Ahora que estoy en el ojo del huracán de los exámenes (empiezan a darme notas satisfactorias pero al mismo tiempo se acercan los que, de pura razón, no estoy en condiciones de aprobar) empiezo a cogerle el resgustillo a esto de llegar a una facultad cada vez más vacía y, si bien más infernal, menos invernal.
Dice el refrán castizo y convertible a varias lenguas que ''a año nuevo, vida nueva''. Totalmente en desacuerdo. ¡La gente cuando cambia es en el transcurso del verano! Fijaos, desde que éramos chicos: salías en junio flácido de tanto colorear (ahora estudiar), blancucho, desanimado, y volvías en septiembre bronceado, más alto, más guapo y, en caso de ser niña y seguidora de Bibiana, con ''más teta''. Ya en la adolescencia ocurre lo mismo, el verano es esa Parca que asesina al amor, el amor de todo un curso en el colegio. Y la gente sigue cambiando, y los amigos dejan de ser amigos y otros amigos se suben a tu tren de la vida...
Una pareja en terapia veraniega de 'evacuación'
¿Y ahora? Estudiantes y currantes, la vida adulta es más de lo mismo. Españolitos que todavía no notáis la crisis, escuchad antes de lanzaros a la aventura veraniega: nuestra deuda pública aumenta en 700 millones de euros al día. ¿Verosímil? No. Cierto. Entonces, ¿podemos irnos de vacaciones? Sí. ¿Y nos dará para volver? Hombre, lo mejor, lo normal, lo humano es comprar el billete de vuelta. ¡De acuerdo!
El español vuelve a la oficina (si no le despiden antes) en septiembre fatigado. Ha cambiado, porque sus gastos empiezan a superar los ingresos, y entonces el comportamiento irremediablemente cambia. El humor también, por supuesto, porque ya no hay final de Champions, ni de UEFA, ni de Copa del Rey... Volvemos al principio, a dieciseisavos, y la gente va perdiendo la paciencia.
Al fin y al cabo, esto del verano es como las pasas, o los rabitos de pera, o las verduras en general: ayudan a la secreción (para el que quiera limpiar su cuerpo, claro), ayudan a renovarse, y fácilmente, sin saltos bruscos de viernes a lunes. ¿Acaso habéis conocido a alguien alguna vez que se haya propuesto cambiar en un fin de semana? Noooo. Se notaría a la legua en el trabajo.