domingo, 31 de enero de 2010

CLONES DE LEIRE PAJÍN

Decía Quevedo que no había lugar en el que posara sus ojos que no le recordara a la muerte. Sánchez Dragó, más recientemente, dijo que miraba a la gente por la calle y sólo veía adolescentes. Yo digo ahora que sin necesidad de mucho esfuerzo únicamente veo clones de Leire Pajín.

Hace poco, en una gélida noche madrileña, fui a recoger a mi padre al aeropuerto. Venía de su exilio, Santiago de Chile, no llevaba ni 10 minutos en la terminal de llegada y ya estaba despotricando: ''para servirme este café, menuda diferencia con Santiago. Es acojonante. Allí, todos muy serviciales. Aquí... asco de país''. Yo miraba cabizbajo mi Cola Cao, tristemente consciente de que todavía me quedaban 2 años de carrera en la capital del país de todos los demonios.


Pero decía que, ya en Gran Vía, o en cualquier parada de metro, sólo veo clones de Leire Pajín. En efecto, me es completamente imposible ver a una chica menor de 20 años con un libro en la mano, o con unos pantalones que, en caso de ser cortos, queden por debajo de los muslos, que no sean rosas, y que la criatura no tenga un maquillaje de más de tres milímetros de espesor. Por supuesto, pegando la oreja, es puro milagro que no diga gilipoyeces, inmanencias o llanamente que no añada un artículo al nombre de un conocido (la María, el Dani, etc.).

Tengo que reconocer, ya positivo, que en las edades comprendidas entre los 20 y los 30 el coeficiente intelectual es muy superior. Y alabo una cosa que admiro en las mujeres de este tramo de edad: son infinitamente más maduras e independientes que los hombres. Pero esta mejoría del intelecto no tiene nada que ver con el número de años del sujeto, sino más bien con la fecha en que han venido al mundo. Quiero decir, que un nacido en 1977 tiene una concepción muy distinta de la Democracia que uno nacido en 1987, y mucho más lejana que la de uno nacido en 1995.

La verdad es que siempre quise que me gustara Madrid, pero creo que the mission is not accomplished. Llegar aquí fue como un sueño y cuando me vaya, si tengo suerte, tendré la sensación de haber abandonado una pesadilla. ¿Por qué tanto negativismo, por qué tanta amargura? Creo recordar que el verano pasado, al volver de Cuba, me convencí de que no valía la pena deprimirse en España, porque la situación en esa cárcel rodeada de aguas turquesa era 100 veces peor. Será que no estamos en verano y que el cielo encapotado nos convierte en presidiarios, o será que mi viaje a Cuba queda ya demasiado lejos como para seguir compasivo por los horrores del comunismo.

jueves, 21 de enero de 2010

EL TREN DE LA VIDA

Estamos acostumbrados a hacer referencia a trenes que nos explican las cotidianidades del mundo. ¡No pierdas ese tren! ¡Ese tren nunca vuelve! ¡La clave está en saber subir y bajarte del tren!

El tren es la vida, y va demasiado rápido. Nunca es circular, porque eso sólo ocurre en los juguetes infantiles. Todo recorrido de tren es lineal, con un principio y un fin, como la vida. El tren es el mejor medio de transporte que representa nuestro ciclo vital. Acelera despacio, al principio, y luego va frenando a su llegada a la meta. A veces descarrila antes de tiempo, otras cambia inesperadamente de vía y en su interior pasan innumerables cosas inenarrables y fácilmente olvidables.

El tren puede ser una buena manera para explicar también qué hay después de la muerte. ¿De verdad la vida del tren cesa en la estación de destino pero su alma, como los pelotones de viajeros deseosos de llegar a casa que abandonan el andén, consigue salir de la estación y sobrevive?

