sábado, 8 de diciembre de 2007

QUINIELAS Y TIOVIVOS

Había una adivinanza que rezaba así: Estás en el borde de un precipicio, escoltado por un cerdo más grande que tú, un coche de bomberos, una avioneta y Dumbo; suena la sirena, ¿qué debes hacer? Bajarte del tiovivo gilipoyas, que ya eres mayorcito.

Al menos es lo que yo recuerdo del acervo humorístico que me queda. Realmente no hay nada más estúpido que un tiovivo para pasárselo bien, al menos si has pasado la franja de los 3 años (incluso antes, cuando las aparentes sonrisas dedicadas a nuestros padres no tienen otro fin que cumplir con la circunstancia de agradecer a tu padre que pague 4 euros por montarte en esa... cosa... ese trasto lleno de... ese camión que se abre por la mitad y aparecen más bombillas que en el paseo de Recoletos). Lo que digo es cierto, ya el otro día Paloma la de Publicidad nos comentó que el niño comienza a tener conciencia comercial en torno a los 4 años, vamos, que sabe que ese tono agresivo de Constantino Romero para venderte los Car Wheels famosos no es causa de un padre obsesionado por los micromachines, sino de un señor pagado que quiere contagiarte el deseo de pasártelo bien.

¿Quién va a compararme una avioneta que no se alza más de 2 metros de alto con una buena pista de coches locos? Si los mayores ya no nos montamos en los coches locos ni en tiempos de Feria no es por otra cosa que porque a los ingenieros no les ha dado la gana de hacer plazas más grandes, y dedicar su ingenio a las jovenes promesas como fueron en su día Fernando Alonso o De la Rosa.

Venía por la calle Silvano de comprar coca-cola en Supercor y he visto la permanente feria (o aldea de feriantes) que está ubicada en el cruce de Machupichu con mi avenida. Ahí, delante de la limusina de Liberalia, a la que curiosamente todavía no le han partido un cristal, se concentran 3 atracciones que parecen chupar toda la demanda eléctrica de Hortaleza. Es entonces cuando me he preguntado: merece la pena pagar esa cantidad por subirse a un pato volador, en vez de estar pasándolo en grande con los coches locos, aquellos que te permiten conducirlos con tu primer volante? ¿merece la pena comprar un cupón a la entrada del Corte Inglés, que nunca toca, o en la esquina de tu casa, que tampoco toca, o en la Bruja de Oro, que toca a veces (y no tantas y tan cuantiosas como dictan los medios?) pues hombre, si hay suerte y andas fácil de dinero, alomejor merece la pena. Pero si sabes rellenar quinielas, no es mejor hacer una emocionante, otra segura y difícil? las quinielas no siempre tocan, es verdad, pero el alegrón que le da a uno ver en el periódico del día siguiente los premios? 22 euritos al de menos aciertos: 220.000 personas. Probablemente un alto porcentaje de ellas gastaron su premio y más en la hechura, pero... ¿y los que dejamos nuestro euro semanal, verdadero portador de la ilusión?

Los coches locos pueden llegar a ser una buena forma de pasarselo bien. Depende del que se lo pase bien, de cómo conduzca y de cómo quiera interactuar con los demás (se han dado casos de conductores portadores de bates de beisbol por si algún chulito quería pasarselo mejor de lo normal, pero en fin, también hay gente que pierde quinielas millonarias sin cobrarlas).

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