sábado, 20 de julio de 2024

Simon Kuper como ejemplo de corresponsal torticero

 Simon Kuper es ese articulista del Financial Times que, allá por 2018, se atrevió a decir que México era más pobre que Estados Unidos porque los españoles se dedicaron a explotar los minerales en una cultura del esclavismo, sin invertir en el capital humano ni diversificar la economía. Una falsedad como un templo, como demuestran países hispanohablantes ricos aun hoy en metales como Chile.

Años más tarde, Kuper opinaba sobre la reacción de la nación española al golpe de Estado de los separatistas catalanes de 2017. En 2022, el columnista inglés, que había estado un año viviendo en  Madrid, se atrevió a decir que las banderas españolas que surgieron en los balcones de aquel otoño gris de 2017 se encontraban en los barrios burgueses de Madrid.

Mentira! Parece que no estuvo en Sevilla.

Yo recuerdo muy bien viajar a Sevilla en otoño e invierno y ver no solo Los Remedios sino también Nervión, Centro y Sevilla Este llenos de banderas de España. Es cierto, lamentablemente, que a más nivel económico más banderas se veían, pero un buen periodista podría analizar aquí también el papel que juegan los ahorros para comprar una bandera -o más aún: para poder permitirse un balcón, que es donde mejor relucen.

Kuper decía que en Barcelona, las banderas eran catalanas 'de varias versiones'. Falso de nuevo. La totalidad de las banderas exhibidas en Cataluña desde 2017 hasta los indultos de 2021 eran separatistas: la estelada. 

Acabó su análisis sobre el referendum ilegal comentándole al despistado lector del Financial Times que la política de rebaja de tensiones era impresionante, y que los indultos habían llevado a los separatistas a bajar en las encuestas. Falso. No hay ninguna rebaja de tensiones porque se ha escuchado mucho en los últimos meses un nuevo intento de referendum y ataque a la Constitución. Y la bajada en las encuestas no se debe, en ningún caso, a una bajada del interés separatista. Es en todo caso cansancio por los partidos tradicionales separatistas y sus pactos con un partido que en Cataluña se ve españolista pero que en el resto de España se ve proseparatista (PSOE); estado de standby porque cierto es que en España el separatismo siempre se ha venido arriba con gobiernos nacionales de derechas; y por último porque hay mucho votante de izquierdas catalanista que se balancea entre el independentismo abierto y un regionalismo succionador como el del PSC.

Pero esto es demasiada información para un periodista que 'viaja en tren de alta velocidad en una misión de estudio alimentada por un marisco glorioso' (sic). 

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