SÍMBOLOS, EMBLEMAS Y OTROS SIGNOS

Las personas llevamos a cabo dos tipos de acciones en la vida: las físicas que significan algo metafísico, y lo metafórico, que supone algo físico y práctico. De esto último ya nos hablaron a los estudiantes de Periodismo en el capítulo de símbolos, emblemas, ilustraciones, etc. de Primero de carrera: un hombre y una mujer en un cartel que quiera indicar la proximidad de un aseo.

Pero probablemente el primer tipo de acción sea más conmovedora y requiera de más reflexión. Hay ciertas cosas en la vida que, siendo de ejecución física, no son más que puro trámite sobre otra cosa de mayor importancia que no se puede explicar con palabras y raramente llegamos a comprender con imágenes.

En esta, por ejemplo, vemos en primer plano a una pareja joven disfrutando de un día de playa, cuando, desconcertados, contemplan la presencia de un cayuco golpeado por las últimas olas del mar, que llegan a la orilla. Como estamos acostumbrados a ver tantos pescadores faenando al tiempo que veraneamos, en la almadraba de Zahara de los atunes o en la de Conil de la Frontera, ver de repente un bote que no es capital físico de trabajo, sino que es un vehículo para el transporte de decenas de personas con futuro incierto es fuerte e invita a la reflexión: esas personas se han jugado la vida sin saberlo, haciendo algo que para nosotros es una locura y para ellos es simplemente un vomitorio más del estadio de sus vidas y las de sus familiares que dejan atrás.

También la Fiesta de la democracia, bautizado así recientemente el fenómeno de las elecciones generales, es un gesto físico que nos habla de convivencia, de decisión, de voluntad y de participación social.

Una persona llega, deposita una papeleta, una hoja con nombres en tinta de ordenador, con un emblema de partido, un dibujo, le idenfitican, sonríe, da la mano (si es alguien importante) a los responsables de 'la mesa', se larga y espera a ver lo que sus compatriotas o vecinos han decidido sin voz pero con voto.

Al día siguiente, un humano que caga, mea, come y duerme como cualquier otro se hace presidente de todos los electores, y estos últimos se pasan 4 años hablando, charlando y debatiendo para, 4 años después, volver a escoger tras la cortina.