Mostrando entradas con la etiqueta ESPAÑA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ESPAÑA. Mostrar todas las entradas

miércoles, 19 de febrero de 2014

EL ESTADO ES UN BOTE

Mi amiga N comparte vivienda con dos amigos, S y A, en una céntrica calle de Heilbronn. Se trata del típico piso de estudiantes, en alemán Wohnungsgesellschaft, con tres habitaciones, cocina y baño para compartir. Lo que suele distinguir a lasWohnungsgesellschaften de los pisos a secas, o Wohnungen, es que estos últimos sí tienen salón. Por tanto, mi amiga N tan sólo comparte las zonas comunes de la cocina y el baño.

Cuando yo llegué a la ciudad en octubre y no tenía nada, N me invitó a pasar la noche en su casa. A la mañana siguiente descubrí un bote en la cocina con un par de billetes de 5 euros y varias monedas. Por lo visto, me dijo, es algo típicamente alemán: los que comparten el piso hacen sus pequeñas aportaciones mensuales para comprar utensilios y productos de limpieza para la casa. No es la aportación lo que me sorprendió, pues eso se hace en todos los pisos compartidos del mundo, sino el hecho de que el bote estuviera en la cocina y al alcance de cualquiera, incluso durante las visitas.

No obstante, no tengo planeado comentar los paralelismos entre la transparencia gubernamental y la doméstica en un país como Alemania en contraste con España, sino que me voy a centrar en el bote en sí. En el concepto de presupuesto. Me gustaría reflexionar sobre lo que está pasando en España en estos momentos con el ejemplo de ese bote, para que mis amigos lo entiendan. Antes que nada, querría simplemente señalar la diferencia entre déficit y deuda. El déficit es la diferencia entre lo que se ingresa y lo que se gasta, es decir, si el bote recibe unos ingresos de 15 euros mensuales y se gastan 20 en productos para la casa que benefician a todos sus ocupantes, el déficit mensual de ese bote será del 25%. En el presupuesto del mes siguiente, por tanto, a los gastos previstos hay que incluir ese déficit de 5 euros, que suele financiarse con deuda (pedir prestado a otros). Si mi amiga N quiere endeudarse para poder financiar el bote, lo que hace es emitir unos bonos de deuda que gente con dinero compra. El bono es un simple ticket que dice ''te debo este dinero en el futuro, más los intereses'', avalado por mi amiga N.  

Hoy hemos conocido con gran alarmismo la noticia de que la deuda española ha alcanzado el 94% del PIB, la cifra más elevada de los últimos 100 años. La noticia la han dado los mismos medios que día a día nos informan con gran regocijo e irresponsabilidad de los ''éxitos'' del Tesoro Público (órgano encargado de emitir bonos de deuda) en la emisión de títulos de deuda. Así que cuando leas una noticia, querido amigo, con el Tesoro en el titular, más vale que te eches a temblar, porque están informando de lo que vas a deber a los acreedores en el futuro.

¿Qué está sucediendo con el bote español? Hablando en plata, que mucha gente está chupando de él. ¿Por qué llevamos teniendo un alto déficit desde que estalló la crisis? Ésta no es una pregunta metafísica, pese a que a muchos interesados les guste compararla al ''ser o no ser'' de Shakespeare o a juegos esotéricos. La pregunta tiene una respuesta más fácil de lo que parece, y es simple: el Estado gasta más de lo que ingresa. Inmediatamente surge otra pregunta: ¿cómo es posible, con esos recortes que no paran desde el estallido de la crisis? La respuesta es ''depende de qué recortes''. De nuevo, nos topamos con la manipulación del Gobierno y los medios, que para más inri, forman parte del sector más afectado por dicha crisis y necesitan vender miedo como sea. En una reveladora noticia de El Confidencial de septiembre de 2013, a la Comunidad de Madrid se le había desbocado el gasto sanitario un 37% en pleno proceso de privatización. Es decir, mentira aquello de que la privatización traiga automáticamente más eficiencia. Al mismo tiempo, Libremercado aseguraba más tarde que los gastos de la Comunidad de Madrid en Sanidad y Educación habían aumentado en 7.800 millones en plena crisis. Todo esto apunta a que las administraciones han eliminado camas, pero no personal, y no solo en Madrid. Finalmente, los datos de la EPA de 2013 le dejan a uno paralizado: el año pasado, el número de funcionarios se había reducido con respecto a 2011 en casi 300.000 personas, pero de 2007 a 2011 (los años más duros de la crisis) el número de empleados públicos había llegado a aumentar en 346.000. Los coches oficiales, asesores, agencias, el número de políticos y sus dietas, desgraciadamente, no entran en la EPA.

Con estos datos, y mientras la deuda sigue creciendo, no le queda a uno más remedio que entender la encrucijada que Luis del Pino nos propone: los españoles hemos de decidir entre autonomías y estado de bienestar. Sin embargo, cuando uno vive en Alemania y es consciente de que aquí también hay descentralización y las regiones son sostenibles, cabe preguntarse si no es un problema de la vigilancia que los españoles hacemos de ese bote que es nuestro Estado. España es actualmente una pocilga, pero de aquellos polvos que levantábamos al bailar, estos lodos en los que nos peleamos a garrotazo, como en el cuadro de Goya. Digo bailar porque, desde que gobierna Mariano Rajoy y el Estado ya no da ni para papeles de bonos de deuda, tengo la impresión de que hay muchos más rebeldes que antes, especialmente en la red, y concretamente ''rebeldes sin causa'', como los define Julio Anguita, gente que, mientras toda nuestra mierda se gestaba, no protestaba, porque se conformaba al ver dinero entrando y saliendo del bote sin control. Es gente que, en los buenos tiempos bailaba, reía y frivolizaba. La Historia de España está en la película del Gran Gatsby: ''en aquel tiempo todos bebíamos demasiado. Mientras más armonía teníamos con la época más bebíamos''

martes, 5 de noviembre de 2013

RAÚL DEL POZO

Sabes que eres un obseso de la lectura cuando uno de tus escritores favoritos te cae muy mal. Y sabes que un escritor es bueno cuando se puede permitir la arrogancia, no escuchar al otro y faltar al respeto al 'respetable'. Es el caso de Raúl del Pozo, columnista de contraportada de El Mundo que tomó el puesto del fallecido Francisco Umbral en 2007, ya sabéis, el que venía a hablar de su libro.

La primera y última vez que he visto a Raúl del Pozo en persona fue durante los Cursos de Verano del Escorial de 2009. Acabada su conferencia sobre Larra, me atreví incluso a participar en el turno de preguntas, pero él siempre miraba el reloj y movía la cabeza rápidamente de uno a otro lado, sacudiendo sus flecos blancos. Unos días más tarde, en otra conferencia en la que también estaba presente Amando de Miguel, una joven hizo una pregunta un tanto etérea y antes de que acabara de hacerla, Del Pozo dijo a micrófono abierto y remangándose para consultar de nuevo el reloj: ''bueno, esto tiene que acabarse ya''. 

Hay varias razones de mi preferencia por este autor. Me gusta, al igual que David Gistau, por su estilo directo y desenfadado, pero codificado al mismo tiempo, por su profundidad y sus grandes muestras de infinita cultura. Me gusta también porque es un periodista que presume de héroes que hacen las veces de referencia, como Dostoievski y Larra. Y sobre todo me gusta por la manera que tiene de empapelar la actualidad, lo que está ocurriendo, con el paso del tiempo y las estaciones. Envuelve la basura de España con las hojas del Retiro en otoño, con la nieve de los tejados castizos en invierno, con el zumbido de las abejas en primavera y el revolotear de las alondras y golondrinas en verano, ese verano que en nuestro país siempre tarda en irse.

Me gusta que Raúl del Pozo simbolice la independencia de la que hacen gala otros escritores de El Mundo, como Arcadi Espada, Santiago González, Antonio Gala -ese comecuras- o Jiménez Losantos, en permanente distanciamiento con su director, Pedro J. Ramírez. Me gusta también que dote de un aire castizo a sus columnas, como siguiendo la huella de Umbral, y que cuando habla de España parezca que está hablando sólo de Castilla, que es el más romántico de los reinos que la fundaron, y el más decadente. Me gusta, como me gustan todos los periodistas decimonónicos en el Madrid del siglo XXI. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

EL CONSERVADURISMO DE LOS ESPAÑOLES

Siempre se ha dicho que España es un país de izquierdas. A simple vista, basta sumar los votos del PSOE en sus mejores tiempos con los de IU y los nacionalistas (la inmensa mayoría autoproclamados 'de izquierdas'), para obtener al menos 15 millones de sufragios. Habría que añadir los de Unión Progreso y Democracia, erróneamente calificada de derechas (principal e indirectamente en el periódico El País) por su componente patriótico. Ya se sabe que en España, desde hace tiempo, izquierda y patriotismo están reñidos.

Cualquier politólogo que estudiase el programa político del partido de Rosa Díez con una venda en los ojos lo asociaría con cualquier movimiento socialdemócrata europeo o liberal en Norteamérica. Sin siquiera entrar en detalles, la mera denuncia de la desigualdad entre comunidades autónomas (fomentada por los nacionalistas sedicentes progresistas) ya dice mucho de la orientación ideológica de la agrupación magenta.

Yo, sin embargo, soy de la opinión de que España es un país brutal y descaradamente conservador. He encontrado incluso numerosos casos en que votantes de un partido de derecha comulgaban con mucha más frecuencia que los de izquierda con los preceptos generalmente atribuídos a estos últimos, a saber: la generosidad, el respeto a la libertad ajena, el amor por la tolerancia, la conciencia ante el medioambiente, etc.

Pero, en general, la abrumadora mayoría de españoles son conservadores, si entendemos por conservadurismo la definición que la propia izquierda ha pincelado en las últimas décadas a su gusto: el egoísmo, la postración frente a la acción, la obsesión por la propiedad privada y el desprecio o maltrato de lo colectivo (propiedad pública), la desconfianza, la falta indiscutible de iniciativa o riesgo, etc. 

