lunes, 17 de julio de 2023

La ley del embudo de Kübra Gümüsay

 Kübra Gümüsay es la versión germano-islámica del Follonero. Periodista feminista, silenciosa con la ilegalidad de políticos como Erdogan y, eso sí, muy crítica y sectaria hacia símbolos de la legalidad de la sociedad alemana, como por ejemplo la policía.

Confieso que no veo la televisión alemana, por lo que, pese a mis 10 años viviendo aquí, no habia oído hablar de la muy televisiva señora Gümüsay hasta 2022, cuando unos colegas progres de trabajo sopesaron su invitación a un evento académico sobre la democracia. Al final no vino, no sé si por la polémica que surgió en el entorno de uno de nuestros socios (en un e-mail, una colaboradora nuestra acusaba a Gümüsay de demasiado cercana al régimen turco) o porque en televisión, la periodista turcoalemana cobra más que en eventos de menor alcance.

El caso es que una vez entrevistaron a Gümüsay en Der Spiegel, la revista de referencia de la izquierda alemana, y la periodista turcoalemana demostró manejar la ley del embudo con una perfección similar a la de Jordi Évole. Fue cuando le pidieron un ejemplo de su afirmación de que el debate es necesario en una democracia siempre que sea ''objetivo''. Gümüsay respondió:

''Para mucha gente, la policía simboliza seguridad y confianza. Pero aquellos que tienen miedo de violencia racial de policí@s (en alemán, la revista declinó el sustantivo policía y otros en femenino a petición de Gümüsay) también son muchos. Ambas perspectivas son justas y reales. Pero mientras aquellos que se creen seguros no reconozcan la inseguridad de los otros, nos atascamos con la pregunta: cómo debería funcionar la policía de manera ideal en nuestra sociedad? y cómo funciona realmente? En vez de eso, gastamos energía en nuestras discusiones de si de verdadhay racismo en la policía. Creamos debates que no consideran el amplio espectro de las perspectivas''.

En esta respuesta, Kübra Gümüsay presupone varias realidades. Para empezar, está equiparando dos grupos de gente en cantidades iguales, como quien divide una ciudad de Sevilla entre béticos y sevillistas: con su declaración podríamos decir que en Alemania hay, pongamos, unos 40 millones de habitantes con respeto y confianza hacia la policía y otros 40 millones con miedo a la violencia racista de las fuerzas del orden. Seguramente, si Gümüsay leyera esto que estoy transcribiendo, lo rechazaría. Pero es exactamente así como lo ha descrito ella, solo que sin dar números exactos.

Luego presupone Gümüsay, por supuesto, que hay un problema de racismo en la policía alemana. Un problema, supone el lector, mucho más grave que el racismo que pueda existir en escuelas, taxis, cines o estaciones de bomberos. Lo cierto es que, si les digo la verdad, he visto en 10 años viviendo en Alemania muchos más policías (en periódicos, televisión o controles de seguridad del aeropuerto de Frankfurt) con rasgos asiáticos, negros o turcos que ataques o comentarios racistas a ciudadanos normales por parte de policías en directo (nunca) o en los medios (en muy pocos casos, por no decir raramente).

El último gran elemento que presupone Gümüsay es que existe un problema con los ciudadanos que creemos en la policía alemana si no reconocemos el supuesto problema racista (y aparentemente extendido) de la policía. Esto es una ley del embudo como la copa de un pino, que básicamente viene a decir que si no creemos los dos supuestos descritos anteriormente, es que somos tan racistas como la policía racista.

Decía al principio que ésta era la versión germano-islámica del Follonero, pero hay que agradecer que aún le hagan las entrevistas a ella y no que ella sea la encargada de hacerlas.

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