jueves, 11 de enero de 2024

Dios nos libre del qué hay de lo mío sin límite de velocidad

 Mi admirado profesor Juan Francisco Fuentes dice que es muy sano tener una mezcla de ideologías y no ceñirse siempre a los elementos típicos de una tendencia política. Estoy de acuerdo, porque además la mayoría de la gente es así. Casi la totalidad de gente que conozco de 'derechas' tiene ciertos elementos progres, y la casi totalidad de gente progresista que conozco desea también ciertos elementos conservadores y relativos al orden en su entorno.

Más interesante aún me resulta la gente que, coincidiendo en la mayoría de sus postulados, me repele enormemente. Cómo es posible que una persona comparta todos mis postulados para una vida justa, y sin embargo su manera de exponerlos, metiendo de por medio una sola opinión, eche todo a perder?

Es el caso de una carta al director del Heilbronner Stimme, en diciembre de 2021, del ciudadano Josef Csantis de Weinsberg. Traduzco la carta -inédita en español hasta ahora:

Futuro sombrío

Sobre las ayudas estatales a empresas

Empresas más pequeñas y autónomos tienen que devolver las ayudas. Nuestra democracia está siendo desguazada. Aun los ciudadanos tienen la oportunidad de frenar esto en las elecciones, pero quién sabe por cuánto tiempo. Qué nos amenaza? Confinamiento, obligación de vacunarse, límites a la velocidad, prohibición de conducir a los 60, trabajar más allá de los 70, aumento de precio sin fin, escasez de alimentos y materiales industriales, vivienda impagable  y mucho más. Mientras ancianos y sintecho duerman en la calle y tengan que recoger botellas para sobrevivir [en Alemania el reciclaje de botellas devuelve dinero al consumidor], nuestro futuro es muy sombrío. Estos ancianos han hecho posible nuestro bienestar con su duro trabajo, y hoy los dejamos caer. Algunos son daños colaterales que se van aceptando. Un cómico dijo una vez: ''Tengo miedo de la actualidad. No necesito futuro''.

Dejando a un margen comentarios sobre la demagogia de la recogida de botellas, pues el que recoge botellas también tiene manos para recoger los millones de espárragos que Alemania deja pudrirse en el suelo cuando no vienen suficientes rumanos a trabajar el campo, el señor Csantis y yo coincidimos especialmente en el miedo a la imposición de límites de velocidad. Es una medida en el debate público de Alemania, un país que se precia por ser el único del mundo aún con tramos de autopista sin límites de velocidad. Y cualquiera con dos dedos de frente entiende que las muertes en accidentes de tráfico, en su mayoría, suceden en carreteras comarcales. En la autopista, el gran problema es el abuso del carril de en medio, algo que no está lo suficientemente perseguido o penado en Alemania.

Csantis demuestra ser un prototipo de votante derechista germánico con demasiados tintes para hacerse pasar por peronista nacionalista si viviera en Argentina y no en Europa central. Primero, por la crítica a la devolución de ayudas al Estado. En la misma edición del progresista Heilbronner Stimme donde apareció la carta, las noticias informaban de que esas ayudas tenían que devolverlas aquellas empresas o autónomos que las habían recibido sin justificación o de manera ilegal. Por ejemplo, un restaurante que hubiera despedido a trabajadores y que hubiera empleado en negro a familiares. Mientras leía esa noticia, me acordé también de un caso personal. En febrero y marzo de 2020 yo estuve por primera vez en mi vida apuntado al paro. La empresa para la que había planeado un par de cursos que fueron cancelados por los confinamientos me ofreció una ayuda estatal bastante generosa, cubriendo los honorarios de los que tuve que prescindir por cobrar el paro. Mi respuesta a la empresa fue de gratitud, pero rechazando esas ayudas, porque sabía que tarde o temprano detectarían el fraude de cobrar el paro y, paralelamente, unos honorarios o la ayuda correspondiente por no recibirlos. No se da cuenta Josef Csantis de que, con esos millones de ayuda que el Estado habría perdido, habría menos recursos para ayudar a esos ancianos de los que habla?

Pero permítanme que dude de que este Csantis se preocupe de verdad por los ancianos. En realidad es un argumento emocional para que gente que en circumstancias normales no estaría de acuerdo con su artículo acabe convencido de que tiene razón. Quién no piensa con ira en el horror de ser viejo y pobre?

Otra cosa sorprendente es hablar de la escasez de alimentos mientras se habla de lo caros que son. Yo le aseguro a Csantis que si el papel higiénico hubiera visto triplicado su precio por decreto ministerial en abril de 2020, habría habido de todo menos escasez.

Y es que, por favor, no vean odio en este comentario, pero soy un fan de las autopistas sin límites de velocidad. Lo que no me gusta es imaginarme a este ciudadano ocupando el carril de en medio, con pegatinas detrás de su coche pidiendo jubilación a los 60, ayudas sin límite del Estado y espárragos made in Germany a precio de papel higiénico.


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