lunes, 26 de julio de 2010

EL CAMINO CORRECTO

En la vida se toman muchas decisiones. Con las decisiones vamos construyendo nuestra existencia. A veces elegimos bien y lo sabemos; otras elegimos mal y seguimos pensando que hemos hecho bien. En realidad, nunca sabemos muy bien si lo que hacemos es correcto o no, y de ahí la paranoia de hoy en día de preocuparse por el qué dirán. Necesitamos una segunda opinión, como en el médico.

Por eso, a veces, jode tomar decisiones solo. Pero hay que hacerlo. Como Harrison Ford, que en El Fugitivo se saca una bala y se pone los ungüentos sin ayuda alguna. Escoger el camino correcto puede llevar a veces a un verdadero festín cerebral. Uno empieza a sopesar las ventajas y los inconvenientes de cada opción, y gane quien gane, siempre pierden las neuronas.

Ayer tomé una decisión difícil. Fue como cerrar una válvula que llevara abierta temporalmente tres meses. Antes también la había cerrado. En total, tres ajustes con la llave inglesa. ¿La definitiva? Todo dependerá de las malas hierbas, que tienen la ruin costumbre de crecer en el camino que ya hemos hecho al andar.

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