Como he comentado en este blog en numerosas ocasiones, en Francia tienen la gran suerte, entre otras cosas por contar con más sentido común y honestidad intelectual que allende los Pirineos, de tener una izquierda jacobina que pelea por reforzar el centralismo del Estado y una derecha que busca favorecer la descentralización.
En realidad, este contraste con España no existiría si fuéramos, como digo, intelectualmente honestos y llamáramos a ERC más bien DRC, o sea, derecha republicana de Cataluña, por sus ataques constantes a los no catalanes y la exigenia de privilegios para una región concreta. Pero bueno, al menos sí cuenta nuestro país con un partido conservador y soberanista -aunque solo sea uno- y más bien nacionalista, no tanto soberanista- como es el PNV, que no oculta ni en discursos ni en festivales de partido su carácter derechista, tradicionalista y autonomista.
Pero esta honestidad intelectual, que ya es escasa para poder cambiar la mentalidad de la mayoría hacia los partidos regionalistas -casi toda la sociedad española está convencida de que viven verdaderamente oprimidos por un estado nacionalista-, es claramente insuficiente para cambiar la manera de pensar del votante español en cuanto al imperativo moral de la izquierda española para defender la unidad de los territorios y la igualdad de todos los ciudadanos ante una misma Ley; y mucho menos para cambiar el rumbo actual del PSOE.
Da envidia ver cómo el primer ministro socialista de hace unos años, el desaparecido Manuel Valls, tomaba el encargo del presidente socialista Hollande de eliminar y fusionar departamentos franceses. Da envidia también oír las palabras de Gérard Larcher, presidente de los Republicanos (derecha de Sarkozy) en el Senado de Francia, afirmando en 2019 que ''los ciudadanos ya no entienden las decisiones; la descentralización es, en mi opinión, la vía casi única para salir de esta crisis de confianza''. Continuaba el senador diciendo que ''habida cuenta del estado de fragmentación del país, abordar la necesaria comunidad nacional, en lo singular, necesita tener una respuesta adaptada a cada territorio; por ello la diferenciación que propone el jefe del Estado [Macron] no me resulta problemática, pues no toca la unidad de la nación''.
Es muy curioso cómo estas palabras recuerdan a un Pujol de los años 90, pero salidas de un jefe de filas de la derecha francesa!
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