viernes, 14 de diciembre de 2007

CARICATURIZAR UNA LENGUA

De siempre le ha parecido a uno su lengua la más fácil de desarrollar y practicar, la menos complicada, la que más mola incluso, y nunca se ha parado a pensar que lo que de verdad define el uso de una lengua es su caracter innato.

Así, a muchos de nosotros, el castellano nos parece una lengua base, convertible a todos los demás idiomas, como si de un tipo fijo de divisas se tratara, haciendo pasar a todas las monedas por la española para poder tener valor alguno. Así es el castellano para nosotros, al menos para nuestra inocente infancia, en la que pensamos bastante raro del que habla una lengua ajena a la nuestra. De esta manera es cuando empezamos a caricaturizar la lengua del otro: ''tío, ¿lo has escuchado? buajstranjeajknfufiao... joder, no se le entendía nada.'' Aquí, en realidad, hay una caricaturización del alemán o del inglés, dependiendo del grado de percepción del receptor y del grado de vocalización y acento del emisor, que cuando lanza su mensaje en la lengua suya natural, otros reciben el mismo con extrañeza y, sin preguntarse de qué país puede venir, se limitan a imitarlo en función de cómo se ha expresado.

En 2004, cuando el autobús de línea que nos llevaba al turco Blade y a mí desde el Vancouver Downtown hasta el barrio en el que vivía y de cuyo nombre no me acuerdo, mi colega y yo entablamos una conversación tan peregrina como inolvidable, en la que cada uno imitaba la lengua del otro. Así, recuerdo como yo llegué a impregnar su cara de una tierna sonrisa cuando solté aquello de ''bisshiksiyismisurismabirrsidibi'', en comparación con la pronunciación turca, a lo que él respondió con unas risotadas seguidas de otra imitación de la lengua castellana:''paclasratamablaskaratatarataclarastamalata; ¡en serio! utilizáis mucho la 'a' y la 'r'!''

Desde entonces he utilizado este detalle de alguna tarde de julio de 2004 para hacerme a la idea de cada una de las perspectivas de la gente que no está circunscrita a tu misma lengua e incluso cultura. Esto me ha ayudado a veces a ponerme en situación de un inglés, en parte gracias a mi pseudobilingüismo con la lengua anglosajona, para interpretar 'como suena' el castellano a oídos de un guiri. Así, me dí cuenta que Blade estuvo en lo cierto, si te paras a pensar, el castellano parece una ametralladora, una mezcla entre el árabe y el italiano.

¿Pero realmente podemos caricaturizar aquellas lenguas que ya conocemos? Por ejemplo, si en vez de turco hubiera sido inglés, a mí me hubiera sido imposible reírme de él, pues todo lo que yo dijera no sería más que el propio inglés. Cuando tenemos que imitar a alguien, tenemos que 'ponernos' en su situación, siendo conscientes de que la imitación parte de nuestra persona. Carlos Latre es un as en esto, aunque no me caiga bien en absoluto. Lo mismo con las lenguas, uno se pone en la situación del turco asimilando que no tiene ni idea del turco y que sólo pretende una aproximación cercana a la lengua, totalmente desconocida. Lo mismo que con el ingés me ha pasado con el alemán este verano, pues antes de estar en Altenkirchen podía perfectamente caricaturizar al alemán, mientras que ahora sólo puedo limitarme a los chistes: ''cómo se dice en alemán...'', pero está claro que no podré imitar la lengua alemana pues en el momento en que adquieres nociones básicas, lo que te salen son palabras que ya conoces, según la mente te va ordenando. Curioso.

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