Pondré algunos ejemplos. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, ha salido a la luz en varios informes que España es el país de Europa con mayor número de casas en propiedad (cerca del 90%), frente a otros países como Alemania donde la regla es que ese mismo porcentaje sea el de titulares de un contrato de alquiler. Éste me parece un caso muy ilustrativo y clarificador sobre la mentalidad atascada de los españoles. Para empezar, que diría Anguita, el hecho de que un porcentaje tan alto de españoles se hipotequen significa, ante todo, que sus posibilidades de reinventarse ante la crisis (salir de la postración) disminuyen de manera notable, porque cargan con la losa de una obligación mensual que los limita económicamente, especialmente si no tienen empleo. Pero además, este dato revela y testifica que los españoles aprecian la propiedad privada infinitamente más que la pública. La ex ministra socialista Carmen Calvo, otra conservadora, lo resumió en lo crematístico: ''el dinero público no es de nadie''; y la observación de las calles o playas en la mañana siguiente al botellón lo sintetiza en lo estético: sería impensable que alguien dejara botellas vacías o rotas en el salón de su casa, o latas y bolsas pegajosas en sus cuartos de baño, pero la acera ''no es de nadie'' y que lo limpie el barrendero, ''que para eso está''.

Otro ejemplo es el ruido. España tiene el dudoso honor de ser, tras Italia, el segundo país más ruidoso del mundo. Importa más hablar que ser escuchado, como dijo Amando de Miguel. Esa es en realidad una forma de egoísmo. Pero luego están los gritos, los tuteos, la falta de consideración a ciertas horas por el sueño de los demás. El Estado del bienestar que protege la sedicente izquierda es en realidad, sin darnos cuenta, un estado de malestar.

El último ejemplo que quería mencionar es el que he llamado ''efecto Arzu''. Arzu fue un jugador del Betis afamado por su mala calidad pero asistencias increíbles. Sus lejanos y precisos pases de un campo a otro me recuerdan a esa esencia de los españoles tan nuestra que es la de pasarnos la pelota de unos a otros, en este caso para no tener que pensar demasiado. Me refiero a la elusión de responsabilidades, a las pocas ganas de implicarse en los problemas que atañen a otros (nuevamente, porque preferimos recrearnos en nuestro espacio privado). Esto conlleva a una falta de productividad enorme, de la que hablaré en otra nota.

La lista de defectos es larga, y el sufrimiento está asegurado. No quiero parecerme a John Hunter, famoso cirujano escocés con una enfermedad coronaria grave, que llegó a decir: ''mi vida está en manos de cualquier patán que decida alterarme''. De hecho, así fallleció, tras una discusión en un ateneo clínico.  

domingo, 20 de octubre de 2013

ETA A LA CARTA

No recuerdo cuándo empecé a interesarme por la política. Pero sí me acuerdo muy bien de mi primer pensamiento político, acompañado de indignación. Tenía 15 años y sucedió en Crawley, Inglaterra. A la salida de un curso de inglés, una mujer de Valencia ya entrada en años hizo un comentario sobre ETA. Dijo que no entendía ''cómo mataban a civiles. Si tienen que matar, que vayan a por los políticos''. No dije nada, pero el comentario me resultó repugnante, pese a que a mi edad lo normal es que estuviera saltándome las clases y dando ninguna importancia a lo que me rodeaba, pues eso era cosa de adultos.  

Hoy sigo lamentando la indiferencia de la gente ante temas tan importantes como el terrorismo. Y creo que, aunque son una minoría, hay gente que piensa como la señora de Valencia. Pero es que hoy, leyendo la carta de Francisco Rosell en El Mundo, me entristece enterarme de que un día de octubre del año 2000 los secuaces de ETA asesinaron a Luis Portero, fiscal jefe de Andalucía, definido por el propio Rosell como ''martillo pilón contra la corrupción''. Y me he acordado de la insensata e insensible señora de Valencia.

Porque hay algo que tenemos que tener muy claro. No hay una escala de buenos y malos dividida entre políticos, policías, jueces, periodistas, militares y civiles. No. Al igual que la mafia en Italia, ETA, desde su existencia, o por lo menos desde la muerte de Franco, ha tenido en su objetivo a gente que independientemente de su uniforme incomodaba al nacionalismo, gente que hacía las cosas bien y trabajaba por la libertad. Pero sobre todo eran lo primero: ciudadanos libres que ponía palos en las ruedas del mal, llámese corrupción o nacionalismo, lo mismo es. Nunca ha tenido en el punto de mira a políticos nefastos, a personas que dividen, a la gentuza de la peor calaña, porque no le ha interesado. Siempre ha querido arrancar las flores y regar las malas hierbas.

