Esta semana he estado en Friedrichroda y Gotha, en Thüringen, uno de los cinco 'nuevos Estados' alemanes, aquellos que pertencieron a la Alemania comunista hasta 1990.
Ya había estado en Erfurt y Weimar en 2010, las dos ciudades más famosas de esta región, pero era mucho más joven y no me había percatado de lo que me he percatado ahora: la abrumadora diferencia demográfica de este Estado del este y el Estado de Baden-Württemberg, viejo Estado de la República Federal de Alemania. Si en Heilbronn el porcentaje oficial de musulames es del 6% (aunque en el centro de la ciudad la impresión es que las mujeres con velo ronda el 10%) en Thüringen tan solo he visto a una mujer con velo -en un puesto de salchichas-, aparte de dos asiáticos en el magnífico restaurante japonés y un pakistaní en una tienda donde mi mujer ha comprado un bolso.
El resto (librerías, terrazas, calles y avenidas, conductores de tranvías, gente haciendo deporte o paseando en el parque) parecían ser alemanes... cómo decirlo para que no me cierren el blog ni me tiendan una trampa... alemanes de varias generaciones.
Del velo volveré a hablar más tarde.
Con este viaje me he acordado de un artículo del 26 de mayo de 2023 en el diario progresista Süddeutsche Zeitung, en el que se hablaba de una protesta en la ciudad de Schleusingen, en Thüringen, contra la construcción de un centro de refugiados. La redactora, Iris Mayer, hablaba de ''ciudadanos'' protestando ''junto a neonazis'' (le negaba la condición de ciudadanos a los neonazis... y a saber a quién se refería exactamente con ese apelativo) contra la medida. Habría que preguntarse seriamente si todo aquello que quieren los neonazis es susceptible de convertirse en tabú para el resto de la población: si alguna vez los 'neonazis' salen a la calle contra el cierre de un hospital, entonces nadie podrá manifestarse por el mismo motivo que ellos?
Por cierto, y miren por dónde: el centro de refugiados de Schleusingen tendrá lugar en un antiguo hospital. Dado el desastroso estado de la sanidad alemana, podrían haberlo reabierto para consultas y operaciones, pero no, se le ha dado prioridad a 80-100 refugiados ucranianos.
Imaginen la presión insoportable que tendrán los ciudadanos de Thüringen para manifestarse contra un centro de refugiados para personas de países islámicos teniendo en cuenta que ya está mal manifestarse con neonazis si es contra un centro de refugiados de la misma religión, del mismo continente y hasta del mismo aspecto físico.
En una pancarta de Schleusingen se leía ''Heute sind wir tolerant. Morgen fremd im eigenen Land'', o lo que es lo mismo ''Hoy somos tolerantes, mañana extranjeros en nuestro propio país'' (rima en alemán). Y ahora volvamos brevemente al tema del velo.
Doy clases de alemán a refugiados e inmigrantes, muchos de ellos de Siria, Afganistán y otros países o territorios musulmanes (Chechenia, Kosovo, etc). Una conversación recurrente en mis clases es el consumo de cerdo por parte de los cristianos. Me resulta interesante cómo los musulmanes me preguntan -como digo, en muchas ocasiones- por qué como cerdo, si es un animal sucio. A dos estudiantes kosovares les contesté una vez que por qué comían pollo ellos. Que si habían visto alguna vez la suciedad de un gallinero. A ello, me respondieron que un cerdo no suda, por lo que la carne, de alguna manera, absorbe el sudor. Respondí con la broma de que el cerdo estaba muy rico.
Ante eso, un estudiante de Chechenia (que en las pausas sale a rezar en dirección a la Meca y que en el Ramadán salía nada más empezada la clase para celebrar la puesta de Sol) apuntó al hecho de que la Biblia también prohibe el consumo de cerdo. Para demostrarlo, me enseñó un pasaje del Antiguo Testamento. Se me ocurrió responder, más rápido de lo esperado, que en Europa la religión no sólo juega un papel secundario, sino que concede una interpretación más abierta de las Escrituras. Dios en el Antiguo Testamento es malo, repetí dos veces. Dios castiga y es duro con sus criaturas. Todos los musulmanes de la clase estaban silenciosos, probablemente pensando de mí lo mismo que suelen pensar (y decir) de los kurdos que no practican el Ramadán: que ni yo soy un verdadero cristiano ni esos musulmanes no practicantes son musulmanes.
Porque aquí está la madre del cordero: no es raro oír a un musulmán decir que los terroristas islamistas ''no son musulmanes'', pero tampoco es raro oírles decir lo mismo de alguien que no practica la religión rezando o siguiendo a rajatabla las reglas del Ramadán (vuelvo a poner el ejemplo de los kurdos, menos tradicionalistas y más amigos de los americanos que los árabes). Si un musulmán es solo aquel que interpreta al pie de la letra lo que dice el Sagrado Corán, entonces cómo interpretamos la sura que habla de cubrirse ''ante sus esclavos''? Aceptamos que debería seguir existiendo la esclavitud?
La gran diferencia cultural entre los cristianos y los musulmanes en la Alemania de 2025 -y me atrevo a decir que en toda Europa- es la interpretación de las escrituras de la religión a la que están adscritos -esto último sin posibilidad alguna de elegir, por razones obvias.
Una tunecina muy buena en alemán que se sienta siempre en la primera fila me decía hace algunas semanas que el Corán no prohibía el alcohol, sino que recomendaba tomarlo con moderación. Y esto es cierto: invito al lector a cotejarlo en Internet o en la versión de papel. La cuestión es por qué la inmensa mayoría de países musulmanes margina, por no decir prohibe el consumo de alcohol. La misma tunecina me lo dijo: para evitar el abuso, por lo difícil que resulta definir qué es un consumo moderado.
Entonces yo, que soy un profesor provocador, le dije que lo mismo ocurría con el velo. Que en ningún sitio del Corán se exigía taparse la cabeza. Esto yo lo sabía por un profesor alevita de Turquía, y pude confirmarlo leyendo el Corán. La tunecina reaccionó aturdida (por un momento temí que abandonara la clase), y me recomendó un video de Youtube donde una académica exaltada explicaba con muchos gritos en televisión que el velo era una obligación ''para empezar, porque sí''. Alucinante, pero era un argumento de peso para la tunecina. En el Corán no pone tapar la cabeza, sino ''tapar la belleza de las mujeres'', y esto, como el alcohol y otras muchas cosas de las escrituras, está totalmente abierto a la interpretación. Qué es belleza? Sólo el pelo? Por qué en algunos países se tapa el pelo y en otros absolutamente todo? Y una pregunta mucho más complicada: por qué es tan normal en Heilbronn ver a mujeres musulmanas con velo y maquilladas desde la barbilla hasta el moño? Ocultar y resaltar belleza al mismo tiempo? Eso no sale en el Corán. De musulmanas conduciendo un coche de alta gama con velo y gafas de Sol mejor no digo nada.
Cuando los ciudadanos salen a la calle para protestar contra un centro de refugiados, no merecen ser tildados de extremistas ni de descerebrados. No están siquiera en contra del status quo de refugiado. Son gente con un temor muy comprensible. Pero creo que será tarde cuando la mayoría se haya dado cuenta de por qué.