Los cristianos de pura cepa, de reserva, dirán que cualquier viajante puede saber cuál es el paisaje que deja el vagón al pasar, y que los kilómetros todavía por recorrer conceden un paisaje parecido, es decir, que la vida siempre continúa, y que siempre hay un más allá. Los cristianos de pura cepa, de reserva, pero sin barrica, como yo, es decir, con mis dudas circunstanciales y mi incansable lucha por saber la verdad, se plantean que claro, por supuesto que hay paisaje más allá, pero que otra cosa es disfrutarlo. Esto es, cuando morimos la vida sigue, por supuesto, pero nosotros somos cadáver, eso está claro, y vamos a depender de decenas de manos que nos van a llevar a donde sea. A donde ellos quieran.

jueves, 14 de enero de 2010

INTUICIÓN FEMENINA

Cada vez me sorprende más la capacidad de observación de las mujeres. Me asusta pensar lo fácil que debe resultarles descifrar los pensamientos de los hombres, que somos tan borricos. Hoy he visto el tiempo y me he dado cuenta de que Mónica López, la guapa presentadora, lucía una barriguita que no podía ser consecuencia de una mala dieta, puesto que en general conservaba un buen aspecto físico. Se debía a un embarazo, y se ve que de varios meses ya. No es que vea el tiempo todos los días, pero hoy es cuando me he dado cuenta.

El 'shock' me lo he llevado al ver que en su blog de RTVE, y concretamente en una entrada del pasado octubre, una espectadora le ponía un comentario en el que le preguntaba si estaba embarazada. ¡Octubre! ¡Hace tres meses! ¡Y yo, medicente observador, me he dado cuenta hoy!

lunes, 11 de enero de 2010

ZAPATERO HASTA 2020


Hoy, los dos principales escuderos de Rodríguez Zapatero, 'Cruela' De la Vega y José Blanco, han asegurado sin ningún ápice de duda que el presidente del Gobierno volverá ser candidato a la Moncloa en 2012.

En realidad, ni uno ni otro tenían muchas otras salidas. No cabía la posibilidad de duda porque la duda ofende y ambos portavoces son jefes de ministerios muy jugosos. Tampoco podía inducirse que no, que Zapatero revelaría un sucesor para 2012, porque ni el jefe del Ejecutivo hizo tal promesa ni tampoco le interesaría ahora dar la imagen de que es un incompetente ante la crisis económica y ha decidido abdicar en favor de otra persona. Y por último, porque en el PSOE no hay otro en quien se pueda pensar como sustituto de Zapatero.

Y De la Vega lo ha dicho muy bien, sonriente: ''No tenemos un candidato mejor''. Los socialistas no tienen en sus filas actualmente un personaje que cumpla con los requisitos que Zapatero aprueba holgadamente. Rubalcaba, perro guardián del Gobierno, no es capaz de abandonar su caseta porque no hay ninguna otra criatura con dientes y olfato tan afilados. De la Vega es la otra cara de la moneda del Ejecutivo, cara que ofrece todos los días para comerse los marrones de Zapatero. Chacón es simplemente demasiado pija y catalanista para un votante madrileño o castellano. Bono está más quemado que la escopeta de Garzón. Y olvídense de Madina, Hernando y compañía, que a su generación todavía le queda muchos años de integración en el Grupo Socialista del Congreso.

Así las cosas, queda claro que no hay mejor candidato. No se nos concederá el placer a los españoles -votantes de cualquier partido- de anhelar un cambio de figurín después de seis años de zapaterismo.

El agobiante, desesperante, extenuante, autoritario, especulativo y bigotudo Gobierno de José María Aznar cumplió al menos, entre otras promesas, la del cese de su presidente, que abandonó elegantemente el puesto aunque algunos le llenaran el asiento de sangre -quizá como venganza- después del 11-M. De manera que, tras el jaleo del Prestige, el decretazo, la guerra de Irak y todos esos escándalos que los votantes del PSOE se saben al dedillo, quedaba al menos la luz de la salida del túnel, y la esperanza de un candidato mejor, ya fuera Rajoy o Zapatero.

Pues el presidente actual no sólo nos niega la esperanza de salir cuanto antes de la crisis; nos niega la esperanza de ver una alternativa mejor, por culpa de unos dirigentes socialistas que cierran filas en torno a su líder, amén de las listas cerradas del día de votar cada cuatro años, por lo que esta democracia se me hace cada vez más pesada, no sé ustedes. Me empalaga como un bocata de polvorones.

domingo, 10 de enero de 2010

¿PUEDO JUGAR?

A veces, en mis infinitas horas de reflexión profunda, me pregunto si no hubiera sido mucho mejor haber nacido algo más pobretón y haber rodado un poco menos por el mundo. En mis cavilaciones para encontrar la felicidad perfecta me aseguro a mí mismo que si, por ejemplo, no me hubiera trasladado a Madrid con 20 años para estudiar Periodismo o mi padre no me hubiese llevado a Sierra Nevada todos los inviernos de mi vida; o incluso si éste no me hubiera pagado el viaje a Alaska en 2004 ahora sería probablemente uno de los jóvenes de 22 años más felices de Sevilla, porque habría visto nevar por primera vez en la ciudad en que nací, que, valga la redundancia, también habría visto nevar por primera vez en 100 años. Y con un poco de suerte, habría acudido al acontecimiento del brazo de una novia estable fruto de mi estática sevillanía.

Pero no. Decidí en su momento ser el español de 17 años más feliz del mundo al viajar por mi cuenta a las montañas nevadas de Anchorage en pleno agosto de 2004. Decidí también labrarme un futuro próspero al mudarme a Montreal poco después de la selectividad. Y decidí otras muchas locuras antes de tiempo, según compruebo ahora.

¿Que qué es lo que compruebo ahora? Simplemente compruebo una felicidad inédita y barata en los rostros de los demás, de las personas que forman parte de mi entorno. Gente que parece que no ha visto la nieve en su vida, o que nunca ha incluido en su agenda salir de Andalucía en invierno.

Atónito, pregunto a esta gente, ¿puedo jugar? O lo que es lo mismo, ¿me ayudáis a encontrar esa felicidad que parece que tenéis tan al alcance de la mano, siempre? Y es que cada vez que nieva en España, especialmente si lo hace en el sur, las personas sacan lo peor de sí mismas (pero con una sonrisa bien amplia) y comienzan a guerrear no se sabe si por odio a la diana o por la imperiosa necesidad de buscar un blanco cualquiera con que estampar esas bolas de nieve cargadas de tanta ilusión.

Nieve aparte, también están los viajes al extranjero. Ahora que está tan de moda viajar a Nueva York, con esto de las locas ofertas de Iberia para combatir la crisis, me entusiasma y me da frondosa envidia ver los rostros de amigos y compañeros que suben sus fotos a las redes sociales para presumir de viajecito a la ciudad que nunca duerme. Y de repente me quita el sueño la misma pregunta en mi fuero interno: ¿No hubiera sido mejor esperar, y no salir a Nueva York en febrero de 2001, sopena de no ver las Torres Gemelas, y planificar un viaje de verdad, con amigos de verdad, a Estados Unidos para cuando fuera un poquitín mayor? Pues ni se me pasó por la cabeza. En 2001 yo estaba enchochao con el viajecito, y ahora me da la impresión de que consumí demasiada felicidad en mis primeros 15 años de vida. Tanta que no he dejado para el resto. Sólo envidia.

viernes, 8 de enero de 2010

LO MALO Y LO PEOR

EL TEOREMA INMORTAL DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA

Hoy ha habido una nueva muerte en Afganistán. Un soldado de 24 años ha sido atropellado por un blindado que supuestamente estaba reparando. El suceso es, por ahora, truculento, y deberá ser más minuciosamente estudiado.

Los lectores sedicentes de izquierdas bombardean cada vez más los foros de los periódicos pidiendo una retirada de cualquier guerra -aunque den la batalla sobre todo contra aquellas declaradas ''ilegales'', por ejemplo Irak, y no contra cualquier conflicto en general- aunque obviamente estas demandas responden más a una petición ciudadana que a una exigencia, es decir, dado que el partido gobernante es de izquierdas, se presupone que la guerra es justa y necesaria, y por tanto, cualquier arreglo u objeción se puede hacer llegar por medio de la súplica, y no del grito o el piquete.
Con la economía, la sanidad y otros muchos aspectos de la gobernanza ha venido sucediendo lo mismo en los últimos años de la Democracia. La ciudadanía se ha dado cuenta de la mala gestión de sus dirigentes, pero no responde igual ante ellos. Si la denominada 'derecha' ha estado al mando de la nave, entonces cualquier decisión tenaz debía de ser derribada con fuego a discreción, considerando quizá que la derecha, burra, sólo reacciona a palos; mientras que si la sempiterna izquierda, siempre con el progreso en mente, es la que detenta el poder, entonces la queja del pueblo viene siempre en forma de enmienda pacífica.

