domingo, 18 de octubre de 2009

ONCE POR CIENTO

Como cada vez que estoy en Sevilla, hoy he aprovechado la ocasión para agenciarme un periódico local para seguir la actualidad de la provincia y de Andalucía. No me interesa tanto el ámbito local-autonómico como el nacional, pero un fin de semana sin trabajar no se da todos los días, si se me permite la expresión, así que hoy el elegido ha sido Diario de Sevilla. La razón es que la última vez escogí El Correo de Andalucía, panfleto cofrade y al servicio de los señores del feudo, que no son otros que los socialistas.

Pero estos señoritos andaluces cada vez lo son menos. La portada del Diario de Sevilla de hoy titula ''empate técnico PSOE-PP en Andalucía'', con lo que rápidamente he inferido un cambio de gobierno muy próximo en toda España, como quiera que en 30 años de Democracia, el PP nunca había obtenido un empate técnico con la gauche caviar del sur peninsular. Y es que, según dicen los expertos, para que el PP gane a nivel nacional, es necesario que tenga cierta ventaja en Andalucía y Cataluña, caladeros de votos, o debería decir piscifactorías, del Partido Socialista Obrero Español.

El dato más sorprendente a señalar en el sondeo del diario es el de que hasta un 52% de los andaluces no sabe quién es el presidente andaluz. Además, un 11% de los andaluces -en términos absolutos, casi 800.000 personas- creen que el presidente de la Junta sigue siendo Manuel Chaves. Como todos sabrán, desde abril de este año Chaves abandonó la tierra cuyos destinos manejó durante 19 años y pasó a gobernar Andalucía desde un escalafón más alto; desde el de vicepresidente del Gobierno de España, es decir, que es vicepresidente tanto para Andalucía, como para Aragón o Asturias, por poner. Pues, sorprendentemente, un 11% de la población piensa que Chaves sigue siendo el capitán del barco andalú. En definitiva, un 63% de los andaluces no tiene ni zorra idea de quién lleva el timón. Ni falta que hace, que dijo aquél.

La información me ha recordado la anécdota de cuando mi padre fue a votar en el pueblo de Guadalcanal (al norte de Sevilla), en 2004, para las elecciones europeas. En el colegio electoral, una mujer anciana y tambaleante daba vueltas por la sala como un pato en un garaje, y desde la distancia se observaba y se olía su ataque de ansiedad:

-¿Qué papeleta busca, señora? -preguntó, socorrista, mi padre.
-La de Felipe, mi arma -la señora se tranquilizó, mirando todavía al techo.

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