Me viene a la mente Gregorio Ordóñez, un tipo que hablaba tan claro -pese a referirse a País Vasco como Euskal Herria, algo que no entenderé nunca- que, siendo del PP, llegó a ser el más votado de toda Guipúzcoa, ahora en manos de ETA. O el del inspector Eduardo Puelles, clave en la lucha contra el terrorismo. Son los objetivos propios de la mafia, aunque esta mafia vasca se distinga de la italiana en que no se matan entre ellos mismos.  

lunes, 1 de agosto de 2011

EL SKODA DE RUBALCABA

El coche de Rubalcaba es rojo, y además checo. Pega a la perfección con la campaña a la venezolana que el químico ha arrancado ya hace semanas, meses, cuando empezó la película de la Sucesión en Ferraz a partir de la Reconquista popular que comenzó en las elecciones de Galicia, apenas un año después de las últimas generales.

Y bien, yo vuelvo a mi blog después de semanas zampándome este culebrón, o mejor dicho leyendo el guion, desmotivado en realidad por las razones que ahora mismo explicaré, pero vuelvo, por lo menos, y eso es lo importante, con la excusa del Skoda de Rubalcaba.

El desapego de mi blog, como digo, ese abandono que se ha dejado notar a la hora de acceder, tiene un culpable directo y varios indirectos. El directo es que ya no entro en mi blog porque el todopoderoso Facebook cuenta con ésta y otras herramientas juntas, y su radio de alcance es mayor. Los indirectos son hechos irrefrenables, influidos por los consejos de mi padre, tales como el desapego cada vez mayor de la política, el desentendimiento de España en general por mi estancia larga en el extranjero (y sin visos de tener fin), y, en definitiva, por lo que se deriva de todo ello: la pérdida de la buena escritura, el olvido del español escrito.

Veo el coche de Rubalcaba (RbCb) y me invaden ciertas preguntas. Por ejemplo, qué pensará el currante (o el parado) que va en su coche por Madrid asqueado por la situación que asfixia a los españoles (en España) y se topa con el ex vicepresidente del Gobierno en un semáforo. ¿Cuántos habrán sentido la tentación de bajarse para intercambiar unas palabritas? Durante cuánto tiempo va a utilizar el candidato su coche particular, si es verdad que ése es su coche particular. Si lo ha usado solo estando fuera del Gobierno, que sería lo más lógico, ¿de verdad no lo ha cogido desde el año 2006? Como se puede ver, cada vez las preguntas son más banales, pero el tema no deja de ser curioso.

domingo, 5 de junio de 2011

HAMBRE EN LA PALMOSA

Hoy he vuelto a Alemania, tras mi último viaje en avión a España durante mi Erasmus. El próximo será en coche para dejar atrás Bamberg, regresar a Madrid y despachar la carrera. Sólo ahora, cuando vuelvo a alejarme de mi familia y mi gran compañera de los días es la radio, valoro la felicidad del primer y efímero día en mi país: ese primer contacto tras varios meses con mi padre y mi madre, esos planes y cosas que hacer y pensar en el entorno y en los aires de mi infancia.

Pero también valoro lo que sólo un friki como yo podía detenerse a apreciar: una pausa, un paréntesis de los que no se ven durante mi ya inequívoca permanencia en el extranjero. Me refiero a una simple parada en carretera. Como digo, puede que sea un rarito en este aspecto, pero para mí no hay mejor manera de vivir España y comprenderla que en un bar de carretera.

Esa primera noche, después de recogerme en el aeropuerto, mi padre decidió que parásemos en La Palmosa, un restaurante-hotel que cae casi por accidente en un polígono industrial cerca de Alcalá de los Gazules, provincia de Cádiz. Lo primero que vimos en la puerta fueron dos coches de la policía. Uno de la Guardia Civil y otro de la Policía Local, dos parejas de agentes con un hambre que no entiende de uniformes y que a mí, a esas horas de la noche, también me había conquistado. Al aparcar el coche dimos un descanso a Onda Cero y Carlos Alsina, y por todo sonido sólo me quedaban los grillos de alrededor, que hacían las veces de alguaciles de la venta, bajo un manto de estrellas que, lo sabía yo bien, no me iba a esperar despierto para cuando llegara a Sevilla.

Entramos en la pensión y los pantalones y chamarretas verdes de la benemérita, apoyada en la barra, se mezclaron con el tintineo de la típica tragaperras que no falta en ningún lugar de papeo del país, formando esta simbiosis de sensaciones un cóctel interesante con nombre español, tirando a cañí. Tal sugerencia no evitó que pidiera una coca cola para acompañar los churrascos y la carrillada en los que había puesto sus ojos mi padre. Mis ojos, por su parte, necesitaban ver algo diferente a lo que habían estado viendo las semanas anteriores, y por ello escanearon el lugar. Detrás de mí, si se tiene en cuenta que yo ya me apoyaba en la barra, junto a la entrada, un mapa bastante grande de las autonomías de España, presentado como un mapa del tiempo cuya única sintonía seguía siendo la de la máquina tragaperras. A mi izquierda la tele sintonizaba Canal Sur, dando un programa especial con los Morancos, Jesulín de Ubrique, su hermana y Ortega Cano, este último llevándonos a inferir que estaba grabado, dado su accidente de coche reciente. A mi derecha, los dos guardias civiles, jóvenes y robustos, comían sin respirar junto a los municipales, más arrugados, canosos y enjutos. Un borracho gracioso pedía que su cerveza fuera con alcohol, y se preguntaba, sin abandonar la guasa ni azorarse ante la policía, en qué cabeza entraba lo de beber una cerveza sin alcohol.

