sábado, 20 de marzo de 2010

CRONICAS DE FRANKFURT (I)

Llegar al aeropuerto de Frankfurt-Hahn es como aterrizar en el planeta Pandora pero sin monstruos azules con ojos dorados sino con gigantes rubios de corneas (perdon por las tildes, este primer reporte de guerra se da in situ) azuladas. Uno cree estar comenzando una mision especial desde el momento en que deja el aeroplano y se dirige a la terminal (?) de esta antigua base militar americana.

El avion de Ryanair es mi diablo cojuelo particular desde el que he podido despedirme, un fin de semana mas, de la Espana (o deberia decir Espena) de mis amores no correspondidos. Me ha recibido Alemania, todo un pais avanzado en tecnologia, valores, prensa y transportes.

Pues bien, que pena mas grande que no llevo ni 24 horas en el corazon europeo de las finanzas y ya pongo en cuestion la bendicion de todos los elementos anteriores menos la tecnologia y la prensa. Efectivamente, es inconmensurable que el metro de una ciudad no tenga tornos, ni taquillas, ni apenas vigilantes de seguridad. El suburbano de Frankfurt es el "metro de la buena fe", tan buena que no he podido desperdiciar el placer que produce consumir y no pagar, el placer en definitiva del espaniolito en el extranjero.

De modo que, queda claro, la tecnologia de este pais de urinarios y jaboneros automaticos es indiscutible. Parece ser que la mezcla de civismo y exceso de mejoras tecnicas hace que los germanos vayan de sobraos. Y los periodicos? Entrar en un quiosco de prensa en Alemania es uno de los mayores placeres del mundo, y eso que un servidor lee aleman y ni con la piedra de Rosetta se entera. Pero el olor a bosque talado (aqui hay arboles para regalar) y esa abundancia de cabeceras me han impulsado a llevarme dos. Por menos de dos euros, puedes llevarte tres kilos de periodico tamanio sabana a casa y leer tranquilamente (aunque con la pesadez del diccionario).

Pero he mentado antes valores y transportes. Pues bien, hay que decir algo importante del alquiler de coches, que no todo son trenes. El disgusto ha sido tremendo cuando me han querido aplicar algo que en Madrid no existe: el pago adelantado de la gasolina que presuntamente no llenaria de vuelta. Y claro, ese pasivo no lo tenia yo previsto en mis gastos de viaje. Estaria practicamente inmovilizado si no fuera porque me cuelo en los vagones del metro. (Por cierto, gratis en aleman se dice gratis).

En cuanto a los valores, hoy daba la casualidad de que jugaban aqui Bayern de Munich y Eintracht Frankfurt, y la estacion central de la ciudad se ha llenado de antidisturbios gordetes para intimidar a las decenas de hinchas borrachos y vocingleros que estaban empezando a cargarse la mitificacion que yo me habia hecho de la primera potencia de Europa.

Pero es que este pobrecito pensador esperaba encontrarse con el paraiso sin siquiera pasar el peaje de la muerte? que iluso.

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