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Ahora bien, ¿importa el candidato? Yo creo que sí. Y según sean los problemas de una nación, un candidato será más o menos óptimo, sin duda. España... ¿qué vamos a decir de España? terrorismo, nacionalismo, partidización de la justicia, cachondeo de la misma, incivismo, etc... demasiados problemas derivables unos de otros que desembocan en un lago de aguas residuales sin una empresa que las explote.
España necesita un presidente serio, y siendo muy agradecido con todos los habidos hasta ahora, no nos podemos quejar. Hasta que llegó Zapatero, todos han podido ser considerados grandes estadistas, sin ningún problema. Todos mejor y peor gestores, pero al fin y al cabo con una idea clara de lo que es España, que al fin y al cabo es la que luego desarrolla el plan de Estado. Lo que ocurre es que ahora tenemos un jefe del ejecutivo que ha tirado mucho por la estética. Conoce muy bien, como todo su equipo, esa fuente inacabable de recursos que es la sociedad paleta que se encandila y vende su voto por un puñado de sonrisas, al tiempo que el 'prezi' vende una sonrisa por un puñado de votos.
En Estados Unidos se da la paradoja de que ahora necesitan un presi al estilo de Zapatero. Sí sí, lo que oyen. Un presidente de raza negra que sepa hablar e ignorar malas pasadas/estrategias crispadoras republicanas (de ahí el parecido con el PSOE) que encabece al país más potente del mundo hacia una verdadera alianza de civilizaciones, me refiero a las civilizaciones que el señor Bush tanto se ha empeñado en dividir.
Al mismo tiempo, todo el proguerío europeo, que no es poco, se daría cuenta de una vez por todas de que un político con buena imagen no es necesariamente un buen político gestor, ni estadista siquiera. Seamos serios: si Rusia o Irán siguen con sus vacilaciones y 'vaciles' a la superpotencia norteamericana pasando por los cielos de una Europa líder, el futuro presidente no se va a quedar de brazos cruzados. Con los errores que pudiera cometer Barack Obama, los culpadores eternos de Bush reconsiderarían sus intenciones de culpar a 'América' de todos sus males, incluido el subdesarrollo generalizado de su sociedad, mediatizada y reforzado su odio hacia los republicanos gracias a los nuevos 'intelectuales' del siglo XXI, que más bien son unos listos.