Comer con hambre es uno de esos placeres que te regala el día. Observar con hambre, esa hambre de conocer y de comer, es una de las inedulibles llaves del saber.

martes, 12 de abril de 2011

TÚ ME DAS, YO TE DOY

Hay pactos que no entiendo. Aplaudo acuerdos como, por ejemplo, los de Sarkozy, que logró entre otras hazañas miles de millones en China con la venta de varios Airbus. Hay otros, como el de Zapatero en Pekín hoy, que simplemente requieren mucha imaginación para pensar verdaderamente que España gana algo. Probablemente, lo que nuestro país y, por ende, nuestro presidente, ha ganado con las conversaciones de hoy es más tiempo. Aunque se va, Zapatero está empeñado en agotar la legislatura. Se considera no ya imprescindible para la ciudadanía, sino un violinista más de ese barco que se hunde poco a poco. Cree que necesita seguir deleitando al personal, antes de dejar la Moncloa como si se tratara de un empleado diligente que se limitase a cumplir un contrato de obra. Para todo ello, necesita más tiempo. Lo de hoy se resume en la compra de más deuda por parte de China a España, noticia teóricamente buena para nuestro país, con la contrapartida de un ''gran plan'' por parte de España para fomentar el turismo en China. Ambas proposiciones, por muy bonitas que parezcan, sólo pueden repercutir malamente en el bolsillo de los españoles, que son supuestamente el objetivo del 'contrato' de Zapatero. La deuda, porque algún día habrá que devolverla, a menos que queramos ser un protectorado de China. La promoción turística, porque simplemente no está la economía para invitar a una España empobrecida a descubrir mundo.

martes, 22 de marzo de 2011

EL DISPARATE DE LLAMARLA GUERRA

Cualquier intervención armada es una guerra. Conviene buscar la definición de guerra en la RAE. Para Zapatero, sin embargo, en consonancia con la manipulación del lenguaje a la que nos ha acostumbrado desde sus primeras apariciones públicas en 2000, una guerra es toda lucha en la que no sólo hay enemistad, sino también ilegalidad. Si la guerra, o sea la intervención militar en la que muere gente, es legal, entonces para Zapatero eso no es guerra, es otra cosa.

A partir de aquí, para el Partido Socialista en pleno, participar en una ''guerra legal'' (qué repugnancia de término) es legítimo y hay que apoyarla, pero la ''guerra ilegal'' es malísima y no sólo hay que rehuirla por ir contra los Derechos Humanos, sino que, por puro oportunismo, hay que utilizarla para ganar las elecciones.

En realidad no habría más que decir, si no fuera porque estoy verdaderamente sorprendido de que esto, de conocerlo el pueblo español, no lo haya utilizado ya como revulsivo para echar al responsable del descrédito y el deterioro de España. Estoy algo turbado. Quizá sí lo conocen pero aún así lo aman. O quizá todos, pacientes, saben que esta es una operación más de harakiri, una especie de retirada sin presentar carta de dimisión. Qué iluso soy.

Próximo post: la sucesión. Enlaza a la perfección con este.

miércoles, 16 de febrero de 2011

PASÁRSELO BIEN

Han robado un retrato del Rey. Están en un pajar. Llevan vaqueros y sudadera. La hoz y el fuet, que no martillo. ¿Por qué fuet? Front Unitari per l'Emancipació de la Terra. Dos chavales aburridos que no tienen ganas de estudiar, ni de pensar: aseguran que devolverán el retrato ''secuestrado'' cuando se declare la república de Cataluña, lo cual no tiene mucho sentido porque entonces no deberá colgar la figura del Rey de ninguna pared.

domingo, 2 de enero de 2011

PARTIDO ÁLVAREZ CASCOS ASTURIAS (P.A.C.A)

Lo que Graciano Palomo llamaba ''Gobierno recio'' era un grupo de personas fuertes, competentes y que sabían poner recta a la oposición (1996-2004). Era el Consejo de Ministros al que acudía gente tan preparada como Rato, Rajoy, Aguirre y Álvarez-Cascos bajo la batuta de Aznar.

Ese Álvarez-Cascos acaba de ser descartado en Asturias como cabeza de lista, por orden de un Rajoy que cada vez que se acercan unas elecciones, sean generales o autonómicas, tiene que decir no a los aventureros que se postulan. Hizo lo mismo con Gallardón en 2008. Dicen que descartando a Gallardón, Rajoy perdió apoyos. Ahora dicen que descontando a Cascos, le pasará lo mismo. Rajoy piensa que negando la posibilidad a los 'extremos' del partido solidificará sus apoyos, cuando en realidad, y a tenor de la opinión publicada, lo que hace es perder al votante selectivo que vota a personas y no al partido.

