sábado, 18 de febrero de 2023

Pregunta corta, por favor!

 En la primavera de 2009, Intereconomía me envió al Ministerio de Igualdad que entonces dirigía la flamante ministra Bibiana Aído. Es probable que muchos se hayan olvidado ya, pero Aído era la Irene Montero de entonces, aunque he de reconocer que no llegó nunca a alcanzar el nivel de arrogancia de la marquesa de Galapagar. Sí que se le notaban pocas lecturas a la pobre, como cuando hablaba del derecho de toda mujer a ''ponerce tetas'' (sic), o cuando dijo aquello de que un no nacido en el vientre de la madre ''es un ser vivo, pero no un ser humano''.

Esto no significa que Aído no estuviera preparadísima para esquivar las preguntas de los periodistas. En esto, todos los políticos son igual de buenos. En el momento de la conferencia de prensa, existía ya el debate en la opinión pública sobre la nueva ley del aborto -en febrero de 2023 reconocido ilegalmente como derecho por el Tribunal Constitucional-, y sobre ello quería yo preguntarle. Tuve suerte, porque la ministra me cedió el micrófono, y muy nervioso yo, que había empezado en televisión un año antes, le hice la siguiente pregunta: ''Ministra, no cree que en vez de abortar se debería dar la oportunidad a las mujeres de dejar a sus hijos nacidos en adopción?''. Muy rápidamente, Aído respondió ''eso ya se hace'' y lanzó una mirada a un periodista-masajeador para dar el rumbo correcto a la rueda de prensa.

Mi pregunta fue buena, y así me lo hizo saber mi jefa de Informativos, mi estimada Susana Burgos. Lo que ni ella ni yo sabíamos entonces es que yo había caído en la trampa tan típica en la que caen muchos periodistas de lanzar una pregunta-discurso lo suficientemente larga para, sin querer, dar al político la oportunidad de preparar una respuesta esquivadora, si bien no necesariamente escueta. Algunos periodistas son profesionales en esto, como por ejemplo Javier Negre. Pero Negre es profesional porque graba sus preguntas e insistencias y las cuelga en Youtube, incluyendo las reacciones de los políticos. Yo en 2009 iba con mi cámara a hacer mi trabajo, pero no queda ni rastro de mi pregunta en ningún sitio. También desconozco si aquella rueda de prensa se estaba emitiendo en directo.

Lo que es un hecho incuestionable es que hoy, y ya desde hace mucho tiempo, los periodistas siguen formulando preguntas demasiado largas, y nadie parece tomar la iniciativa para que esto cambie. Afortunadamente, el 21 de enero de 2021, un editorial del Süddeutsche Zeitung, el periódico progresista líder en Alemania, se hizo eco de este hecho que también ha contaminado al periodismo televisivo allí. Me permito traducir al completo un maravilloso artículo -atención, está cargado de sarcasmo- nunca antes traducido al español:

El miércoles por la noche, en la cadena ZDF sucedió algo inaudito. En el especial dedicado a la investidura de Joe Biden, el presentador Matthias Fornoff tenía al ministro de Exteriores, Heiko Maas, como invitado. Se dijo lo que se tiene que decir en estas ocasiones: que se abre un nuevo capítulo y los Estados Unidos vuelven a estar a nuestra disposición como actor responsable y socio con valores. Al final de la entrevista, Fornoff dijo: ‘’por favor, una respuesta corta: está usted aliviado de que los años de Trump hayan acabado?’’. Como suele ser normal, Maas debería haber respondido con un ''mire usted, Sr. Fornoff, no nos dice ya Immanuel kant que la vida, para el alma que aprende, también en las horas más oscuras tiene un valor infinito, y cuando hablo de horas oscuras, me refiero a…’’ – etcetera, hasta que todos los televidentes hubieran olvidado el tema a tratar. Sin embargo, qué hizo Maas? Respondió ''Sí''.  Nada más, solo ''Sí'', y Fornoff estuvo tan impresionado que constató: ''esa ha sido verdaderamente una respuesta corta y clara''.

 Las entrevistas, en el acerbo cultural, persiguen el objetivo de formular preguntas que consigan respuestas con alguna novedad o al menos algo interesante sobre los tiempos que corren o sobre el Mundo, vida y muerte, actualidad y futuro. Por ello la técnica debería ser de preguntas cortas y respuestas largas, al menos más largas que las preguntas. Hay que imaginarse esto como cuando se abre un barril de cerveza: el grifo no puede ser más grande que el barril. Pero en la era de los medios de comunicación de masas se ha producido un cambio de las proporciones, con lo que los grifos se creen más grandes que los barriles. En televisión, esto se nota con los presentadores que no solo lo saben todo, por supuesto, sino que lo quieren demostrar en sus preguntas. A un par de ellos se les ha subido esto tanto a la cabeza que, como si fueran inquisidores, hacen un encierro a sus invitados con la petición de ''una respuesta corta, por favor'', para que confiesen.

 Aún les falta valentía y suspicacia a los invitados para frenar esos discursos disfrazados de preguntas con un ''pregunta corta, por favor''. En vez de ello, se vengan con respuestas que no acaban nunca. Y sin embargo existe ya un precedente de cómo podría funcionar. Gran fama ha conseguido en la historia de los medios aquella entrevista de Friedrich Nowottny a [canciller] Willy Brandt sobre su encuentro con Georges Pompidou. Se le había pedido a Brandt que fuera rápido, con lo que el viejo zorro lo interpretó a su manera y dejó tan solo cuatro respuestas: sí, claro que sí, no, sí. Y si el espíritu de Brandt se ha mudado al de Heiko Maas? Una respuesta corta, por favor! 

 

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