miércoles, 6 de abril de 2011

LAS GAFAS COSTARON CUATRO EUROS

Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Sobre todo si el objeto en cuestión te costó sólo cuatro euros. Trato de consolarme de cualquier manera posible para no llorar por unas gafas que compré en Cagliari el viernes por la noche y que me dejé olvidadas en un autobús de Fráncfort del Meno. Una de las autocompasiones es que lo pasamos bien a la hora de comprar los cinco pares de gafas en total (20 euros) a esos vendedores ambulantes de la Via Largo Carlo Felice que provenían del Sudeste Asiático. El regateo y las risotadas bien merecieron unos cuatro euros que hubiera pagado cualquier psicoterapeuta. Otro consuelo fue el hecho de que las llevé encima de la cabeza prácticamente hasta el domingo por la mañana -vamos, que las aproveché-, incluso por la noche, por lo que pude amortizarlas aunque las extraviara tan nuevas que estaban y con la etiqueta recién levantada. El problema vino cuando, ya en el autobús, el domingo por la tarde, las gafas me empezaron a incomodar al dormirme apoyado sobre el cristal. Y como nunca llevo gafas, ni siquiera para conducir, pues lo que no valoramos siempre lo dejamos tirado en el arcén. Pero aún así es una sensación muy desagradable, aún así, la de perder algo que te gusta, o que en algún momento de tu vida te gustó. Seguiré buscando consuelo en los próximos días.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡5 pares de gafas En la cabeza, desde el viernes hasta el domingo...desde luego, F. , eso si tiene que doler, sobre todo al apoyar la cabeza sobre el traquetean cristal de un autobús! ¿ y tus orejas, con tanta patilla... "de soplillo", de "por vida"? Me alegra que vuelvas a publicar

Falete dijo...

me he explicado mal, X, compramos cinco gafas para cuatro amigos y yo! pero ellos no la perdieron, como servidor, que es muy despistado!