Cascos tiene marca porque es uno de los que llevaron al PP a la gloria en los 90. Por ello, si el astur-madrileño optara por fundar un partido regional (P.A.C.A daría el pego), el éxito lo tendría garantizado. Incluso tomar la vicepresidencia en un Gobierno del PP, caso de quedar segundo en el Principado, sería ventajoso y auguraría un cambio a nivel nacional.

sábado, 18 de diciembre de 2010

IZQUIERDA, DERECHA Y AVE

Cansado estoy de repetir que hoy es estúpido iniciar un debate político con la premisa de la izquierda y la derecha. Me decepcionan sociólogos a los que admiro como Amando de Miguel, que aun con su inteligencia se califican de uno u otro bando. Hoy lo único que existe es la buena o la mala gestión; y por cierto, el viajecito de esta mañana de Madrid a Valencia no es más que otro tañido de violines en presencia de un hundimiento: el de España.

Está muy bien ser el primer país de Europa en kilómetros de velocidad. El presidente del Gobierno tiene todo el derecho a fanfarronear por ello, como tiene el derecho -pero no la credibilidad- de echar balones a Europa y Estados Unidos cuando se le pregunta por el mayor paro de la Eurozona.

Pero lo que está de verdad bien es escuchar a los sindicalistas de la CNT reunidos hoy en torno a la estación Joaquín Sorolla de Valencia, reclamando ''más regionales y menos AVE''. Efectivamente, si bien la izquierda y la derecha no tienen nada que ver con la gestión, sí tienen algo con las preferencias. No me creo que 11 millones de votantes socialistas prefieran la construcción de caras y elitistas infraestructuras a la de vías de cercanías. Aquí, como digo, sí hay más derecho a hablar de políticas de derechas y de izquierdas. Pero José Blanco lo tiene claro: tiran más dos patos que dos carromatos.

jueves, 18 de noviembre de 2010

EL ARGUMENTO DEL SEÑOR SARMIENTO

Ha dicho hoy algo Zapatero que es importantísimo. Desde la tribuna del pleno monográfico que se celebra hoy sobre desempleo, el presidente le ha espetado a Rajoy que ''si se atribuye el 8% de paro en 2007, la tasa más baja de paro en toda la democracia, se atribuya también la burbuja inmobiliaria''. Dele la vuelta al argumento, señor Sarmiento. Si usted, señor Rodríguez Zapatero, se vanagloria de haber conseguido la tasa de paro más baja de la democracia en 2007, admita ser el primer responsable del 20% de paro acabando el año 2010.

miércoles, 20 de octubre de 2010

EL ICONO POLÍTICO

La sociedad humana ha ido evolucionando fabulosamente a lo largo de los siglos desde la Antigüedad. Tanto que aunque las personas sigamos cometiendo errores -como el mío redundante al hablar de ''sociedad humana'' al comienzo de este párrafo-, unos errores heredados desde los tiempos en que nos guarecíamos del frío en Altamira o Atapuerca, hemos adquirido sutiles mecanismos para el perdón y la rectificación.

La sofisticación humana ha sido tal que ya no hace falta, casi, dar voces ni picar unas instrucciones sobre una piedra. Ni siquiera rellenar un papel, puesto que Internet, soporte del que me sirvo ahora, ha agilizado tremendamente las gestiones burocráticas. En el ambiente micropolítico, o si lo prefieren hablando en plata, en casa, estas mejoras también se notan. Hoy las lavadoras no traen demasiados caracteres, sino más bien iconos, que en seguida relacionamos con la función que queremos programar.

Diera la impresión de que en la política española todo fuera, sin embargo, involución. Cada vez hay peores políticos, peor formados y peor oradores. Más sañudos, eso sí, y más tramposos. Aún así, resulta gracioso, al menos para mí, notar que los políticos se erigen hoy día en verdaderos iconos. Miren atentamente a la mujer de arriba y no me digan que no es un auténtico icono, de esos que, en forma de palmera, sugieren una playa; o en forma de maniquí con falda, un lavabo de señoras...

¿Qué es exactamente un icono político? Es aquello que representa el momento que vive un país. España, actualmente, y al margen de las dificultades económicas (que son siempre relativas para un pueblo acostumbrado a pedir y a la subvención), sufre una gravísima crisis social y moral, empeorada por las consecuencias de un nacionalismo inclemente que divide y por el pasotismo del personal, derivado sin duda de las distracciones en favor del buen clima, la excelente comida y, según algunos autores destacados, la propia geología de la península, que nos ha incomunicado con los avances del resto del continente durante siglos.

La entrada de Leire Pajín en el Gobierno de España la convierte en un doble icono político. Por un lado, simboliza a la perfección la enfermedad social que padece nuestro país, y por el otro refleja la insistencia de un presidente del Gobierno en mantener al menos a un inválido en la bancada azul del Congreso.

