martes, 22 de marzo de 2011

EL DISPARATE DE LLAMARLA GUERRA

Cualquier intervención armada es una guerra. Conviene buscar la definición de guerra en la RAE. Para Zapatero, sin embargo, en consonancia con la manipulación del lenguaje a la que nos ha acostumbrado desde sus primeras apariciones públicas en 2000, una guerra es toda lucha en la que no sólo hay enemistad, sino también ilegalidad. Si la guerra, o sea la intervención militar en la que muere gente, es legal, entonces para Zapatero eso no es guerra, es otra cosa.

A partir de aquí, para el Partido Socialista en pleno, participar en una ''guerra legal'' (qué repugnancia de término) es legítimo y hay que apoyarla, pero la ''guerra ilegal'' es malísima y no sólo hay que rehuirla por ir contra los Derechos Humanos, sino que, por puro oportunismo, hay que utilizarla para ganar las elecciones.

En realidad no habría más que decir, si no fuera porque estoy verdaderamente sorprendido de que esto, de conocerlo el pueblo español, no lo haya utilizado ya como revulsivo para echar al responsable del descrédito y el deterioro de España. Estoy algo turbado. Quizá sí lo conocen pero aún así lo aman. O quizá todos, pacientes, saben que esta es una operación más de harakiri, una especie de retirada sin presentar carta de dimisión. Qué iluso soy.

Próximo post: la sucesión. Enlaza a la perfección con este.

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