martes, 23 de marzo de 2010

CRÓNICAS DE FRANKFURT (II)

EL BAR DON JUAN

Hay un local en una pequeña calle de la capital del Main llamado ''Bar Don Juan''. Como si su dueño hubiera tenido miedo de que los transeúntes no llegasen a reconocer los colores de nuestra bandera, o de que no lograran descifrar el significado exacto de ''tapas'', el indiscutido emprendedor tuvo que recurrir al burlador de Sevilla, con permiso de José Zorrilla y viceversa, para atraer la triste atención de los residentes.

Poco avispado estuvo el empresario, pues de haber sabido que Manolo y Paco son, junto con Gambrinus, los títulos de más éxito en España, esta taberna no estaría tan vacía como se refleja en la foto. Y eso que ni Manolo ni Paco -sí Gambrinus- están provistos de patente industrial, y que tampoco se divisa mucha competencia por tierras bárbaras, ni en lo referente a las tapas ni en lo onomástico.

Si ya hablamos de precios, entonces podemos decir que este local tiene menos futuro que Willy en aguas de Japón. Con sólo ver el marco del establecimiento y la decoración interior, podemos ir añadiendo a una ración de croquetas un coste de valor de mercado de, por lo menos, cuatro euros, con lo que dos piececitas de empanada que ni siquiera han sido importadas de España pueden costarnos fácilmente seis euros.

Hete aquí la desvalorización de una actividad, el tapeo, que no es precisamente para ricos, sino para cualquiera que a un bajo precio desee conspirar, colocar o ver el fútbol al calor de una caña. La caña de España, no de Alemaña.

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