La crispación y el mal genio, embarazos muy característicos de la sociedad española para el progreso, derivan directamente de la provocación política. Y que Leire Pajín sea de un día para otro, contra todas las encuestas, ministrable, es una provocación. La alta crispación en España durará lo que dure Zapatero.

lunes, 18 de octubre de 2010

AHORA O NUNCA

Casi no queda ningún medio de comunicación crítico con el Gobierno que no alerte de una rebelión contra Zapatero en caso de hundimiento electoral en las catalanas y municipales de 2011. Una rebelión de los barones y pesos fuertes de su partido.

El sistema autonómico es la mejor manera de garantizar que los favores sean devueltos, y mientras han sido los jefes de Gobierno regionales los que con sus políticas han alimentado durante años el voto al PSOE, es ahora Zapatero el encargado de frenar una previsible debacle en todo el territorio nacional.

Pero esa debacle ya no depende de crisis internas ni de los favores en sí, ni de esfuerzos exclusivos del partido. Es el pueblo español el que puede decir no a Zapatero y en consecuencia luego serán los barones los que le digan no. Quién sabe, ya sé que es raro en nuestro país, que sólo pasa en Inglaterra o Japón, pero podría darse el caso de que unos señores diputados socialistas sorprendan en una sesión de control al Gobierno al presidente apoyando una moción de censura del PP.

Dos citas electorales en menos de un año. Es ahora o nunca. España, despierta.

domingo, 17 de octubre de 2010

ADIÓS, CELESTINO

Un ministro que ha tragado mucho

Como dije hace justo un mes, el Gobierno se prepara para la salida de Celestino Corbacho. Tampoco hacía falta ser un Rappel, pero vamos. La pregunta ahora es quién le sustituirá, y podemos preguntárnoslo durante el tiempo que dure el factor sorpresa. Hasta el miércoles.

En mi opinión, hay pocos candidatos, porque el PSOE actual no ofrece muchos solucionadores, y los primeros, de haberlos, deberían apuntar para empezar al primer sillón azul del ala izquierda del Congreso. Uno de ellos es Antonio Hernando, portavoz municipal del partido en las Cortes y por edad buen candidato a dar un aire de renovación a este Gobierno en punto muerto. Otra posibilidad, nada despreciable tratándose de Zapatero como jefe, es que acabe triunfando una mujer, y una de las posibles es Elena Valenciano, que aunque bastante maleducada durante las sesiones de control al Gobierno (da la espalda a los diputados para hablar con otros en medio de una alocución), ha sabido librar la batalla al Partido Popular y se ha defendido bien con argumentos a la hora de salir en televisión.

El miércoles conoceremos al que puede que sea el último ministro de Trabajo de Zapatero hasta las elecciones de 2012.

domingo, 3 de octubre de 2010

LA NIÑA DE RAJOY SE HACE MAYOR

Desde hace algún tiempo, la política en España ha ido solapándose cada vez más con el periodismo de declaraciones. Éste depende de aquélla y viceversa. Los mensajes mitineros son tan directos como los planteaba Shannon, pero siempre hay dos emisores y nunca se pisan. Si Zapatero está en Zaragoza un sábado a las doce, Rajoy estará en Málaga a la una. Dan siempre el titular del domingo, y con esto comerá la prensa la semana siguiente.

Pero uno de los dos destinadores tiene un problema. Rajoy no puede con el ritmo de Zapatero. El de León es ingenioso, original y sagaz; el de Pontevedra resulta cansino con la misma proclama de siempre, la de que las medidas económicas son insuficientes/equivocadas y hacen daño a España.

Supongo que tendrá razón el analista que apunta a que el gallego está sentado en su sofá esperando a que la fruta zapateril caiga podrida del árbol. Las viñetas de El País ya lo retratan así desde hace tiempo, con el puro en la boca. Pero siguiendo con el juego metafórico de la planta, podría decirse que el tronco, que es España, también se está deteriorando -y mucho- con el tiempo. Y tan culpable es el pájaro espino que no para de machacarlo como el koala que espera ansioso aun indolente apoderarse de tan preciado tesoro.

Urge hacer algo ante la última perla prepotente del presidente del Gobierno. ''Lo deprimente para Rajoy es que va a haber Presupuestos''. Si el líder de la oposición no quiere ser ese ''perdedor nato'' como Zapatero le llama, tendrá que empezar a dar pasos adelante. Lo malo es que la esperanza es casi nula, porque dos años después de empezar una de las legislaturas más nefastas de la democracia, ninguno de los dos ha amagado por el cambio. Para 2012, el que resista, ganará.

jueves, 16 de septiembre de 2010

CRISIS DE GOBIERNO TRAS EL 29-S

Escribir hoy Zapatero en el buscador Google debe ser una pesadilla para las filas socialistas. El motor automático de búsqueda da como primera opción ''Zapatero Berlusconi'', sin duda por la fama que alcanzó el plantón que el cavaliere dio al presidente en Roma como vendetta protocolaria. La segunda opción es ''Zapatero dimisión'', y no mucho más abajo encontramos ''Zapatero Elche'', en referencia a aquel mitin en 2009 en el que el mesías aseguraba que no habría reforma laboral que perjudicara a los trabajadores.