Estas parrafadas anteriores, más allá de su inmanencia, pueden encerrar la clave del hecho de que sea la izquierda, y no la derecha, la que tenga un electorado más volátil, y al mismo tiempo mayor capacidad de atraer y movilizar a la gente. Como dice mi tío Luis, el valor añadido del PSOE es su pragmatismo, y es verdad. La izquierda es mucho más capaz de transportar las peticiones del pueblo, porque es el pueblo directamente el que se constituyó en poder soberano a la izquierda de la Asamblea Revolucionaria francesa contra el Antiguo Régimen. Me explico: es más creíble que la izquierda declare o apoye una guerra que el hecho de que lo haga la derecha. De ahí que el votante de izquierdas sea más infiel a los suyos (si se me permite la paradoja, pues no puedes ser infiel a algo que no consideras tuyo); el motivo radica en que el político de izquierdas tiene a priori más credibilidad y un compromiso mucho más exigente una vez en el poder, porque los lazos que le unen al débil ciudadano se acercaron a quemarropa desde que el absolutismo fuera desplazado a las bancas de la derecha en el siglo XIX, aunque eso sí, la frustración y el desencanto del votante progresista puede ser mayúsculo.

En definitiva: un programa con tinte izquierdista escalará siempre con menos dificultad entre el espectro electoral que uno de derechas, aunque aquél puede derrumbarse más fácilmente con un escándalo de corrupción, puesto que ésta es mucho más intolerable para un izquierdista. Un político de derechas no puede defraudar, porque la perspectiva que se tiene de él ya es negativa: por eso el PP tiene un electorado fiel, pero al mismo tiempo le cuesta la vida ensanchar su horquilla parlamentaria.

viernes, 1 de enero de 2010

UN 2010 CARGADO DE NADA

Este año no he celebrado la ingesta de 12 uvas en un local, ni las he digerido bailando lo último de Black Eye Peas en un cotillón, ni las he vomitado a la puerta de mi casa. De hecho, ni siquiera he pasado la nochevieja en Sevilla, como los 21 últimos años de mi vida. Esta vez me he quedado en Madrid, pero no para saborear el privilegio de estar de pie durante horas para reservarme un puesto en la Puerta del Sol que nadie hubiera envidiado. He cenado con la arrendadora de mi piso y su familia, además del nuevo inquilino James, que pese a su nombre es tailandés, y la he contado como una experiencia más, porque hasta ahora, el fruto vinícolo me lo había despachado en compañía de los míos.


Ricardo, 31-XII-2009

Como me he ahorrado la fiestuki, también he eludido el resacón del primero de enero. Me he despertado temprano, he leído un periódico antiguo y he conectado con la orquesta de Año Nuevo. Mucho pelo blanco y vejestorio aposentado en un gran auditorio.

Pero es que salgo a la calle y es más de lo mismo. ¿Dónde están mis coetáneos? Todos hombres de edad madura muy abrigados y con las manos en los bolsillos, el pelo canoso surfeando en un viento que trae mucho frío y algunos recuerdos del año pasado, que murió en realidad hace horas. Uno de ellos es una anécdota del 2006, año en que un amigo colombiano de la Universidad Concordia de Montreal me dijo: ''Lo que no me gusta de las fiestas es que, el día siguiente, con la resaca, lo pierdes''. No le faltaba razón. Algo así como paga dos y llévate uno.

Aunque creo que, sin darnos cuenta, ahora estamos perdiendo algo más. El futuro de este país se tiñe de negro sobre el blanco brillante del albor del nuevo año. Los jóvenes que el día de mañana serán viejos capitanes de un barco llamado España acaban de celebrar con petardos, fuegos artificiales y besuqueos que queda un año menos para morir, y un año menos, paradójicamente, de explotación del dichoso Carpe Diem. La entrada del nuevo año trae más paradojas: es nuevo, pero todo lo que acarreamos encima es mucho más viejo.

En Opencor, hoy es el único día del año que el pan viene a casa más caliente que el periódico. Y muchos de los ávidos lectores que se acercaban al estante para ver la portada de El País se echaban atrás. Algunos lo cogían, incluso, pero lo acababan soltando. Caben dos razones. La primera es que los compradores se hayan dado cuenta del detalle de que la edición es la misma del 31 de diciembre de 2009, ya que el 31 no se trabaja. La segunda posibilidad, o aliciente, es que se hayan espantado por un doloroso titular que ineluctablemente se ha repetido durante dos mañanas seguidas: ''Zapatero augura más desempleo en 2010 pese a la salida de la recesión''.