lunes, 30 de agosto de 2010

LLUVIA ÁCIDA

En Alemania todo es puro: la gente, el aire, el agua. Pero cuando llueve, da igual que las gotas estén limpias, pues no dejan de tener un cierto toque ácido. Pensaba yo que éste era un país sin defectos, mas algo tarde me he dado cuenta de su gran inconveniente, las inclemencias e inmisericordias del tiempo. También he acabado por entender la gran emigración a Mallorca.

Hoy es 30 de agosto. Me he levantado temprano y me he asomado a la ventana. El cielo, totalmente encapotado; y una lluvia fina pero rápida atraviesa la atmósfera. Una mujer con un paraguas rojo camina muy lentamente por el parque. Todavía no sé si su parsimonia se debe más al viento o a la depresión, pero yo, en cierto modo, y bajo techo, estoy empezando a sentir una especie de artrosis, o una gran pereza de salir a la calle.

En realidad llevamos todo el mes de agosto igual, con cinco días de llovizna por cada tarde soleada. Y una tarde soleada, aún así, se puede transformar en una noche aguada. La previsión del tiempo para el día siguiente es tan inútil como el vaticinio de nuestros éxitos y fracasos para ese mismo día.

2 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Entre lluvias más o menos ácidas, te saludo a la vuelta de mis vacaciones y te agradezco el excelente artículo recomendado!

Besos!!!!!

Unknown dijo...

Rafa!! Qué gran artículo!! Me encanta!! Y estoy deseando ir a visitarte una semana. Yo en cambio, echo de menos la lluvia. Todos los veranos me gusta pasar por lo menos una semanita por el norte. Esta vez no ha podido ser y siento que falta un poco de Galicia o Cantabria en mi vida. Espero que pronto pueda ir a curarme con esa lluvia ácida de Bamberg de la que hablas!

Un abrazo, de tu amigo Javi!