pone a robar indiscriminadamente las válvulas de las ruedas. Una noche le toca a Fulano descubrir la cámara desinflada, otra noche a Mengano. Y el otro día fui yo el pardillo. Aunque tampoco hace falta ser un pardillo, porque si tenemos 20 bicis y viene cada noche desde hace dos semanas, la probabilidad de que todos pasen por la desagradable experiencia es muy alta.

El Hausmeister (conserje) ha tomado medidas. Empezó con una muy anglosajona, la de colocar un simple cartel en la pared (no teníamos aún cancela para el recinto) donde pusiera ''no debes robar''. De nada sirvió este método tan consuetudinario. Desde ayer por la mañana, ese cartel sigue colgado en una nueva puerta de seguridad para acceder al parking de bicicletas. El problema es que se trata ya del tercer cartelito, porque al ladrón también le pone robar el papel. El Hausmeister se está empezando a tomar el asunto muy seriamente, y se devana los sesos también por sus residentes, que, acostumbrados como están los alemanes a la confianza, no cierran la cancelita con llave, y claro, el intruso accede como Peter in seinem Haus. Creo que soy de los pocos obsesionados con bloquear la cancela. Con razón me dijeron el otro día que parecía sueco en vez de español, poniendo la luz de la bici ya a las siete de la tarde, por la leve oscuridad del frondoso Hainpark.

Y mientras nuestro Hausmeister está en lo suyo, nosotros hemos pasado de divagar sobre quién podría ser el invasor a proponer los motivos que le llevan a cometer sus fechorías. Cleptomanía, venganza, envidia... Yo ahora mismo, que son las 0:46 de la madrugada y aspiro a pillarlo in fraganti, acabo de pensar en una nueva modalidad de deporte de riesgo. El posmodernismo tiene esas cosas: es capaz de inventar incluso nuevas maneras de combatir el estrés, y que nadie diga que robar por robar no aporta una buena dosis de adrenalina en las frías noches primaverales de Alemania.