Ciertamente, José Luis Rodríguez Zapatero está más quemado que la pipa de un indio. Y su pasarela de otoño/invierno es larga y aún no ha empezado a caminar. Agosto nos dejó más de 60.000 nuevos parados, un pequeño barranco que vaticina todo un precipicio para septiembre, octubre y noviembre. Para finales de este mes su primera huelga general (en España las huelgas generales tienen apellido de marqués: de González, de Aznar...) deteriorará aún más el azul oscuro de la bancada gubernamental.

A principios de octubre la política nacional se centrará en Madrid, donde Trinidad Jiménez y Tomás Gómez, con o sin Rubalcaba por medio, acabarán por dividir a un PSOE que, ya totalmente separado en ideología del PSC catalán, está en plena ebullición. Trinidad tendrá que salir del Gobierno pierda o gane, porque hasta ahora habíamos visto a ministros pidiendo el voto pero no un voto propio. Aunque en España cierto es que lo inédito se hace normal una vez es público.

Celestino Corbacho, bien por su posible candidatura en las elecciones catalanas bien por el ladrillo de parados que pesa sobre sus espaldas, también trae de cabeza al presidente. Ya son dos las personas nominadas al Oscar: ''oscar-gasteis mi Gobierno''. La pregunta es: ¿Quién es hoy lo suficientemente fiel a Zapatero en sus peores y probablemente últimos momentos, y sin haber estado en el Ejecutivo?

Ya no quedan cartas en la baraja.

miércoles, 18 de agosto de 2010

¡VAYA LÍO, PEPIÑO!

Que no te aclaras. Que no hace mucho te referiste a Melilla como territorio parte de Marruecos. Que tampoco hace mucho Marruecos acusó a España de provocación con la visita de los Reyes a las ciudades autónomas, y ahora tú imitas al caudillo divino Mohamed VI. Aznar, ¿desleal al Gobierno por pisar territorio español, europeo?

Busquemos deslealtad en el diccionario de la RAE: 1. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. Por ejemplo, que Zapatero visite un territorio que desde hace una semana está siendo gravemente atacado por un país vecino.

domingo, 15 de agosto de 2010

NOSTALGIA, LO PEOR DE LA MENS SANA

La nostalgia puede incluir recuerdos de momentos dolorosos, aun tolerables, de los que hablaba Cioran: aquellos daños cotidianos que, soportables y livianos, nos van minando en mayor medida que los más graves y escasos.

Pero si de algo me he dado cuenta en estos últimos tiempos, es de que la nostalgia sólo existe en la 'mens sana'. No conozco a muchos nostálgicos. Sí a algunos melancólicos. Pero melancólico puede ponerse cualquiera, hoy en día. A decir verdad, no conozco a ningún nostálgico. El otro día, una tía me dijo que estaba ''obsesionado'', y que la obsesión no era buena. Me quedó la duda de si lo que había percibido ella era un abuso de nostalgia o una obsesión a secas.

El caso es que no paro de mirar al pasado. Es la mejor forma de proyectar el futuro, y a veces me ayuda, aunque también es verdad que me atrapa. Y entre medio, el tiempo, que me va arrastrando y amputando los miembros poco a poco. Es penoso que el hombre sea el único animal que tropiece con la misma piedra, pero también da pena no utilizar la inteligencia, que es otra de las cosas que nos separan del resto del mundo animal.

Esta semana he descubierto otro de los motivos por los que, en el extranjero, me siento mejor. Hace un año hablaba del idioma, un factor que sin duda influía porque siempre nos vemos condicionados por una lengua pobre en palabras, con la que podemos justificar nuestras carencias o deslices. Pero lo que he encontrado ahora es otra cosa. Es el conocimiento del estado de las cosas. Pero tampoco he descubierto el mediterráneo: ya dijo algún sabio griego que ''la felicidad está en no saber'', ergo, sólo los tontos pueden ser felices, ergo, no soy el primero en darse cuenta que el desconocimiento da cierta alegría al cuerpo.

En efecto, me quedan muchas cosas por aprender de España, pero de la situación política sé demasiado. También de la social y de la económica. Una de las cosas que más me jodían de Madrid era pasearme por la Gran Vía una noche a las tres de la madrugada, porque aquello parece el Edén en pleno desfase, la arteria de un país con afección cardíaca dado un colesterol de cinco millones de parados.

Entonces, ¿por qué estoy feliz en Alemania? Porque ahora mismo me estoy dedicando, más o menos, a vivir. Así de simple. No conozco la realidad política, acaso que gobierna la derecha con los liberales, pero de las meticulosidades no me sé nada. No sé quién engaña, o quién roba. No hay desorden, en realidad, por lo que no tengo que preocuparme por coger la escoba mientras los demás bailan. He aquí el meollo de la cuestión.

Pero no hay que dormirse, porque si mi sueño es quedarme aquí, entonces estoy obligado a informarme de lo que me rodea, porque si no, formaré parte de la chusma, y lo que es peor, no valdré para ningún trabajo en el futuro en la carrera que me gusta y que hace cuatro años elegí estudiar.