martes, 16 de noviembre de 2010

PENÚLTIMAS VOLUNTADES

Jardines de la casa-museo de Pablo Neruda, Valparaíso/ Rafael González

La fugacidad de la vida se aprecia en el trato que uno mantiene con sus padres; o mejor dicho, en el trato que los padres mantienen con uno. También se vislumbra así el amor que irradia en ellos. ¿Qué llevo a Juan Ramón Jiménez a preocuparse con existencialismos que florecieron apenas de adolescente? ¿Por qué tan pronto relacionar el mar con la muerte?

En algunas ocasiones, mi padre ha llevado a cabo acciones que han revuelto mi fuero interno: ¿se está despidiendo, tan pronto? Favores que uno hace cuando envejece, supongo, cuando ve que sus hijos están en una flor de la vida que aún no ha dejado de ser capullo.

Lo mismo con mi madre. Hace poco, sin ir más lejos, me confesó qué pensaba hacer con su herencia para cuando desapareciera. Aunque sabes que la ley natural aún no les toca, ciertamente te entran remordimientos. Llegas a sentirte hasta culpable.

2 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

No sé si esto te puede "consolar", pero yo hablo a menudo de mis penúltimas voluntades; no es que me tenga obsesionada ni creo que sea morboso o triste... Es sólo un asunto más, tratado como cualquier otro.

Venga, un besote vital!!!

X dijo...

Yo F., tengo elegida hasta la música de mi despedida....está en un Cd, creo que la tendré que pasar a un pen drive, o mejor subirla a la "nube" , para que la puedan oír los invitados...