domingo, 20 de octubre de 2013

ETA A LA CARTA

No recuerdo cuándo empecé a interesarme por la política. Pero sí me acuerdo muy bien de mi primer pensamiento político, acompañado de indignación. Tenía 15 años y sucedió en Crawley, Inglaterra. A la salida de un curso de inglés, una mujer de Valencia ya entrada en años hizo un comentario sobre ETA. Dijo que no entendía ''cómo mataban a civiles. Si tienen que matar, que vayan a por los políticos''. No dije nada, pero el comentario me resultó repugnante, pese a que a mi edad lo normal es que estuviera saltándome las clases y dando ninguna importancia a lo que me rodeaba, pues eso era cosa de adultos.  

Hoy sigo lamentando la indiferencia de la gente ante temas tan importantes como el terrorismo. Y creo que, aunque son una minoría, hay gente que piensa como la señora de Valencia. Pero es que hoy, leyendo la carta de Francisco Rosell en El Mundo, me entristece enterarme de que un día de octubre del año 2000 los secuaces de ETA asesinaron a Luis Portero, fiscal jefe de Andalucía, definido por el propio Rosell como ''martillo pilón contra la corrupción''. Y me he acordado de la insensata e insensible señora de Valencia.

Porque hay algo que tenemos que tener muy claro. No hay una escala de buenos y malos dividida entre políticos, policías, jueces, periodistas, militares y civiles. No. Al igual que la mafia en Italia, ETA, desde su existencia, o por lo menos desde la muerte de Franco, ha tenido en su objetivo a gente que independientemente de su uniforme incomodaba al nacionalismo, gente que hacía las cosas bien y trabajaba por la libertad. Pero sobre todo eran lo primero: ciudadanos libres que ponía palos en las ruedas del mal, llámese corrupción o nacionalismo, lo mismo es. Nunca ha tenido en el punto de mira a políticos nefastos, a personas que dividen, a la gentuza de la peor calaña, porque no le ha interesado. Siempre ha querido arrancar las flores y regar las malas hierbas.

Me viene a la mente Gregorio Ordóñez, un tipo que hablaba tan claro -pese a referirse a País Vasco como Euskal Herria, algo que no entenderé nunca- que, siendo del PP, llegó a ser el más votado de toda Guipúzcoa, ahora en manos de ETA. O el del inspector Eduardo Puelles, clave en la lucha contra el terrorismo. Son los objetivos propios de la mafia, aunque esta mafia vasca se distinga de la italiana en que no se matan entre ellos mismos.  

No hay comentarios: