sábado, 17 de diciembre de 2022

MIEDO DEL QUÉ SE DIRÁN

 Sí, han leído bien el titular. Qué se dirán, y no 'qué dirán', muleta famosa de Cruz y Raya. Y es que yo aprendí en Derecho hace años, mucho antes del 1-O de 2017, allá por tercero o cuarto de carrera, que el término de 'sedición' venía de 'se dice'; o sea, el sedicioso es delincuente porque, ostentando un cargo público determinado se asigna -se dice-, por la cara, un cargo distinto, creyéndose, por ejemplo, presidente de un país independiente sin serlo.

Tras las reformas golpistas del gobierno sanchista esta semana tengo miedo por primera vez en la vida del futuro de España. Porque con Zapatero, por ejemplo, se hicieron muchas barbaridades y se hicieron concesiones al separatismo. Pero lo de esta semana no han sido concesiones, han sido directamente cesiones. Se ha cedido el código penal y se han dado alas a la impunidad. Cojones le han echado, eso hay que admitírselo a los socialistas, porque es verdaderamente difícil de justificar ante el electorado eso de eliminar el delito de malversación. Con qué criterio van ahora los socialistas a protestar contra la malversación de un futuro gobierno del PP (casi simpre en beneficio de otros, como se vio en el caso Gürtel), si el PSOE acaba de legalizarla? 

Es por eso que se confirma mi teoría de que, cuando la izquierda relincha por 'barbaridades de la derecha' (pongamos por caso la instauración de la candena perpetua revisable), prácticamente siempre se trata de acciones que sólo molestan al ideario izquierdista, o sea al votante progresista, mientras que cuando es la izquierda la que se atreve a llevar adelante reformas brutales como las de esta semana, estamos ante algo que no sólo afecta a un 'ofendidito' votante de derechas, sino ante una cosa que impepinablemente destroza también al votante de izquierdas. 

Porque aunque, tristemente, el 80% de los votantes de izquierdas esta semana estén relajados en su sofá, consolándose con que, bueno, vale, esto de la sedición es un error, pero mejor ver al PSOE aguantando ahí que ver a PP y Vox llegando al gobierno, lo cierto es que la eliminación de la sedición a lo que lleva es a invitar a cualquier loco (hoy es un separatista catalán, mañana es un fan de la historia de Suazilandia llegando a presidente de Cantabria e instaurando harenes por doquier) a instaurar su propia ley y 'decirse' presidente de una república inexistente pero muy contraria a lo que hoy los progresistas entienden por progresismo. 

Miedo al qué se dirán, a partir de hoy. Y quien no lo tenga es que no se ha enterado de nada.

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